Por un puñado de segundos
- Thomas está a 31 kilómetros del triunfo con 2' 05'' de ventaja sobre Dumoulin
- El holandés tiene 21'' sobre Roglic que es tercero con 13'' sobre Chris Froome
- Etapa 20 del Tour 2018 en directo, a las 13:55 en Teledeporte y RTVE.es
En el ciclismo moderno, desde los 90’ hasta hoy, muy pocas ediciones han sido ganadas por escaladores. Es decir, que las diferencias entre las dos tipologías de corredores son mayores en las cronos que en toda la montaña. Desde Induráin, pasando por Armstrong a Froome, son un tipo de corredores altos, potentes y que pasan bien la montaña los que –habitualmente- ganan el Tour. Y casi siempre, gracias a los minutos que consiguen en este tipo de etapas.
Desde hace unos años, el Tour de Francia nos brinda para la crono final unos recorridos atípicos. Sin llegar a tener puertos, diseñan un itinerario quebrado en un intento de equilibrar las diferencias entre escaladores y contrarrelojistas. La idea es evitar que los especialistas consigan mantener un ritmo continuo alto durante la etapa y saquen de dos a tres minutos a los escaladores. La última edición que tuvo una segunda crono llana fue en 2012, cuando Bradley Wiggins certificó su primer y único Tour.
Rampas de hasta el 21% como regalo final
En los 34 kilómetros que separan la salida de la meta apenas hay un kilómetro llano. El recorrido está minado de subidas inesperadas, encerronas y carreteras estrechas propias de Iparralde, el País Vasco-Francés. De hecho, comienza con una subida de cuatro kilómetros, un falso llano y una bajada para afrontar una segunda subida, con su falso llano en la cima, su descenso y una tercera, también con su descenso pertinente. Todas estas tachuelas son cotas no puntuables. No se considera montaña pero es terreno duro. Por si fuera poco, a ocho kilómetros de meta se encuentra una verdadera trampa. Se trata de una subida de un kilómetro al 10,2% con tramos del 21%; aquí el desarrollo elegido (número de piñones adelante y atrás) pueden hacer bailar las posiciones de podio.
El podio es un baile que se juega en pocos segundos
El holandés Tom Dumoulin tiene una ventaja de 19 segundos sobre el potente Roglic. En la bajada del Aubisque vimos a Tom Dumoulin intentar cerrar el hueco con el esloveno. En teoría, tenía que haber sido Froome el más interesado en atar corto a Roglic; esto demuestra el respeto y el temor de Dumoulin a que Roglic pueda acceder al segundo puesto. Puede estar, sin embargo, algo más tranquilo con Froome ya que se encuentra a 32 segundos. Parece una distancia que el holandés puede mantener.
Otra referencia a tener en cuenta es la distancia que hay entre Roglic y Froome, tercero y cuarto de la general. Son 13 segundos. Apenas un piñón que te entre mal, una curva mal tomada que te haga frenar o una mala estrategia. Llegar sin fuerzas a la última subida puede echar al traste todo el esfuerzo de tres semanas. Ya lo vivió Landa el año pasado también en la última crono. El podio se le escapó por un solo segundo. Uno. Una inspiración, ni siquiera un breve respiro. Este año necesita tres para auparse a la quinta plaza, el límite en este 2018 para el alavés y para el resto de escaladores.
Los cuatro primeros son contrarrelojistas
Este escenario era improbable teniendo en cuenta el diseño de los dos grandes bloques de montaña. Con etapas de fondo y 5000 metros de desnivel, etapas cortas y explosivas, y dos muros, el resultado ha sido chocante: Thomas, Dumoulin, Roglic y Froome -cuatro contrarrelojistas- copan los cuatro primeros puestos de la general, a priori inamovibles salvo infortunio. Pero si esta situación es chocante, paradójico sería que ese puñado de segundos se diluciden en una rampa al 21%. Cosas de los nuevos tiempos.