Trasladan a Lima la final de la Libertadores entre Flamengo y River por las protestas en Chile

• La Conmebol ha descartado a Santiago por la convulsión que se vive en el país desde mediados de octubre
• Queda por definir en qué estadio se jugará el partido, si en el Monumental o en el Nacional de la capital peruana

Los entrenadores del River Plate, el argentino Marcelo Gallardo, y del Flamengo, el portugués Jorge Jesús.

Lima acogerá el 23 de noviembre la final única de la Copa Libertadores 2019 entre Flamengo y River Plate, según ha anunciado la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), que ha descartado a Santiago de Chile por la convulsión que se vive en ese país desde hace varias semanas.

La decisión se ha tomado tras más de seis horas de reunión el martes por la tarde (hasta entrada la madrugada del miércoles en España) entre los presidentes de los dos equipos y de las federaciones de fútbol de Brasil, Argentina y Chile, en la sede de la Conmebol, en Luque (Paraguay).

La Conmebol explica el cambio de sede atendiendo a "nuevas circunstancias de fuerza mayor y de orden público" que "cuidadosamente analizadas y evaluadas considerando la seguridad de los jugadores, el público y las delegaciones" han motivado el traslado de la final de la máxima competición del fútbol continental por clubes, que además será la primera vez que s ejuegue a partido único.

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"La elección del nuevo escenario se apoya en el ofrecimiento del gobierno del Perú, y en las garantías de seguridad que ha dado", ha añadido el comunicado.

Lo que la Conmebol no ha definido aún -- lo hará "en próximos días"-- es el estadio de Lima en el que se jugará el partido entre el Flamengo de Jorge Jesús y el River Plate de Marcelo Gallardo.

Si es el estadio Monumental, el escenario que más fuerza tiene por su aforo para 80.093 personas; o es el Nacional, con capacidad para 50.000 pero que el mismo día de la final, el sábado 23, tiene previsto acoger un festival de salsa.

De cancelar la Sudamericana a organizar otra final

La Conmebol ha explicado que la decisión ha sido "consensuada" con los presidentes de Flamengo y River, de sus respectivas federaciones (Brasil y Argentina), así como la de Chile. Además, ha agradecido "vivamente" al gobierno de ese país su colaboración y ha expreado su deseo de "paz y buena voluntad" al pueblo chileno y sus autoridades, finaliza el comunicado.

La Libertadores se suma a una serie de acontecimientos que se han visto afectados por las grandes y persistentes manifestaciones que se suceden en Chile desde el pasado 18 de octubre en demanda de diversas mejoras en salud, pensiones y educación, entre otras cosas y que se han saldado con al menos 18 muertos y miles de detenidos.

Dos cumbres políticas, del APEC y la COP25, han sido también suspendidas (esta última trasladada a Madrid). En el ámbito deportivo, la Conmebol ya suspendió la Copa América de Fútbol Sala que debía jugarse en la ciudad chilena de Los Ángeles entre el 23 y el 30 de octubre y este mismo martes la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile (ANFP) anunció la suspensión del amistoso que su selección iba a jugar el 15 de noviembre ante Bolivia en el Estadio Nacional.

Se da la circunstancia de que ese recinto de Santiago tiene un simbolismo político en Chile ya que fue el mayor campo de concentración durante la dictadura de Pinochet (1973-1990) y muchas de las personas que pasaron por allí fueron torturadas, asesinadas o desaparecidas.

Cabe recordar que es el segundo año consecutivo que la Libertadores es reubicada por cuestiones extradeportivas.  En 2018 la final Boca-River, entonces a doble partido, vivió toda serie de contratiempos.

El partido de ida se aplazó del 10 al 11 de noviembre de 2018 por las lluvias que azotaron Buenos Aires, y el de vuelta, pactado para el día 24 en el estadio Monumental no se jugó por el ataque de fanáticos al autobús de Boca. El encuentro definitivo terminó jugándose 15 días después de lo previsto en el Santiago Bernabéu de Madrid.

Para rematar, resulta también llamativo que Lima era en un principio la sede para la final de la Sudamericana de este año, que finalmente se trasladó a Asunción por cuestiones organizativas.