La RFEF rechaza las acusaciones de Malta y defiende la "absoluta limpieza" de su equipo
- El organismo se reserva el derecho de emprender futuras acciones legales
- "Las acusaciones son rotundamente falsas y extemporáneas", ha afirmado
- Jugadores de Malta denunciaron haber sido drogados con llimones en 1983
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) rechazó tajantemente las acusaciones hechas por algunos jugadores de la selección de Malta que se enfrentaron a España en 1983, en la fase de clasificación para la Eurocopa del año siguiente, y defendió "la absoluta limpieza" de sus internacionales.
"Dichas afirmaciones son rotundamente falsas. Carecen del más mínimo fundamento y son totalmente extemporáneas", aseguró la RFEF después de que algún futbolista de Malta que disputó el encuentro mostrara recientemente sospechas de que los españoles pudieron haber consumido esteroides y de que incluso ellos mismos fueron drogados con limones.
En un comunicado la RFEF confirmó "la absoluta limpieza de sus jugadores" y reiteró que aquel encuentro, jugado el 21 de diciembre de 1983 en el Benito Villamarín de Sevilla "ha sido uno de los partidos más importantes de la historia de la Selección Absoluta, que concluyó con el resultado de 12 a 1 y que sirvió para que España se clasificara para la fase final de la Eurocopa'84, celebrada en Francia, en la que fue subcampeona".
"Solicitamos absoluto respeto para la Selección Nacional, al tiempo que la RFEF se reserva la posibilidad de emprender acciones legales de toda índole contra quienes traten de ensuciar la buena imagen del fútbol español", concluyó el texto hecho público este miércoles por la RFEF.
En un reportaje televisivo emitido recientemente el entonces delantero de Malta Silvio Demanuele aseguró que "la energía que tenían los españoles era algo fuera de lo normal". "Noté que durante el partido les salía un ácido líquido de la boca. Eso pasa cuando se toman esteroides", dijo.
El seleccionador del conjunto maltés entonces, Victor Scerri, también afirmó en el reportaje que en el vestuario de su equipo "entró un hombre pequeño vestido de blanco" y les "ofreció una bandeja de limones cortados".
"Fue lo único que nos ofrecieron. Los jugadores los chuparon y después se sentían mal. Le pregunté al médico: '¿puede que les hayan drogado?'. Porque los jugadores perdieron la cabeza. Espero que España no hubiera hecho eso. Si eso hubiera sucedido, el fútbol estaría totalmente terminado", agregó.