El Tour insípido del ciclismo español
- El sexto puesto de Mikel Landa y el noveno puesto final de Alejandro Valverde no maquillan un gris papel del ciclismo español
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Tal vez debido a lo malacostumbrados que dejaron a los aficionados los Carlos Sastre, Samuel Sánchez, 'Purito' Rodríguez, Alberto Contador o el ‘inmortal’ Alejandro Valverde, el Tour de Francia 2019 se acaba y apenas quedan posos de los españoles en la carrera. [Clasificaciones del Tour de Francia 2019
Movistar ha dado mucho que hablar, para bien y para mal
El propio Valverde, que probablemente llegó de rebote a la ronda gala tras lesionarse antes del Giro, ha sido de los pocos que ha superado las expectativas gracias a su segundo puesto en la penúltima etapa y a su noveno puesto en la general (séptimo ‘top-ten’ de su carrera en la Grande Boucle).
De no ser por el tiempo perdido en La Planche de Belles Filles, podría haber peleado por llegar al podio. Sin embargo muchos reclaman que el 'Bala' debería de haber imitado la táctica de Nibali, olvidarse de la general y pelear por la victoria de una gran etapa.
El equipo telefónico no ha dejado indiferente a nadie en este Tour. Es indiscutible que ha sido valiente y batallador en comparación con otros equipos con presupuestos mucho mayores. Lo que se puede discutir son las estrategias que han tomado a veces en carrera.
Sin entrar a valorar positiva o negativamente esas decisiones, el equipo español ha terminado la carrera con tres de sus hombres entre los 10 primeros clasificados, con una victoria en la etapa reina y con el premio de subir al podio como primer clasificado por equipos.
Como una comida sin sal
El resultado aceptable del Movistar no impide que la actuación de los españoles haya dejado una sensación parecida a la que se siente cuando te comes un menú carente de sal.
Sabe soso porque se deseaba ver a Mikel Landa, según las piernas que demostró tener en Pirineos, peleando por asaltar el podio. O al menos ambicionando una victoria de etapa en Val Thorens desde más lejos. La lectura es una lección para el próximo año aunque aún no se sepa en qué equipo va a competir.
Le falta la sal que parecía que Enric Mas iba a poner al ver su primera semana. El balear debutaba en la ronda gala y eso le exime de exigencias pero tiene que entender —y saber sobrellevar— que es la máxima esperanza de futuro para los aficionados ibéricos.
Otro joven que debutaba y que apunta alto era Iván García Cortina. El asturiano tenía trabajo en su equipo a favor de Colbrelli pero siempre se anheló verle con más protagonismo en las llegadas, como ya hiciera en la Vuelta a España.
Los españoles del Astana, un quiero y no puedo
Otras balas que se guardaba el ciclismo español eran las posibilidades de victoria de etapa que albergaban los tres corredores vascos del Astana, especialmente cuando fueron liberados de trabajar para el líder danés del equipo kazajo, Jakob Fugslang.
Sin embargo esa liberación pudo haber llegado demasiado tarde, cuando ya Omar Fraile o Gorka Izagirre tenían pocas piernas para abrir la puerta grande. A punto estuvo de conseguirlo en Bagneres de Bigorre Pello Bilbao pero todo un pura sangre como Simon Yates (vigente vencedor de la Vuelta) le privó de levantar victorioso los brazos.
Un papel similar al de los Astana ha desempeñado Jesús Herrada. El líder del Cofidis llegó a la Grande Boucle en su mejor momento de forma pero a pesar de dejarse ver más que nunca, no ha estado cerca de hacer algo realmente grande.
Los gregarios nunca fallan
Del resto de ciclistas patrios solo se esperaba su trabajo como gregario y en esa línea todos, incluido Valverde —pero no Landa—, han cosechado un sobresaliente.
Carlos Verona ayudó a sus líderes en las etapas de montañas siempre que se vio con fuerzas. Un papel similar al desempeñado por Imanol Erviti, corredor más indicado para arropar a los suyos en el llano y llevar el peso en la crono por equipos.
Las mejores sensaciones las ha dejado Marc Soler. El catalán se ha mostrado muy activo durante toda la última semana y especialmente potente en las etapas de mayor altitud. ¿Se ha ganado por méritos propios el que un equipo apueste por él como líder en una gran vuelta?
El que más feliz se va de París de entre los españoles podría ser Jonathan Castroviejo. El vasco ha vuelto a ser pieza fundamental en el equipo Ineos, no se ha escondido ni uno solo de los 21 días (como si han hecho compañeros suyos como Kwiatkowski) y ha acabado en lo más alto del podio con sus dos líderes primero y segundo de la general.