El cántaro se rompe en la fuente rusa del Mundial
- La selección española vuelve a estrellarse en un evidente fin de ciclo y de fórmula
- España vuelve a marcharse por la puerta de atrás en un Mundial cuatro años después
- La cónica del España 1-1 Rusia, por Antonio Serrano (Rusia) | Síguenos en @Mundial_rtve
España se ha marchado del Mundial de Rusia 2018 haciendo bueno un dicho del refranero popular: "Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe". Y así ha sido, se ha roto en mil pedazos y ahora será muy difícil recomponer un equipo que ha tocado fondo y en el que se avecina una necesaria regeneración profunda, tras un fin de ciclo más que evidente. Piqué e Iniesta ya se han despedido.
Hay maneras y maneras de marcharse de un Mundial y más cuando la película se resuelve en los penaltis, pero lo que le ha pasado a la Roja ante Rusia no ha sido una cuestión de suerte, sino más bien de una 'crónica de una muerte anunciada'. El equipo ha llegado al choque falto de ideas y con un estilo que ya no da más de sí.
Después de hacer una mala fase de grupos, a pesar de acabar primeros, se espera que España diese un paso al frente en el momento decisivo de un Mundial que no volverá hasta dentro de cuatro años. Argentina y Francia mostraron un día antes lo que se espera de un combinado grande cuando las cosas se ponen serias. También lo hicieron Uruguay y Portugal.
La 'Albiceleste', que pasó de milagro a octavos, luchó hasta el final ante un Francia superlativa, liderada por M'Bappe. Lo mismo ocurrió con los lusos ante los charrúas. Los cuatro dieron ese salto de competitividad necesario para optar a la lucha con los mejores, aunque los argentinos y los portugeses se han quedado en este duro camino a la gloria.
La eliminacion de España ha sido una cosa bien distinta, que empezó mal para acabar peor. La suerte hizo que en apenas un minuto España se quedase con el liderato del grupo, con dos decisiones casi simultáneas del VAR en dos lugares distintos. Esa suerte hizo que el camino de la Roja se aclarara lo suficiente como para poder aspirar a, mínimo, unos cuartos de final.
El combinado de Hierro tenía enfrente al rival más débil de los octavos, Rusia, la anfitriona del torneo, pero ni eso ha valido para estar en cuartos. España no ha sido capaz de superar a un rival llano, sin ideas y que llegaba más justo físicamente de lo que se esperaba.
Los cambios de Hierro en el 'once' inicial, a lo largo de los cuatro partidos que ha durado su equipo en el Mudial, evidencian que las ideas como equipo no estaban nada claras. Pero la culpa no es del malagueño, que se hizo cargo del grupo por sorpresa y a dos días de empezar el torneo.
La larga sombra de Lopetegui
La culpa es de quien ha roto un proyecto que llegaba consolidado al Mundial, el proyecto de Julen Lopetegui. Entre unos y otros la casa se quedó, ya no sin barrer, sino sin escoba con la que barrer. El fichaje por el Real Madrid del vasco y su posterior destitución por parte del presidente de la RFEF, Luis Rubiales, sí que han pasado factura al equipo y mucha, de hecho valen por un billete de vuelta antes de tiempo.
Toda esta película de terror se produjo a solo dos días del debut de España ante Portugal en el Mundial, único partido en el que el conjunto ha dado la cara y muy cerca de lo que se esperaba. Pero solo fue un espejismo, luego llegaron Irán y Marruecos, donde se logró una victoria triste y un empate sobre la bocina, con un pase como líderes del B a octavos.
Las críticas empezaron a recalar sobre unos jugadores, que en cada rueda de prensa se mostraban a la defensiva y muy molestos por los comentarios de la prensa a ese lastrado juego. Una situación enrarecida, en la que la RFEF tampocó sumó para solucionar, alejando cada vez más a los jugadores de la realidad, que se empeñaron en buscar a los culpables al otro lado del micro.
El famoso 'tiqui-taca' que tantos éxitos ha dado a esta selección ha llegado a su fin, y no porque no sea la mejor manera de jugar al fútbol, sino porque hay una generación de futbolistas que han llegado o llegan a su fin y son insustituibles. A las bajas de exponentes como Xavi, Fábregas, Xabi Alonso, Mata o Cazorla hay que sumar que Iniesta y Silva ya no han estado al nivel requerido.
Tan solo Isco podría estar en la senda de ser un digno sucesor, pero el tipo de futbolistas que llegan llamando a la puerta están lejos del estilo practicado desde hace una década. Una manera de entender el fútbol que nació con Luis Aragonés, un sabio que sabía entender el fútbol y que supo echar el cierre a una generación para dar paso a otra, que había nacido para practicar ese tipo de balompié.
Los Asensio, Morata, Rodrigo, Koke, Saúl y compañía necesitan otra manera más directa y veloz de entender este juego. Donde se profundice más y se especule menos. El 'tiqui-taca' solo se puede practicar con hombres clarividentes, que se imaginan la jugada antes de que el balón llegue a sus pies.
Sin duda, la eliminación de España ante Rusia no supone un traspiés inesperado, sino que es el final de una generación y de un estilo que debe dejar paso a otra manera de entender el fútbol, pero, ¿estará la RFEF a la altura de elegir correctamente al nuevo 'Luis Aragonés' que se atreva a derribar esa puerta?