Un relevo de Chris Froome
- El británico del Ineos-Grenadier escribió en Asturias un editorial de compañerismo, táctica y calidad en favor de Carapaz
- Vuelta a España 2020: Etapa 13 en directo, martes 3 de noviembre a las 14:30h. en Teledeporte, Radio 5 y +tdp
Un relevo suyo despejó el camino de balsonas azules. Los Movistar, que pretendían endurecer la duodécima etapa de la Vuelta hasta las faldas de l'Angliru, se difuminaron ante el empuje del antaño ganador de todo. Sin la cadencia de pedaleo que nos tenía acostumbrados, pero con fuerza y arrojo, el británico consiguió poner 'en fila de a uno' el grupo de cabeza y culminar el trabajo que Movistar venía haciendo desde el puerto de la Mozqueta. En el último kilómetro del puerto de El Cordal, Chistopher Froome escribió un editorial de compañerismo, táctica y calidad.
El Jumbo-Visma lo componen una serie de escaladores fuertes, que en el «uno a uno» en un puerto te aguantan cinco. Para desmantelar ese poderío, bien lo sabe Chris Froome, tienes que hacer lo contrario de lo que ellos proponen: asfixiarlos durante los puertos de paso para aislar al líder, en este caso Roglic, en la última subida.
Una década de control del Tour de Francia es un obvio cúmulo de experiencia. Solo que el Ineos, en esta Vuelta a España, no tiene equipo para hacer eso y Movistar no tiene un corredor que implosione el pelotón cuando la fruta está madura. En realidad, sí lo tiene, pero el individualismo de Valverde dista ya, desde hace tiempo, de los objetivos de su equipo. Valverde merece un monumento, algo que lo haga eterno porque, precisamente, el cuerpo no lo es.
"No voy a pedir lo que yo no sería capaz de hacer"
El cuerpo es lo que quiere recuperar el dolorido Froome tras el infierno de su caída hace año y medio. En el purgatorio de Christopher (sea por su educación recibida en el seno de una familia de diplomáticos británicos, por la fortaleza de su personalidad o por el empuje de una realidad severa) se ha reconvertido en uno más, ha sido portavoz de su equipo elevando quejas insostenibles en contextos improcedentes, ha cogido bidones para sus compañeros y se ha vaciado por su líder, Richard Carapaz, demostrando que es un corredor, a sus 35 años, válido para cualquier equipo.
La lista de bajas de un relevo de Froome fue numerosa: destrozó a Marc Soler -corredor más combativo del día anterior y bala quemada para el Angliru-, a Oliveira y Verona de los Movistar; a Hosftede y Bennett por parte del Jumbo. Asfixia en el Cordal para tener aire en l'Angliru.
La tostada la tenía ahora el Jumbo, que tenía que llevar la carrera a ritmo hasta las rampas imposibles de La Cueña Les Cabres. El problema ya no iba a ser el traqueteo feroz que imponen en las últimas subidas para soltar a los rivales y ganar el sprint de las pancartas, era que la maceración previa, lenta, estaba dando sus frutos.
Atraparon a la fuga y los fugados se quedaron en el grupo: síntoma de que no había mucho gas. Gesink y un sorprendente Vingegaard lo hicieron todo porque Bennett no podía con su alma y Kuus estaba para… bueno, hacer más visible la 'debilidad' de Roglic.
Al revés de lo que pretendían. Durante buena parte de los 10 km previos a las rampas del 23% Richard Carapaz, Daniel Martin y Hugh Carthy –a nadie se le olvidará ya este nombre- iban haciendo la goma, pero Roglic no mandaba a Kuus dinamitar la carrera. Reflejo del cansancio por lo vivido durante la Mozqueta y Cordal, y agobio por lo que quedaba por subir. Saber gestionar ese kilómetro infernal de la forma en que lo hace Roglic es muy difícil. Tienes que haber dosificado muy bien los esfuerzos para mantener una cadencia de 90 por mucho desarrollo que lleves.
Si haces el puerto o la etapa entera así sólo te espera hacer eses en la Cueña Les Cabres. Esta pared se sube a zapatazos o no se sube. Algo que vieron venir Mas y Carapaz: Movistar e Ineos. Atacó Mas, le siguieron Carapaz y Carthy mientras Kuus miraba a Roglic culebrear durante 5 minutos. Hicieron lo que tenían que hacer y el resultado no les acompañó: ganó 'el flaco' Carthy la etapa a Enric Mas y Roglic apenas perdió 9 segundos.
No como el día anterior, de fondo etapa tan dura como aburrida que manejó a su antojo el Jumbo, pero de forma estrategia vintage. Froome tuvo tiempo para acordarse de los viejos tiempos en los que peleaba contra bisontes y pistoleros mientras Movistar lanzaba a 'un tercer espada', Marc Soler, que tuvo que recuperar dos minutos a la escapada porque no pudo entrar en ella debido a un pinchazo.
Allí tenía un compañero como Nelson Oliveira . El plan era el mejor: mando a uno bueno para adelante con un coequipier, atrás que tiren otros, peleo por la etapa y lo coloco ahí en la general. Ahí, ese no-lugar. El problema es que allí, no ahí, había también dos Sunweb y dos Groupama FDJ. Al final, los franceses se llevaron la etapa con las piernas de David Gaudu, Soler un palizón tremendo y Guillaume Martin el maillot de la montaña. Una montaña asturiana honrada por el relevo de Froome y de un líder, Mas, que pinchó hueso. Pero mordió.