Celia Fernández, de la gimnasia al circo y de la consultoría a los acantilados
- Esta ingeniera se ha tomado vacaciones para ir a Gwangju apenas año y medio después de debutar en los saltos de gran altura
- Sigue el Mundial de Natación en directo, del 12 al 28 de julio en +tdp y RTVE.es
De la carrera de ingeniería en Madrid a trabajar en un circo en Macao, Celia Fernández dio un gran salto hace unos años. Ahora, sin metáforas, hace historia con sus saltos al agua desde 20 metros o más.
Va a ser la primera española que participe en la modalidad más espectacular, arriesgada y reciente del programa del Mundial de la Federación Internacional de Natación, entre el lunes 22 y el martes 23 en en Gwangju.
Allí se darán cita una quincena de competidoras. Serán prácticamente todas las que lo practican high diving, como se dice en inglés. “En activo somos menos de 20”, explica por teléfono a RTVE.es en un hueco entre su jornada laboral (trabaja como consultora en la industria farmacéutica) y su preparación física.
“En invierno no pasa nada porque entreno cuando puedo, pero en verano, para ir a las competiciones, se complica”. “Otras saltadoras también lo compatibilizan con estudios o con algún espectáculo, pero en un trabajo normal yo soy la única”, añade pendiente de su agenda laboral y del saldo de vacaciones.
Una organización que ya aprendió de niña, cuando estuvo hasta los 12 años compitiendo a alto nivel en gimnasia artística. “Seguí un tiempo más a menor nivel”, pero no fue hasta acabar la universidad, más o menos, cuando se apuntó a los saltos de trampolín “por pura diversión”. Cuenta que entonces le surgió un casting para un espectáculo en Asia y con 24 años se plantó en Macao, donde coincidió con el pionero español del high diving, Carlos Gimeno (que se quedó a las puertas de la final en Kazán 2015).
De sueño en sueño
Allí fue aumentando poco a poco de altura para hacer de saltimbanqui desde 17 metros, explica. Pero la vida le llevó de vuelta a su país. “Empecé a trabajar como cualquier persona y me faltaba la adrenalina. Así que me tomé un poco más en serio lo de saltar para ver si me invitaban a alguna competición. Y el año pasado lo conseguí”, relata. Fue en Bosnia, desde el icónico puente de Mostar.
Cinco competiciones después se plantó en una prueba de la Copa del Mundo, clasificatoria para el Mundial, y logró el billete. “Hace un año y medio ni me lo podía imaginar”.
Ahora entrena en el centro de alto rendimiento de Sant Cugat, aunque allí en plataforma de 10 metros, desde donde se hacen los saltos más altos de la competición tradicional. La mitad que los suyos. En Gwangju, como en los tres anteriores Mundiales en los que se incluyeron los grandes clavados, se ha hecho una instalación provisional para el campeonato anexa a un campo de fútbol.
Es diferente en algunas pruebas que organiza Red Bull, patrocinadora habitual de deportes extremos, como por ejemplo en Azores, donde Fernández compitió a finales de junio gracias a una invitación que fue “un auténtico regalo”. “Siempre que me preguntaban adónde quería viajar respondía que a estas islas”.
Más allá del resultado —quedó la última— se queda con la experiencia y su capacidad de superación, ya que sufrió varios problemas. “Teníamos que hacer dos saltos desde rocas y yo era la primera vez que saltaba desde las rocas. Si lo hacías como normalmente desde en una plataforma, te chocabas contra ellas. Para evitarlo, en el entrenamiento me pasé de largo y me di una buena leche. Me quedé un poco sin respiración y me dañé una costilla”, narra la saltadora, que se recuperó para volver a saltar en solo unas horas “con un par”.
“A cada mínimo desvio acabas en el hospital“
Y dice que tuvo “suerte, porque a cada mínimo desvió acabas en el hospital”. De hecho, si no hace en condiciones de seguridad, es una práctica que puede ser mortal.
El circuito de la marca de bebidas consta de siete pruebas por todo el mundo, la última en Bilbao, donde Fernández también va a participar en septiembre. Pero antes va a Gwangju con un objetivo fundamental: “Disfrutar, no agobiarme e ir cogiendo tablas”.
“Si quedara entre las 12 primeras me puedo ir bailando”. “La suerte es que un deporte en el que se puede hacer con más años”, dice. Y cita a los pioneros Orlando Duque o Ginger Huber, que siguen saltando bien entrados en los 40. “De momento yo tengo 30 años y estoy empezando”. Quién sabe los brincos que dará hasta entonces.