El korfbal, un ejemplo de inclusión en el deporte
- Fue concebido como un deporte inclusivo desde el inicio ya que los equipos los forman cuatro hombres y cuatro mujeres
- El korfbal está implantado en Cataluña desde los 80 y cada vez tiene más demanda en los colegios
En Ámsterdam, en 1902, un profesor de educación física llamado Nico Broekhuysen inventó el korfbal, un deporte cuyo objetivo es introducir el balón en un aro, llamado 'korf' (cesta o canasta en holandés, de ahí su nombre), situado a 3,5 metros de altura.
Si nos quedamos ahí, muchos pensarán que el korfbal es como el baloncesto, sin embargo, lo que verdaderamente distingue a este deporte es que es “el único deporte de balón verdaderamente mixto desde su nacimiento”.
“Hace más de 100 años un profesor de educación física creó un deporte inclusivo desde la base“
“Imagina lo avanzado que es que, hace más de 100 años, un profesor de educación física creara un deporte inclusivo desde la base. Un deporte en el que, obligatoriamente, necesito chicos y chicas en un mismo número para poder formar un equipo. Esto es lo verdaderamente adelantado o progresista del korfbal”, cuenta Luis Rosa, director técnico de la Federación Catalana de korfbal, a RTVE.es.
Y es que en korfbal los equipos, de ocho integrantes, están formados forzosamente por cuatro chicas y cuatro chicos.
“En el equipo todos somos personas y aportamos igual al conjunto, independientemente de que seas una mujer o un hombre. A veces, en un partido es más determinante un chico, pero al día siguiente puede serlo la chica. Aquí la mujer no está infravalorada con respecto a su compañeros”, comenta Olga Gandía jugadora de la selección catalana de korfbal que lleva practicándolo más de una década.
“La mujer no está infravalorada con respecto a su compañeros“
“Ningún sexo destaca más que el otro. Los dos son necesarios. Si tienes un equipo competitivo en chicos, no es suficiente. Si lo tienes en chicas, tampoco. Chicos y chicas deben ser competitivos y complementarios para tener un equipo completo”, añade Irene Figueroa, también jugadora de la selección catalana.
Sin embargo, aunque el korfbal sea mixto, las defensas siempre son individuales y los jugadores solo pueden defender a un rival de su mismo género para evitar la posible diferencia física.
“En korfbal la diferencia física no es esencial. Cierto que el más alto puede conseguir más rebotes pero al no ser un deporte de contacto, la habilidad está por encima de la fuerza física. Generalmente las chicas son las que llevan el peso del ataque porque son más rápidas y más hábiles”, desvela Luis Rosa, uno de los pioneros del korfbal en nuestro país.
El korfbal rompe estereotipos
Jugador de balonmano, en 1992, Luis Rosa conoció el korfbal y desde entonces se ha dedicado en cuerpo y alma a este deporte prácticamente desconocido en nuestro país. Primero lo hizo como jugador, llegando a disputar cuatro mundiales y tres europeos, y ahora, como director técnico de la Federación catalana, lucha por impulsar una disciplina deportiva que apenas cuenta con 1.000 o 1.200 fichas federativas.
“Si lo impartimos desde la base se terminará viendo normal un deporte que iguala a chicos y chicas“
“Hace falta más gente con mentalidad liberal, con una filosofía parecida a la holandesa, que entienda que todos somos iguales y que apueste por este deporte. Aquí lo vemos como algo extraño porque culturalmente no estamos tan adelantados como otras sociedades pero si lo impartimos desde la base, se terminará viendo normal un deporte que iguala a chicos y chicas desde pequeños”, señala.
“Hay que destacar los valores que implica el korfbal. Te enseña la igualdad entre chicas y chicos, que cada persona es necesaria en el campo, que ninguno destaca sobre el otro... todo esto es importante que lo aprendan los niños y niñas, que se les infunda la necesidad de cooperar juntos con un mismo objetivo, siendo cada uno de ellos imprescindibles. Esto lo aprenden para un deporte pero luego lo trasladan al resto de sus vidas por eso creo que en las escuelas es una buena manera de darlo a conocer”, añade Irene Figueroa.
“El korfbal enseña la igualdad entre sexos y que ninguno destaca sobre otro“
En la misma línea Olga García destaca que el korfbal sirve “para romper estereotipos”. "En los recreos se tienden a hacer grupos de chicos y chicas cada uno por su lado. Ellos jugando al fútbol y ellas a otros deportes considerados de chicas... Si el korfbal se empieza a extender y los niños desde pequeños ven que pueden compartir un deporte que gusta a ambos géneros eso haría que, a la larga, no se continúen determinados tópicos o clichés”.
En este sentido, Luis Rosa asegura que la federación catalana de korfbal (una federación pequeña y de solo dos trabajadores) está “sobrepasada” en los últimos años. Les reclaman tanto desde las concejalías de deporte como las de igualdad para que vayan a promocionar el korfbal en los colegios.
“Cerca de 35.000 escolares lo practican cada año. Es menos de lo que nos gustaría porque tenemos más demanda, pero no damos abasto”, se lamenta.
Un deporte extendido en Cataluña y desconocido en el resto de España
Pero estas cifras se concentran todas en Cataluña porque fuera de ahí, el korfbal en nuestro país es, prácticamente, inexistente. Tanto, que la Federación Catalana de korfbal es la única que compite a nivel internacional como Cataluña.
