La generación de la estrella
- Retrato de los jóvenes que crecieron con los grandes éxitos de la selección española de fútbol
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Existe una generación, la de los jóvenes que tienen ahora entre 20 y 30 años, que crecieron en la época dorada de la selección española de fútbol, espoleados por los triunfos en las Eurocopas de 2008 y 2012, pero sobre todo, gracias al Mundial de Sudáfrica en 2010, donde La Roja consiguió alcanzar la cima internacional tras vencer a Holanda en la final.
Ernesto Berenjeno tiene 26 años y trabaja en Amsterdam tras cursar un Máster de Neurociencia en Holanda. Convive día a día con los que denomina ‘españoles del norte’: “Son muy parecidos a nosotros, les encanta salir a una terraza a tomar algo, tienen un gran interés en la gastronomía y les apasiona el fútbol como a nosotros".
Recuerda que vio la final en un bar neoyorkino de Manhattan, ciudad donde asistía a un campus de baloncesto junto a otros españoles. "Tras el partido nos fuimos a celebrarlo a Times Square, al llegar allí nos encontramos un grupo de holandeses que nos sacaban cuatro cabezas y la celebración bajó algo el tono a pesar de que la camaradería fue total y no hubo ningún problema”.
Como buen aficionado del Atleti, se acerca a los partidos "con los pies en el suelo" y sin pensar que "nos lo íbamos a llevar de calle", sensación totalmente opuesta a la de Miguel Ángel Escribano, de 22 años, nacido en Palma de Mallorca, para quien ver aquella selección era "como ver un Barça-Levante ó un Barça-Mallorca".
Vivir aquel Mundial fuera de España fue una experiencia para Ernesto, que cuenta que los estadounidenses tomaron partido por La Roja: “A ellos no les gusta mucho el fútbol, pero como son muy patriotas y veían el alto grado de implicación con el equipo y la pasión que mostrábamos, se pusieron de nuestro lado”.
“En el campo de la ciencia, los españoles estamos muy bien valorados“
Todo lo contrario de cómo se vivió la final de 2010 en Holanda para los españoles: “Conozco amigos españoles que tuvieron que ser evacuados por la policía hace diez años”, aunque reconoce que ahora existe una "sana rivalidad" entre sus amigos holandeses y españoles con respecto al fútbol, tema común de conversación entre ellos.
Este científico trabaja, entre otros proyectos, en una investigación sobre Alzheimer y tiene claro cómo se ven en otros países a los españoles: “En el terreno de la ciencia los españoles estamos muy bien valorados a pesar de algunos complejos que aún existen debido, creo yo, a la educación”, opinión que, en este caso, sí comparte Miguel Ángel.
"Pensábamos que íbamos a ganar sobrados"
Miguel Ángel vivió la final en casa de unos amigos en la casa de unos amigos en Algaida cuando tenía 12 años -el primer Mundial que seguía- y una vez acabada la final recuerda que se tiraron a la piscina vestidos con el ruido de fondo de los fuegos artificiales de fondo.
Este futuro médico no se acuerda del título en la Eurocopa dos años antes pero lo del Mundial fue algo especial: "Cuando era pequeño mi abuelo me decía que España siempre perdía en cuartos, más o menos como ahora", ironiza, pero en 2010 "lo veíamos como un Barça-Levante o un Barça-Mallorca, por poner un ejemplo; la final igual no, pero en octavos o cuartos pensábamos que lo ganábamos sobrados".
“Mi abuelo me contaba que España siempre perdía en cuartos“
Más jóvenes que ellos son Bárbara e Íñigo, ambos futbolistas de 20 años y que dan sus primeros pasos en este deporte con el recuerdo de aquella cita mundialista que vieron con su familia siendo muy pequeños pero que les han marcado como aficionados.
Villa sigue creando escuela en Asturias
Bárbara Simón tiene 20 años y comparte con David Villa lugar de origen y demarcación en el campo. Nacida en La Folguera, juega en la posición de extremo y acaba de fichar por el Llanera de Primera Nacional de Asturias procedente del Lada Langreo, donde comenzó a jugar.
"Aquí tira más la selección por Villa, porque es un referente; recuerdo perfectamente la final ante Holanda en un bar de Luanco con mis padres, partido que vi repetido durante el confinamiento y se te ponen los pelos de punta". Su escuela de fútbol está en el Llanera y la clínica podología a la que acudo está en Gijón; él es de Tuilla y jugó siempre en el Langreo, una rivalidad, salvando las distancias, como la que existe entre el Sporting y el Oviedo", explica.
“Cuando nos eliminaron en Brasil pensamos, ¿Qué pasó?“
"Crecí viendo a la selección ganar desde que nací y cuando quedó eliminada en 2014 mis amigos nos preguntábamos: ¿qué pasó?, si ganábamos todo hace nada; también soy entrenadora y no sé si es algo de aquella época pero si a un niño le preguntas de qué equipo eres te contesta que del Madrid, del Barça y de la selección, no sé si eso ocurría antes".
Íñigo Miranda es de Aranda de Duero, tiene la misma edad que Bárbara y es la última promesa de una familia que lleva el deporte en las venas, ya que su tío es portero de balonmano en Soria y otro familiar, Carmelo Miranda, compartió equipo con Miguel Indurain en el Tour de Francia.
Este lateral derecho del Almazán, del grupo octavo de la Tercera División, estaba acostumbrado a que España llegara lejos en las fases finales de los grandes torneos y cuando quedó eliminada en 2014 fue un palo grande, "como si el Madrid o el Barça caen a las primeras de cambio en la Champions".