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Fútbol

El fútbol popular: las aficiones se organizan para democratizar los clubes

  • Un grupo de sportinguistas pide al ayuntamiento de Gijón la expropiación de otra SAD en crisis
  • Unionistas (Salamanca) es un caso de autogestión exitosa y se mira en el espejo del Eibar

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Aficionados del Sporting protestan en contra de la directiva de su equipo
Aficionados del Sporting protestan en contra de la directiva de su equipo (2017)

Mientras los grandes estamentos del fútbol se han lanzado en una carrera de competiciones para la superélite (desde la ampliación de la Supercopa española y el Mundialito hasta la creación de una Superliga europea), desde la base se suceden otros movimientos en sentido opuesto: son quienes reivindican el “fútbol popular”. Y sus proyectos son igual de ambiciosos: quieren democratizar los clubes.

Es el caso de la iniciativa que acaba de lanzar un grupo de aficionados del Sporting de Gijón, que proponen la socialización de la entidad centenaria mediante una expropiación de las acciones del presidente, al que acusan de mala gestión.

Para ello, la plataforma Tu Fe Nunca Decaiga (TFND) pretende implicar al Ayuntamiento mediante un proceso participativo doble: primero se van a lanzar a recoger las firmas de al menos el 10% del censo local para obligar al consistorio a debatir su petición, que se completa con la convocatoria de una consulta popular para refrendar el plan.

En su proyecto para un nuevo Sporting [pdf], nadie podría comprar más de diez acciones.

“No podemos soportar más tiempo una gestión basada en un máximo accionista con vocación hereditaria mientras el resto de aficionados y pequeños accionistas prácticamente no tenemos ni voz ni voto”, explica el presidente de la asociación, Diego del Valle, a RTVE.es.

Este sportinguista enumera un largo memorial de agravios contra el patrimonio del club desde su “precipitada” y forzosa conversión en sociedad anónima deportiva (SAD) en 1992. Entre ellos, llama la atención la venta de las marcas y símbolos, ahora recomprados al Ayuntamiento de la ciudad asturiana.

Es uno de los clubes con más masa social (la SAD tuvo 7.500 suscriptores diferentes). Y si logran sacar adelante el proyecto será pionero en el fútbol profesional en España.

Del Valle explica que antes de plantear la expropiación intentaron negociar con la familia Fernández que controla el club, pero dicen que ni siquiera obtuvieron respuesta.

Tampoco este medio ha conseguido recabar la opinión de la directiva a pesar de las repetidas peticiones que le ha dirigido al departamento de comunicación.

Cercanía y voluntariado

En contraste, RTVE.es ha charlado largo y tendido con uno de los responsables de Unionistas de Salamanca, un club creado en 2013 y que ha ascendido ya tres categorías, hasta Segunda B, con un proyecto autogestionado y el principio de un socio, un voto (el mismo que inspira ya a otros cuantos clubes más modestos, como la UD Ourense y el también gijonés Ceares, en Tercera; o el Club de Accionariado Popular Ciudad de Murcia y el Atlético Club de Socios, en Regional, con esa declaración de intenciones desde la denominación).

“Nos tiramos a la piscina. Lo que en principio iba a ser un pequeño equipo se ha convertido en uno prácticamente profesional”, aunque todo el trabajo de gestión es voluntario, explica el unionista Nacho Sánchez. Las tareas las llevan a cabo unas 50 personas, que dedican “todo su tiempo libre; algunos incluso más que a su trabajo remunerado”

Después de seis años, admite que empiezan a notar el desgaste, pero también dice que reciben nuevos ofrecimientos de colaboración. “Todo sea por el recuerdo de la Unión Deportiva Salamanca” y las nueve décadas de historia desde su constitución (entonces como Unión Deportiva Española) hasta la disolución de la SAD.

Hemos perdido la cuenta de la cantidad de equipos tradicionales que han desaparecido

“Ya hemos perdido la cuenta de la cantidad de equipos tradicionales que han desaparecido”, dice este miembro de la directiva de Unionistas, que a su vez forma parte de la Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español (Fasfe), una plataforma muy crítica con el modelo de las sociedades anónimas que se introdujo en la Ley del Deporte de 1990.

“El problema es que el poder recae en una o dos personas; a veces en un fondo de inversión que no tiene vinculación con la localidad. Nosotros creemos en un régimen más democrático. Es más justo y además es más difícil que desaparezca un club como la Unión. Por eso nos constituimos como un club deportivo y tenemos una asamblea para tomar las decisiones importantes”.

A expensas de una reforma de la ley (hace poco el Gobierno presentó un proyecto, pero ha decaído con la disolución de las Cortes), si Unionistas subiera ahora a Segunda tendría que convertirse en SAD. Sánchez tiene claro que un eventual cambio de modelo tendría que tomarlo la asamblea, pero también ve “con muy buenos ojos” el modelo del Eibar, que cuenta con 11.000 accionistas.

Más ambiguo, o quizá no, es cuando se le pregunta por una eventual cooperación con otros clubes de la ciudad. “Nosotros somos un equipo homenaje a la UDS y no nos parece bien que otros equipos se intenten pasar por aquella utilizando su simbología. Si cesasen en esa actitud…”

La tensión aumenta a las puertas del derbi, el partido más importante de la temporada en la provincia, el próximo fin de semana ante el Salamanca CF UDS, un club controlado por un inversor que ya ha anunciado su intención de convertirse en SAD.

Comparten deporte, ciudad, pasado y categoría. Van muy igualados en la clasificación. Les dividen los símbolos. Les une la pasión. ¿Son compatibles, más allá de la sana rivalidad?