La salida del Giro desde Israel es "cuestión de números"
- Entre llamamientos al boicot, es el acontecimiento deportivo más importante que acoge el país
- La primera gran vuelta que sale de Europa se enfrenta a un gran desafío organizativo
- Un multimillonario financia casi toda la operación, que califica como un “proyecto sionista”
En el plano competitivo, en este Giro todos los focos apuntan a Chris Froome y su reto de convertirse en el vigente campeón de las tres grandes vueltas. Pero la salida de la ronda italiana es en sí otro desafío, organizativo y político, de una magnitud enorme.
No en vano, se trata del acontecimiento deportivo más importante que jamás haya acogido Israel; y de la primera ocasión en sus 101 años de historia en la que la ronda italiana parte desde fuera de Europa.
Las tres primeras etapas, entre este viernes y este domingo, se disputarán en Israel, en medio de un enorme dispositivo de seguridad y de un despliegue logístico sin precedentes para que la carrera prosiga en territorio transalpino el lunes con sus 22 equipos y 176 ciclistas inscritos.
Pero cuando se anunció que la Grande Partenza sería allí, no estuvo tan clara la participación de todos ellos. Dos formaciones de la primera categoría del pelotón profesional tienen como sedes y patrocinadores principales a sendos estados árabes: el Bahrain Merida (de Baréin) y el Team Emirates (de Emiratos Árabes Unidos).
A pesar de algunos llamamientos al boicot lanzados por decenas de organizaciones árabes y de defensa de los derechos humanos, los dos equipos confirmaron pronto que disputarían el Giro. No en vano tienen la obligación de participar en todas las competiciones del calendario de la élite, el UCI World Tour.
Tampoco hubo muchas dudas sobre uno de los equipos en los que recaería una de las invitaciones de la organización. A pesar de que había una decena por encima de él en la clasificación continental de la UCI (la segunda categoría que establece la federación internacional), el Giro reservó una de las cuatro plazas para el Israel Cycling Academy, el primer equipo ciclista profesional que ha tenido el país.
Fundado hace tres años, su victoria más importante ha llegado a las puertas de su Giro por mediación de Rubén Plaza, en la Vuelta de Castilla a León. El español dice que el equipo es un crisol de culturas, con miembros de 16 nacionalidades distintas, y que están para “derribar fronteras”. "Una vez que te montas en la bici y empiezas a sufrir un poco y ves que tienes un compañero al lado que te puede echar una mano, que te puede dar un bidón de agua, que te puede ayudar, te aseguro que no te acuerdas de si es de Israel o se de China”, explica a Efe.
Bartali y la espiritualidad
La organización y el anfitrión de la salida del Giro han querido homenajear a Gino Bartali, ciclista italiano que arriesgó su vida para salvar la de judíos hostigados por el nazismo. Católico devoto, escondió en su bicicleta documentos que supusieron el salvoconducto para un número indeterminado de personas en la Italia fascista.
En vísperas de la salida, el Estado israelí ha concedido la nacionalidad a título póstumo al triple ganador del Giro y doble del Tour de Francia, y le rendirá otro tributo en la primera etapa.
Además, la carrera va a unir simbólicamente dos ciudades santas como Roma y Jerusalén. Todos estos gestos causaron una gran “emoción” al director del Giro, y le convencieron para aceptar el desafío de organizar la salida en Israel, según reconoció el propio Mauro Vegni en declaraciones que recoge Velonews.
Y ello a pesar de que hay un condicionante añadido por la religión. Y es que la primera etapa se disputará antes de lo normal (sobre todo teniendo en cuenta la diferencia horaria con Europa), para que dé tiempo a recoger todo antes de la puesta de sol, inicio del sabbat.
En el lado contrario, las organizaciones propalestinas tachan este acontecimiento como una “enorme operación propagandística” israelí, y pidieron la relocalización de la salida del Giro con manifestaciones incluidas en una veintena de ciudades del mundo ante ante embajadas italianas o suizas, donde tiene su sede la UCI.
No obstante, desde el movimiento internacional BDS (boicot, sanciones y desinversiones), convocante de esas protestas, saben bien que al final es una cuestión económica.
Más claro aún lo tiene el responsable de que el Giro haya recalado en Israel y que ocupa la presidencia honoraria del acontecimiento. Se trata de Sylvan Adams, un judío canadiense apasionado del ciclismo y magnate inmobiliario. “Hago contratos todos los días. No es una cuestión de ingeniería espacial. Son cifras y letras”.
No obstante, no hay transparencia sobre esos contratos. En Italia, paradójicamente, más que el acuerdo con Israel ha sido más polémica la propia financiación a RCS, el grupo empresarial que edita el Corriere della Sera, el periódico conservador por antonomasia del país, y que organiza el Giro.
Al final, la partida de los presupuestos del Estado para esta carrera fue modificada para que no se financie directamente a la empresa, sino sólo los gastos justificados por la "promoción del deporte" y de Italia que hace la corsa rosa.
Aval personal
En Israel, el coste de la carrera ha sido objeto de especulaciones en todos los medios, y se habla de entre 10 y 28 millones de euros, entre lo que recibe RCS y los costes indirectos.
Quien más detalles aporta es el Times of Israel, según el cual 8 millones han sido aportados directamente por el Gobierno. El periódico explica que ha habido problemas para encontrar patrocinadores, pero que la factura global están avalada personalmente por Adams.
Para él, es más que un mecenazgo. Aunque niega un interés político, según la crónica del Jerusalem Post de la presentación de la salida del Giro en Israel, el multimillonario dijo que se trataba de un “proyecto sionista”. El sionismo es el movimiento que defiende un estado para los judíos sobre los territorios del antiguo reino de Israel, los mismos que los de Palestina.
El conflicto en estos términos geográficos se pudo comprobar cuando la organización de la carrera difundió los mapas de la contrarreloj inicial en "Jerusalén Oeste", para diferenciarlo de la zona este de la ciudad, que es palestina. Finalmente, RCS cedió a las presiones de Israel y se refirió sólo a Jerusalén, informa AFP.
Un juego de la confusión en el que cayó hace poco la selección española de fútbol, cuyos jugadores se hicieron fotos ante la Explanada de las Mezquitas, en la parte oriental, y las difundieron en las redes sociales junto al icono de la bandera de Israel.
La federación recibió muchos mensajes críticos por “normalizar” la ocupación israelí, un país que, como tantos otros, no duda en usar el deporte como herramienta diplomática, en plena campaña para que la comunidad internacional reconozca a Jerusalén como su capital.
Debido al conflicto con los palestinos, hasta ahora no ha podido organizar grandes campeonatos internacionales... al margen de los Juegos Macabeos. Pero el ciclismo puede ser la punta de lanza: Adams está construyendo en Tel Aviv un velódromo, el primero del país; y pretende que sea la sede de un Mundial en pista próximamente.
Entre espada y la pared
El llamamiento al boicot deportivo sobre Israel no tiene eco en deportes colectivos y en los individuales se limita a decenas de casos en la alta competición, según una entrada de la Wikipedia que los documenta.
La gran mayoría de los competidores que han protagonizado estas acciones son iraníes y todos proceden de países de mayoría musulmana. Los deportistas se enfrentan a un dilema entre su compromiso político, moral o religioso; y su competitividad y futuro profesional.
Porque además de su eliminación, se enfrentan a sanciones. Por ejemplo, hace unos años la organizadora del circuito profesional de tenis, la ATP, investigó a un jugador tunecino que se retiró alegando una lesión antes de su cruce con un israelí.