Carlos Vela se despide a lo grande en el triunfo de la Real ante el Sevilla
- Los donostiarras han vencido por 3-1 con gol final del mexicano
- Iñigo Martínez y Zubeldia habían marcado antes para los locales
- Ben Yedder marcó para los andaluces que siguen sin ganar
Ficha técnica:
3.- Real Sociedad: Rulli; Odriozola, Llorente, Navas, Iñigo Martínez; Illarramendi, Xabi Prieto, Zurutuza (Zubeldia, min. 75); Canales (Vela, min. 78), Januzaj (Oyarzabal min. 59) y Willian José.
1.- Sevilla: Soria; Corchía (Nolito, min. 81), Geis, Kjaer, Escudero; Éver Banega, Cruzado, Krohn Dehli (Muriel, min. 81); Ganso (Vázquez, min. 63), Sarabia y Ben Yedder.
Árbitro: Hernández Hernández (Las Palmas). Tarjetas amarillas a Navas, Ben Yedder, Pizarro, Kjaer y Corchia.
Goles: 1-0, min. 17: Iñigo Martínez. 1-1, min. 44: Ben Yedder, 2-1, min. 75: Zubeldia. 3-1, min. 90 Carlos Vela.
Incidencias: Partido correspondiente a la decimoséptima jornada de la Primera división del fútbol español disputado ante 17.205 espectadores en Anoeta. Varios actos de despedida antes y durante el encuentro a Carlos Vela.
La Real Sociedad logró su tercer triunfo de la temporada en Anoeta, donde habían puntuado los últimos rivales, y en un partido serio despidió a lo grande al mexicano Carlos Vela, tras seis años, que se unió a la fiesta con el tercer gol que cerraba una brillante victoria blanquiazul.
El conjunto local salió muy motivado al partido, con un dominio total y ocasiones muy claras para haberse adelantado muy pronto, principalmente porque el Sevilla no encontraba la forma de parar al belga Januzaj.
Dos disparos del joven zurdo estuvieron cerca de batir a Soria, la Real incrementó su presión en el minuto 11, momento justo en el que Anoeta comenzó a aclamar a Carlos Vela en su despedida a pesar de que estaba en el banquillo, y los locales hicieron un esfuerzo para que ésta fuera completa.
Iñigo Martínez se unió al acto en el minuto 17 en otra de las llegadas blanquiazules, un balón sin dueño le llegó a Illarramendi y éste asistió al central de Ondarroa, en este partido ejerció de lateral izquierdo por la baja de los dos zurdos, y que le dedicó su gol a un sonriente Vela.
El conjunto de Berizzo no reaccionaría hasta el minuto 33 cuando una gran acción del Sevilla la remató de manera acrobática el brasileño Ganso en un remate que rozó el larguero, como también rozaría el poste el remate inmediato de Canales, y en el cuerpo de Rulli la siguiente contra de Ben Yedder, en un partido que se convirtió en un toma y daca hasta el descanso.
Los dos equipos pensaban ya en el descanso cuando empató el Sevilla en la mejor jugada de toda la noche, tanto a nivel colectivo como del propio goleador Ben Yedder, especialista en marcar en Anoeta, que hizo un gol de bandera con varios recortes en el área local para superar a un sorprendido Rulli.
Carlos Vela cierra la victoria de su equipo en una noche inolvidable
El equipo andaluz mejoró en la segunda mitad, la Real comenzó a ponerse nerviosa recordando anteriores remontadas de sus rivales en Anoeta y perdió algo de caudal ofensivo cuando su mejor jugador, Januzaj, tuvo que retirarse lesionado y ceder su puesto a Oyarzabal.
Descompuesta la Real se lanzó a por la victoria un Sevilla que ganó con la entrada de Vázquez por un Ganso apagado, el equipo vasco se encerró en su campo y comenzó a sufrir con las llegadas visitantes.
Los donostiarras sufrían y Eusebio movió el banquillo con la entrada del canterano Zubeldia, cambio cuestionado en Anoeta, y en su primer balón, recibido de Oyarzabal, el joven de 20 años batió por bajo a Soria.
Con el viento a favor para los blanquiazules Eusebio apeló a los sentimientos dando entrada a Carlos Vela, que levantó definitivamente al estadio de su letargo para empujar a su equipo a un merecido triunfo a pesar de que Pizarro estuvo a punto de amargarle la fiesta en los últimos minutos con un remate que salió fuera por muy poco.
La estrella mexicana, en el último minuto, puso el broche de oro a su paso por la Real con una gran culminación a una jugada iniciada por Willian José y asistida por Iñigo Martínez, para que Anoeta enloqueciera de alegría.