Gwangju, el lugar donde Corea del Sur se encumbró a costa de España (con ayuda de Al Ghandour)
- 17 años después de aquel polémico partido de fútbol, la ciudad surcoreana vuelve a acoger un Mundial, ahora de natación
- Sigue el Mundial de Natación en directo, del 12 al 28 de julio en Teledeporte y +tdp
¿Cuál es el momento más memorable de la historia surcoreana desde su independencia? Esa fue la pregunta que hizo hace tres años la televisión nacional. Y la respuesta más repetida, esta: la victoria de su selección ante España en los cuartos de final del Mundial de fútbol de 2002 en Gwangju.
Desde luego, para los aficionados al deporte en España ese es un partido difícil de olvidar, aunque desde aquí más que nada por el arbitraje del egipcio Gamal Al Ghandour y sus asistentes, cuyos fallos clamorosos fueron decisivos en el resultado final: la selección anfitriona se impuso en la tanda de penaltis.
Pues según la encuesta encargada por la cadena pública MBC, y que recogió Efe, un 29% de los surcoreanos considera que aquel fue su momento favorito de la historia moderna del país, seguido de la celebración de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, con un 19%; y el tercero, con un 6% por ciento, la campaña de recogida de oro en la que los ciudadanos se volcaron para salvar la economía del país tras la crisis financiera de 1997.
Puede parecer exagerado, pero aquella victoria futbolística tuvo su importancia para el país, ya que fue la primera y única vez en la historia que un equipo asiático alcanzaba para las semifinales de la Copa del Mundo.
Y como otros grandes acontecimientos de la historia surcoreana ocurrió en Gwangju, que literalmente significa provincia de la luz, hoy un área metropolitana enclavada en la provincia de Jeolla del Sur, en la región meridional de Honam.
La revuelta de los estudiantes
Gwangju fue el lugar donde los estudiantes se levantaron contra el régimen militar en 1980 para pedir reformas democráticas. La represión de las protestas (que el poder quiso hacer pasar por un complot comunista) fue una auténtica masacre que todavía se investiga.
A 35 grados de latitud norte (como Melilla), y a 47 metros sobre el nivel del mar, Gwangju es la sexta ciudad más poblada de Corea del Sur con un millón y medio de habitantes.
En el extremo opuesto a Pyeongchang —donde el año pasado se celebraron los Juegos Olímpicos de invierno—, su clima en general suave convierte a esta región en el granero del país, aunque en verano la humedad es alta por el efecto del monzón. En julio es precisamente cuando más llueve, aunque los chaparrones no suelen parar la vida de la ciudad, que presume de una gran oferta cultural y de su gastronomía.
El deporte también ocupa un lugar importante en la sociedad de Gwangju, en particular el béisbol, deporte favorito de los surcoreanos por delante del fútbol o el taekwondo. De hecho, además de algunos partidos de aquel Mundial que el país organizó junto a Japón, esta localidad también fue sede de la Universiada 2015.
Y precisamente en el centro acuático construido para ese acontecimiento es donde se desarrollará la competición de natación y saltos de trampolín de este nuevo campeonato del mundo.
Para el waterpolo, la natación artística y los clavados, se han instalado piletas provisionales en recintos que habitualmente acogen otros deportes; mientras que la competición de aguas abiertas tendrá lugar en Yeosu, un poco más al sureste.
Allí, en el estrecho de Corea, convergen los mares de la China Oriental y de Japón. Y allí se congregarán también los mejores nadadores del mundo en una de las primeras pruebas del Mundial que tendrá lugar entre el 17 y el 29 de julio. [En Corea del Sur son siete horas más que en la España peninsular].
Pancartas ‘oficiales’ y pancartas prohibidas
Antes de empezar el campeonato, la ciudad de Gwangju ya se está volcando con los deportistas. Una de las primeras delegaciones en llegar fue española, con su avanzadilla de la natación sincronizada, que fue recibida por el mismísimo alcalde de la ciudad,
Lee Yong Sup, y decenas de personas con varias pancartas de bienvenida en coreano, español y firmadas en inglés por “aficionados ciudadanos”.
Al mismo tiempo, la web del comité organizador publicó en varios idiomas una serie de normas de conducta para los participantes y el público, desde algunas elementales de seguridad hasta otras más sorprendentes, como la prohibición de introducir a los recintos botellas a no ser que les retiren el adhesivo de la marca para “proteger los derechos del patrocinador” del agua oficial del campeonato.
Pero la regulación también entra en la libertad de expresión al prohibir la entrada con cualquier elemento impreso que contenga mensajes “críticos”. RTVE.es pidió más concreción al correo oficial del Mundial, pero no ha obtenido respuesta.