El Atlético hace diana en el Metropolitano
- 68.000 aficionados llenan el campo para la fiesta de la inauguración
- En los prolegómenos del partido se ha rendido tributo a la historia del club
- El gol de Griezmann ha sido el punto culminante del espectáculo (1-0)
16 de septiembre de 2017. Faltan apenas cinco minutos para las 20:45, hora de comienzo del primer partido del Atlético de Madrid en su nuevo estadio, el Metropolitano.
Las gradas están prácticamente repletas para la gran fiesta de la inauguración. A 80 euros la entrada más barata. Solo hay asientos vacíos en algunos palcos VIP y en el rincón donde han colocado a unos pocos seguidores del Málaga, el equipo rival "invitado" a esta fiesta.
Casi 68.000 aficionados rojiblancos están radiantes en el estreno de esta modernísima instalación que ha costado más de 300 millones de euros. Impresionados por las dimensiones del estadio y de su cubierta.
De los restos del fracasado olímpico de Madrid, y tras más de una década de negociaciones en una compleja operación urbanística, una especie de nave abierta al cielo de Madrid se destaca ahora en un extremo del distrito de San Blas - Canillejas.
La llamativa cubierta (46.000 metros cuadrados, según el dossier oficial), un anillo completo que protege los graderíos, deja el hueco suficiente para que al césped le dé la luz y poco más.
Pese a las prisas con las que se ha llevado a cabo la mudanza, sin los accesos por carretera acabados, parece que todo funciona razonablemente bien. Más allá de los atascos previstos, algunos retoques de última hora o una pequeña inundación en la sala de prensa, no han trascendido incidentes graves.
El público ha disfrutado en los alrededores y ha consumido en los bares.
Ondean las banderas conmemorativas que han regalado a cada espectador. Todo está a punto.
El rey Felipe VI, otro atlético más, ya está en el palco. Y con tributos a la historia del club, como un recuerdo a sus cuatro anteriores campos (el del Retiro, el de O'Donnell, el antiguo Metropolitano y el Calderón, aún en pie), se anuncia otro guiño al pasado, al Aviación Nacional con el que se fusionó el entonces Athletic de Madrid en 1939.
La Patrulla Águila dibuja los colores de la bandera de España en el aire, los 22 protagonistas ya están preparados y el locutor, henchido de fervor rojiblanco, patriótico y hasta militarista, anuncia que el balón va a situarse ya en el centro del campo. Lo trae consigo un paracaidista. Un cabo del Ejército del Aire, que se planta exactamente en ese punto.
Una puntería que espera imitar el equipo en esta nueva época. Al cabo de una hora, Griezmann lo ha conseguido.
El momento culminante de la fiesta del fútbol. El gol.
(Y el único del partido).