Titan Desert, cuando el ciclismo y la aventura se dan la mano
- Así ha sido la edición 2019 de una carrera hecha para titanes
La Titan Desert es un parque de atracciones para un periodista deportivo. Mires donde mires hay una historia digna de ser contada. Pero, por si fuera poco, la imagen en nuestro caso de la televisión acompaña y mucho. Un caramelito. Casi es difícil que un plano por sí solo no cuente cosas.
Nuestro cámara Carlos Noguera (apodado a sí mismo “Carlos del Desierto” cada vez que llamaba al control central) se pasaba el día sin parar de rodar. Un problema para su espalda y para un servidor: encargado de resumir todo eso para los Telediarios o para, como es este caso, hacer un vídeo resumen de esta edición. Después de visionar las horas de grabación que trajimos del Sáhara decidimos que no había otro camino: había que contar muchas más cosas que allí, por las prisas o la falta de tiempo, se nos quedaron en el tintero.
La Titan guarda tantas historias como granos de arena en el desierto que atraviesa. Sólo hay que rascar un poco en cualquier participante. La aventura de primerizo de 'Purito', peleado con su GPS desde el primer día, la clase de 'Monsieur Tour de France' Sylvain Chavanel, la potencia de tándem de Ignacio y Joan que parecía ir sobre raíles, la astucia de Josep Betalú, zorro del Desierto, de Anna Ramírez que gobernó la categoría femenina con puño de hierro... pero si hay una historia que nos conmovió a todos en esta edición de 2019 fue la de Alex Roca.
"El límite lo pones tú"
Con un 76% de discapacidad física. No he conocido a nadie con tantas limitaciones físicas que tenga tan pocas. Un personaje homérico, inspirador ¿Su mantra? “El límite te lo pones tú”. Y él lo cifró en acabar esta carrera, algo que ya intentó en 2018. Lo consiguió arropado de un equipo que el propio Alex denominaba “su Barça”. Y ganaron en Marruecos su particular Champions.
Héctor, Mari Carme, Daniel, Sara, Luis, Ramona... son casi 700 los nombres que no se me borran de la mente. Los valientes que atravesaron el Sáhara. Uno por encima de todos, el de Fernando Civera. Él no lo consiguió: se quedó en una duna después de sufrir un infarto. El primer fallecido en los 14 años de historia de la prueba. Dicen los que encontraron su cuerpo que tenía el gesto relajado, sereno, que murió feliz. Estaba haciendo lo que le gustaba: sufrir sobre la bici, ponerse retos... en su caso un reto imposible.
La muerte de Fernando reabrió un debate sobre los límites de este tipo de pruebas de ultra fondo que ponen el cuerpo al límite. Los médicos sabrán si endurecen o no los requerimientos para apuntarse a carreras de este tipo. Sano no debe ser, desde luego. Viendo sobre el terreno a qué se enfrentaron los participantes lo puedo decir alto y claro. Hacen honor a su nombre. No son personas, son titanes.