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'Hijos del fútbol': Amor y temor al fútbol a manos llenas

  • Galder Reguera reflexiona "sobre el fútbol de hoy en día" en su nuevo libro
  • El escritor vasco aboga por "bajar el fútbol a la experiencia personal"
  • En sus páginas critica "el buenismo" que impera en la rivalidad deportiva actual

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'Hijos del fútbol', una pasión compartida

Apuesto a que la mayoría de lectores que se encuentren leyendo estas líneas ha soñado de niño con ser futbolista profesional. De esa mayoría —apostaría de nuevo y ahora todo lo que me quedara—, ni tan siquiera el uno por ciento ha conseguido hacer realidad el sueño.

Para muchos futboleros, entre los que me incluyo, la relación con el balompié ha sido una continua confrontación entre la fascinación y la atracción que siempre nos ha despertado —y despierta aún como espectador y como jugador— con la desilusión y el vacío que te invade cuando —más tarde o más temprano— uno se da cuenta que no va a ser uno de los elegidos y que es mejor dar un paso a un lado cuanto antes para centrarse y labrarse un futuro real.

En el rescate de ese recuerdo de infancia siempre impregnado de felicidad, en la constatación de que ese anhelo acaba convirtiéndose en su "sueño muerto de niñez" y en el temor a que esos pequeños traumas infantiles que se viven en los vestuarios del fútbol base federado alcancen también a sus hijos se basa el libro de Galder Reguera: 'Hijos del fútbol'.

El escritor vasco, responsable desde 2009 de las actividades de la Fundación Athletic Club, trata en esta obra de reflexionar sobre "qué es el fútbol hoy en día". Para llevar a cabo esa introspección a través de sus páginas, opta por "bajar el fútbol a la experiencia personal". "Porque a todos nos gusta el fútbol por una experiencia vital propia", afirma.

"El balón vuelve a ser un problema"

Galder Reguera

Galder Reguera, autor de 'Hijos del fúbtol'. Miguel Ángel Román

El leyente que se encuentre con el ejemplar editado por 'Lince Ediciones' en sus manos viajará a su propia infancia al rememorar con el autor los días en los que él mismo escribe su biografía como futbolista profesional con triunfos y fracasos en equipos reales o ficticios, o a las primeras visitas a un estadio como el viejo San Mamés. A ese templo futbolístico que se bautizó como La Catedral le llevó por primera vez su abuelo, el principal culpable de la inoculación de ese "veneno" que es el fútbol.

Al mismo tiempo comprobará —por fin un libro repara en esta otra cara— cómo puede influir en un niño los malos recuerdos que dejan algunos vestuarios o el cruel rechazo de compañeros y entrenadores sustentado únicamente en el nivel de juego o en el número de goles marcados.

Galder expone su temor ante la posibilidad de que su hijo mayor sea otro "loco" ya que está empezando a verse reflejado en él al oírle narrar sus goles, al levantarse y no llorar pese a hacerse sangre durante un partidillo casual o al ver cómo se desvive durante unas vacaciones por echar una partida más de futbolín. "El balón vuelve a ser un problema", anuncia el progenitor.

"El fútbol es y debe ser un encuentro entre rivales"

Ese legado que el padre teme dejar a sus hijos es realmente una colección de grandes recuerdos y, al fin y al cabo, una confesión sincera de amor al fútbol.

Con matices propios, muchos, y sin huir a la hora de declarar —a contracorriente, hoy en día— las bondades del 'fútbol moderno' o criticar el buenismo que impera actualmente cuando se aborda la rivalidad entre dos equipos. Galder no entiende por qué desde los años noventa los equipos saltan juntos al césped privando así a la afición de silbar o aplaudir en función de su afinidad, él quiere que el Real Madrid pierda siempre porque respeta a los blancos como máximos rivales de su Athletic. "Mi antipatía hacia el Madrid proviene, al menos en parte, de su grandeza", ejemplifica en el libro.

Estructura continua y sin encorsetamientos

Todo el recorrido lo lleva a cabo Reguera sin recurrir a la división en episodios. Hoy en día parece una opción en peligro de extinción la de no dividir la obra en diferentes capítulos aunque eso implique a veces ver títulos usados con calzador o encontrar partes del texto encorsetadas en un encabezamiento.

"La estructura es un cambio continuo de temas para que el lector tenga la sensación de que cada tema salga con total naturalidad, como en una conversación", explica el escritor vasco.

Así, con esta inusual táctica, nos susurra Reguera ese deseo primigenio y aún perenne de ser futbolista y jugar cada domingo en San Mamés arropado por los aplausos, "el único y verdadero sueño de vida en la infancia".

"Soñé con serlo. A veces todavía sueño que lo soy", concluye.