Serena Williams y Kerber pueden con Goerges y Ostapenko y reeditarán la final de 2016
- La estadounidense vuelve a una final tras su parón por la maternidad
- La alemana tampoco acariciaba un Grand Slam desde hace dos años
La tenista estadounidense Serena Williams y la alemana Angelique Kerber serán las protagonistas de la final femenina de Wimbledon, tercer 'Grand Slam' de la temporada, después de imponerse este jueves a la alemana Julia Goerges (6-2, 6-4) y a la letona Jelena Ostapenko (6-3, 6-3), respectivamente.
No hubo demasiada emoción en los duelos y las dos ex número uno del mundo cumplieron con su favoritismo para volver a reeditar la final que midió a ambas en 2016 y que coronó por séptima vez a la de Miami.
Esta volverá a pelear por un grande año y medio después de frenar su actividad para ser madre. La americana buscará su vigesimocuarto Grand Slam en uno de sus escenarios favoritos y donde espera alcanzar a la francesa Margaret Court y tomarse la revancha de la final que perdió con Kerber.
Serena Williams, vigesimoquinta cabeza de serie, no dejó demasiadas opciones a una Julia Goerges que se estrenaba en estas lides en un grande y que apenas pudo contener a su rival, más experta y muy sólida.
De todos modos, el encuentro empezó igualado y con cada una de las jugadoras sin sacar sus servicios con cierta comodidad, pero con 2-2, la alemana no pudo aguantar y recibió cinco juegos seguidos que le costaron el primer parcial.
En el segundo, se repitió el guión y tras una igualdad inicial, la menor de las Williams logró el 'break' y escaparse con un amenazante 5-2 y servicio. Sin embargo, Goerges reaccionó y le devolvió la rotura para tener saque para igualar el partido, pero la americana no le permitió darle más emoción al choque y se llevó en blanco el juego para sellar su boleto para la final.
Kerber frena el ímpetu de Ostapenko
Ahí se topará con Kerber, la cabeza de serie más alta (undécima) que queda en el All England Tennis y que volverá a pelear por el título en la hierba londinense donde parece que ha recuperado el nivel que la llevó a mandar en el circuito.
Pero desde que se coronase en el US Open 2006, no había vuelto a pelear por un 'grande' y puso fin a esta espera después de jugar muy bien sus bazas y su experiencia para controlar a la en exceso impetuosa Ostapenko (30 ganadores pero 35 errores no forzados), también ganadora ya de un Grand Slam, Roland Garros en 2017, campeona junior en Londres en 2014 y que se presentaba en este partido sin haber cedido ni un solo set.
La de Riga, de 21 años, comenzó muy fuerte, pero su rival supo aguantar el aluvión de ganadores que sufrió al inicio del partido y esperar que su solidez terminase por provocar más errores en la letona. Así, con 3-3 y tras haber salvado una bola de break, el partido dio un vuelco y la undécima favorita encadenó seis juegos seguidos para ganar el primer parcial y encarrilar el segundo.
Ostapenko, ya demasiado errática, no encontró la fórmula para volver a meterse en el partido y una nueva rotura le puso la final demasiado cuesta arriba (5-1), aunque aún dio algo de guerra con dos juegos seguidos y una opción de quiebre que puso cierta emoción, pero que no impidió que la alemana sacase cita para el sábado.