Dressel y un puñado de jóvenes talentos toman el relevo a un año de Tokio 2020
- En un Mundial que no se ha librado de la sombra del dopaje, el estadounidense ha ganado seis oros y ha mejorado los hitos de Phelps
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Uno de los atractivos de este Mundial era ver cómo se desenvolvían los jóvenes llamados a tomar el relevo de las estrellas de la natación. Y a un año exacto de los Juegos Olímpicos han cumplido con creces las expectactivas liderados por un inconmensurable Caeleb Dressel.
- Todos los vídeos y las noticias del Mundial de natación de Gwangju, en el especial de RTVE.es
El nadador de Florida ha logrado seis medallas de oro y dos de plata, un hito que le convierte no solo en el mejor del campeonato, sino en algo más. Con 22 años y en su segundo Mundial ya es el cuarto en el medallero histórico de esta competición.
Ningún nadador había conseguido tanto en tan poco tiempo. Para ello, como en Budapest 2017 (donde consiguió siete oros en total), ha tenido que ser capaz de ganar hasta tres finales en una misma sesión.
Además, batió el récord del mundo de los 100 mariposa del mítico Michael Phelps.
Y detrás de él vienen empujando igual de fuerte otros cuantas valores, que se presentaban en Gwangju como promesas y salen de Corea del Sur como favoritos para Tokio 2020, empezando por la también estadounidense Regan Smith, la espaldista que con 19 años ha logrado dos y ha destrozado dos récords mundiales.
El otro que machacó una plusmarca mundial fue el húngaro Kristof Milak, también de 19. Y lo hizo nada más y nada que menos en en los 200 mariposa, que también estaban en poder de Phelps.
Si el mejor nadador de la historia ya tiene sucesores, la mejor, Katie Ledecky, parece que también. La estadounidense vio cómo en los 400 libres la superó Ariarne Titmus, último talento de la natación australiana de 18 años.
Por si fuera poco, en la última jornada del campeonato se presentó la última niña prodigio de la natación mundial, Benedetta Pilato. Con solo 14 años, esta italiana se subió al podio en los 50 braza junto a las dominadoras de la especialidad de los últimos tiempos, Lilly King y Yuliya Efimova, quien prácticamente le dobla en edad.
Entre filtraciones y martillazos
El mismo podio donde los dos primeros días de competición tuvieron lugar sendos incidentes que han dado mucho que hablar. En los 400 libres se impuso el chino Sun Yang al australiano Mack Horton. La rivalidad entre ambos viene de lejos y en Río 2016 el oceánico presumió de haber vencido a un tramposo, recordando que el asiático había sido sancionado por dopaje en 2013.
En Gwangju fue al revés y Horton le negó el saludo y se negó a subir al cajón en la ceremonia de premiación, lo que sirvió para airear a todo el mundo no solo su mala relación, sino otro escándalo que se había tapado hasta entonces.
Resulta que el pasado mes de septiembre Sun fue sometido a un control sorpresa, negó la autoridad de los agentes antidopaje y sus ayudantes rompieron a martillazos la muestra recogida, todo ello según filtró la prensa antes del Mundial.
La federación internacional (FINA) cerró el caso admitiendo las alegaciones del deportista por defecto de forma y le dejó competir, pero el caso se ha reabierto por el recurso de la Agencia Mundial Antidopaje.
El día siguiente, el británico Duncan Scott (otro de los grandes de este campeonato) también mostró su incomodidad de compartir foto con Sun, a lo que el chino reaccionó de forma airada. La FINA se lavó las manos con una advertencia en la que ponía al mismo nivel la actitud de todos los que llevaron a cabo “conductas inadecuadas” en el podio.
Pero resulta que Australia, que se había situado en primera línea de la reivindicación de la limpieza, se vio salpicada después por otro caso de presunto dopaje. Una de sus nadadoras, que renunció días antes del Mundial “por motivos personales” según su propia federación, en realidad lo hizo porque dio positivo en un control.
Ella ha negado que se haya dopado y el caso sigue bajo investigación, pero eso no ha evitado las acusaciones de hipocresía contra los responsables de su equipo, que se han defendido alegando que, a no ser que la implicada quiera, ellos no podían informar antes por el compromiso de confidencialidad que rige estos procesos.
Por si fuera poco, parece que también es imposible cerrar un gran campeonato sin la sombra de la violencia de género. Y es que un competidor húngaro fue detenido tras una denuncia de acoso sexual a una mujer. La policía le dejó en libertad, pero le retiró el pasaporte, un caso sobre el que la FINA no se ha pronunciado.
El organismo que rige la natación mundial se presentaba a esta cita sin mucho margen para el error, cuestionada en diferentes frentes. Y dentro del agua se pueden poner pocos peros, pero fuera de los límites de la piscina de la universidad de Nambu las polémicas se multiplican.
Cinco medallas para España
La primera semana del Mundial el protagonismo fue para los saltos y la natación artística. En la primera modalidad, China reafirmó su dominio casi total; y en la segunda, Rusia tampoco dio opciones a sus rivales en las pruebas en las que participó. Aunque aquí una nadadora española hizo historia: Ona Carbonell al convertirse en la mujer con más medallas en la historia de los campeonatos del mundo de natación, con 23. Logró la plata en las dos pruebas de solo y el oro como integrante del equipo de la nueva modalidad de highlights.
- Vuelve a ver todas las pruebas de la delegación española de natación artística en el Mundial de Gwangju
Y en el waterpolo, los títulos fueron para Italia y EE.UU., que ganaron respectivamente las finales masculina y femenina a las selecciones de España. Dos platas que suponen su mejor actuación conjunta en un Mundial y la clasificación para los Juegos de Tokio, donde los deportes acuáticos tendrán su próxima gran cita internacional.