“El CSD considera al korfbal una rama del baloncesto“
“Tenemos un trato de favor de la Federación Internacional de Korfbal (FIK). Nosotros queríamos competir y, en principio, nos dijeron que no porque no somos un país sino una región. Al final, tuvimos que invitarles aquí, mostrarles el nivel y hacerles ver que si no competíamos como Cataluña no habría participación española porque desde el CSD nos decían que el korfbal no existía y que es una rama del baloncesto”, desvela Luis.
Así fue como, desde 2005, Cataluña ha logrado competir a nivel internacional y dejando el pabellón alto.
“Hemos conseguido ser cuartos del mundo y terceros de Europa, nuestra única medalla por ahora. Este es un éxito brutal porque, compitiendo como Cataluña, le hemos plantado cara a países como Holanda o Bélgica donde este deporte es centenario”, agrega Rosa.
¿El korfbal en los Juegos Olímpicos?
Sin embargo, ese trato de favor que les dispensa la FIK no lo encuentran en el COI, que no les permite participar en los World Games, evento deportivo en el que participan todos aquellos deportes que aspiran a ser olímpicos.
“Aunque por ranking tendríamos que participar, lógicamente no somos un país y como es una competición para países no estamos”, comenta con pesar Luis Rosa, que desearía que el korfbal tuviera “más apoyo institucional” en nuestro país y que en un futuro pudiera competir en unos Juegos Olímpicos.
“Este deporte es mixto desde sus orígenes… así que ¿por qué no apostar por un deporte igualitario para unos Juegos?“
Y es que, tanto Luis como Olga e Irene, están convencidos de que, tarde o tempano, el korfbal llegará a ser deporte olímpico.
“En Amberes y Holanda, en los Juegos Olímpicos de 1920 y 1928, ya fue deporte de exhibición. Y en los últimos años la Federación Internacional está intentando que tenga todos los requisitos para poder entrar, para hacerlo más atractivo”, cuenta Rosa.
Razón no les falta ya que el COI está apostando cada vez más por los deportes mixtos y en Tokio 2020 habrá hasta 18 pruebas de categoría mixta, el doble de las que hubo en Río 2016.
“Esta federación no adapta un deporte X para hacerlo más inclusivo. Este deporte es mixto desde sus orígenes... así que ¿por qué no apostar por un deporte igualitario para unos Juegos?”, reflexiona el director técnico de la Federación Catalana de korfbal.
Mujeres y hombres arbitrando korfbal
En el apartado arbitral, el korfbal también va por delante. Los encargados de dirigir los encuentros son dos técnicos, uno principal y uno asistente, y aunque en las reglas no esté escrito que deban ser un hombre y una mujer lo cierto es que se ven numerosas parejas arbitrales mixtas.
Olga García, que además de jugadora de Cataluña es árbitro internacional, asegura que “siempre” se ha sentido “muy respetada y animada a seguir adelante” en un mundo, tradicionalmente, de hombres.
“Nunca he tenido ningún problema con la afición o con jugadores por el hecho de ser mujer. Al final siempre llegan quejas, pero es que todo el mundo se queja de los árbitros, independientemente de que seas hombre o mujer”, finaliza.
¿Qué es el korfball?
Es un deporte de pelota que se juega con las manos y cuyo objetivo es meter el balón dentro de un aro que está situado a 3’5 metros de alto. Esta canasta está situada dentro de la pista, no al final, y no tiene tablero por lo que se puede anotar desde cualquier ángulo de la pista, incluso por detrás.
Cada tanto anotado vale un punto independientemente desde donde la meta.
Las medidas de las pista son de 40x20 metros, estando dividida en dos cuadrados de 20x20m. Los partidos se disputan en dos partes, de 25 minutos cada una, a tiempo parado.
¿Cómo son los equipos?
Cada equipo está formado por ocho jugadores en pista, cuatro hombres y cuatro mujeres, más otros cuatro en el banquillo (dos y dos).
¿Cómo se juega?
En cada equipo, cuatro jugadores (dos chicos y dos chicas) componen el cuadro de ataque y los otros cuatro forman el cuadro de defensa. El cuadro de defensa juega siempre en su campo, encargándose de defender su aro. El cuadro de ataque juega siempre dentro de los límites del cuadro contrario y se encarga de anotar. Es decir, que, en cada mitad del campo hay ocho jugadores y no pueden salir de ahí. El cuadro de defensa cuando llega a medio campo debe pasar el balón a un compañero atacante que son los encargados de anotar.
Cada dos funciones se cambia de canasta. Es decir, cuando hay un parcial de 2-0, 0-2 ó 1-1 todos cambian sus roles. Los defensas pasan al ataque y los atacantes pasan a defender
Cuando un jugador tiene el balón en las manos solo puede pivotar, pasar a un compañero o lanzar a canasta (si es del cuadro de ataque). Todo lo demás es infracción. Los jugadores no se pueden mover botando la pelota. Solo se desplazan los jugadores que no tienen el balón. Un jugador nunca puede quitarle el balón a un rival de las manos. El balón solo cambia de posesión si meten canasta, si se va fuera de los límites o si un jugador intercepta en el aire el tiro de un rival a un compañero.