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Atletismo

El keniano Kerio y la etíope Insermu destrozan los récords del maratón de Madrid

  • Además, Javi Guerra, quinto, ha pulverizado la plusmarca española en la 42ª edición de la prueba

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El keniano Kerio y la etíope Insermu destrozan los récords del maratón de Madrid

El keniano Reuben Kerio, con un ataque a cinco kilómetros de meta, y la etíope Shasho Insermu, en solitario desde el 15, han pulverizado, con marcas de 2h08:18 y 2h26:24 los récords del maratón de Madrid, en el que Javi Guerra --quinto-- ha logrado el mejor registro español de la historia con 2h10:19, mínima olímpica.

Los kenianos Kipkemoi Kipsang, segundo con 2h08:58, y Kiprotich Kirui, tercero con 2h09:05, también corrieron por debajo del récord anterior, y Guerra mejoró en dos minutos la marca que en 2008 le dio el triunfo al madrileño Chema Martínez.

Guerra, radiante de alegría, se envolvió en la bandera española después de cruzar la meta con un tiempo que mejoraba, incluso, sus previsiones más optimistas en un trazado tan duro como el madrileño y a una altitud superior a los 600 metros.

Insermu ganó por quinta vez un maratón y causó todavía más destrozos en el récord femenino de Madrid, rebajándolo en más cuatro minutos. También la segunda, su compatriota Fetale Tsegaye, segunda con 2h27:06, corrió por debajo del récord madrileño, y Beshadu Bekele completó el triplete etíope con 2h32:16.

Los récords del maratón de Madrid estaban en poder de los kenianos Ezekiel Chebii (2h09:15 en 2014) y Valentine Jepkorir Kipketer (2h30:40 en 2018).

Por primera vez en su historia el maratón madrileño se corría en sábado. Los organizadores tuvieron que adelantarlo en un día para no coincidir con las elecciones generales.

Un total de 33.265 corredores inscritos, entre el maratón (9.466), el medio maratón (15.799) y los 10 km (8.000), aprovecharon la jornada de reflexión para ocupar las calles céntricas de Madrid en la 42 edición de la carrera, que ostenta la etiqueta oro de la IAAF (la más alta; que en España solo tienen también Barcelona y Sevilla).

Las condiciones meteorológicas se presentaban idóneas para la 42ª edición de la prueba: 10 grados en la salida, cielos despejados y sin viento, para enfrentarse a un recorrido difícil, que partiendo de Colón ascendía hasta las Cuatro Torres, el punto más alto (730 metros), para bajar por la Puerta del Sol hasta la Casa de Campo (580) y atacar el último tramo en ascenso hasta la Plaza de Neptuno.

Javi Guerra, el mejor maratonista español en la actualidad (2h08:36), debutaba en Madrid con el reto de aguantar lo que pudiera junto a los africanos en el undécimo maratón de su vida.

El ugandés Timothy Toroitich, omnipresente en la temporada de cross española (quinto en el Mundial de 2013), ejerció de liebre junto al keniano Emmanuel Bett. Pasaron el km 10 en 30:39. Rodeado por una docena de africanos, Guerra era el único blanco del grupo.

La insistencia de Toroitich, que tenía el compromiso de tirar hasta el km 30, terminó por desgranar la cabeza. Pasaron por el km 20 en una hora y 40 segundos y por el Medio en 1h03:54, por debajo de los parciales del récord de la prueba.

Subieron por la Gran Vía y bajaron por Preciados para desembocar en Sol y continuar por la calle Mayor hacia el Palacio de Oriente, rumbo a la Casa de Campo, hábitat natural de grandes fondistas españoles como el propio Javi Guerra.

Una vez retirado Toroitich en el punto pactado, quedó al frente el keniano Kiprotich Kirui y Guerra resolvió que había llegado el momento de seguir a su ritmo. Se quedó solo y seis se fueron por delante en el encinar para acometer la parte más dura de la carrera.

En su primera experiencia en España, Reuben Kerio, el más menudo del grupo delantero, tomó el mando en el km 37 y nadie tuvo respuesta para su ataque.

La carrera femenina estuvo mucho menos disputada. Las primeras pasaron por el km 10 en 35:41 con una liebre de lujo: Jesús España.

Insermu, con una marca personal de 2h23:28, se fue por delante, junto con la liebre masculina Kebede, a la altura del km 15. Por el medio (1h13:00) tenía 20 segundos de ventaja sobre las perseguidoras, un minuto por debajo del récord, y a partir de ahí su ventaja no dejó de crecer.