Kwiatkowski y Carapaz recuperan el orgullo del Ineos mientras Roglic no permite ni un solo susto
- Los dos corredores del equipo británico entran de la mano a la meta de la última etapa alpina, de la que Roglic sale líder
- Etapa 19: Tour de Francia 2020 en directo, viernes 18 a las 14:45h. en La1, TDP, +TDP y RTVE.es
Hay veces en las que una carrera no sale como tenías planeado pero también hay maneras de reconvertirse y acabar en el podio. Eso es lo que ha hecho el equipo británico Ineos Grenadier, dominador absoluto de la general de los últimos años, en esta edición del Tour de Francia. A la victoria a la limón de Kwiatkowski y Carapaz hay que unir el maillot de lunares rojos para el ecuatoriano. Justo premio a un corredor que tenía pensado ir al Giro y que en esta carrera se ha vaciado, atacando cada día de los Alpes.
Del macizo montañoso ha salido Primoz Roglic (Jumbo) con la carrera casi en el bolsillo al contener todos los ataques de sus rivales, en especial los de su compatriota Tadej Pogacar (UAE). Mal día para Rigoberto Urán (EF) y para Adam Yates (Mitchelton), que han cedido su puesto en la clasificación en favor de Mikel Landa (Barhain) y de Enric Mas (Movistar).
La penúltima bala de la carrera, la última de los Alpes
Costó que se formara la fuga pero más trabajo costó luego hacer la selección dentro de la propia fuga. Los responsables de esa criba fueron los infatigables Richard Carapaz (Ineos) y Marc Hirschi (Sunweb). Al dúo, que peleaba por los puntos de la montaña, se le unieron Michal Kwiatkowski (Ineos), Pello Bilbao (Bahrain) y Nicolas Edet (Cofidis). El francés se descolgaría de la cabeza por falta de fuerzas y Hirschi por exceso. El suizo se fue al suelo en el descenso del Col des Saisies (kilómetro 91) y a pesar de sus intentos, no fue capaz de volver a reunirse con sus compañeros de aventura.
A diferencia del miércoles, hoy la batalla en el pelotón no se le presentó al Jumbo Visma hasta la última ascensión, aunque eso sí, todos los gallos de la carrera habían filtrado gregarios en los grupos intermedios entre el pelotón y la escapada cabecera.
Se esperaba que el Astana imitara al Barhain McLaren en La Madeleine para desgastar al equipo neerlandés, por el poderío que mostró ‘Supermán’ en Méribel y por la ambición de Vinokurov. Sin embargo, su apuesta se limitó al hachazo del colombiano, que nunca llegaría.
Mikel Landa y Enric Mas, los grandes animadores
El final de etapa tuvo protagonismo español por el papel del Movistar, que fueron los primeros en cambiar el ritmo del gran grupo al llegar al Montée du Plateau des Glières, y por el ataque lejano de Mikel Landa. El alavés estaba herido después de su “desinflamiento” en el Col de la Loze.
La bandera del ‘Landismo’ por tanto ondeaba de nuevo y el rebufo se llevó por delante a Uran. El colombiano se descolgó del ritmo al que Landa obligo a imponer al Jumbo. Enric Mas también demostró valentía, pero a su rueda saltó Pogacar y eso hizo que Kuss y Roglic no permitieran la hazaña.
Cada vez que se movía Pogacar se dinamitaba todo. El esloveno lo probó en los últimos metros de asfalto y también aceleró en el tramo de tierra. No se les puede exigir más ni a Landa, ni a Mas ni a Pogacar; Roglic está intratable. Era capaz de colocarse al frente y poco a poco dejar a todos atrás sobre la tierra alpina. Una tierra que no olvidará Richie Porte (Trek), el australiano pinchó su rueda y quedó descolgado. Las crisis de Urán, Yates y Porte aupaban a los españoles en la general.
Porte lograría enlazar gracias a la inesperada ayuda de Tom Dumoulin. Sabedor de sus virtudes en la contrarreloj, no quería perder sus opciones de podio. En amor y compañía subieron todos la cota en La Roche sur Foron. Por delante, en modo exhibición, Kwiatkowski de la mano de su compañero Carapaz se llevaba la victoria. Para el polaco la victoria para la historia y para el ecuatoriano el maillot blanco y rojo que reconoce al mejor escalador.
El viernes el Tour abandona los Alpes y se adentra en el Jura de forma modesta, con una etapa de transición sin apenas dificultades montañosas que debe calmar los ánimos tras la alta montaña y guardar fuerzas para la contrarreloj definitiva del día siguiente en La Planche des Belles Filles.