Maradona, el dios argentino y napolitano que trasciende el fútbol
- "Maradona refleja las creencias y las necesidades colectivas, de los despojados, de los pobres", dice el sociólogo Verón
- La biblia de la iglesia maradoniana lleva por título “Yo soy el Diego de la gente” y sus fieles rezan el “Diego nuestro"
Hay quien peca sin conocimiento al referirse a Diego Armando Maradona Franco (Buenos Aires, 1960-2020) como un ídolo. Y no. Los ídolos son personas por las que se siente una admiración excesiva, y con Diego, en Argentina y Nápoles -Argentinaaltar de Maradona. El diccionario de Oxford también define los ídolos como “representaciones de seres sobrenaturales a las que se adora y se rinde culto como si fueran la divinidad misma”. Y el Pelusa no era ninguna representación, era el mismo dios para los 44 millones de argentinos y el millón de napolitanos que le rinden culto fuera de los campos de fútbol porque en algún momento les hizo sentir en el paraíso, disfrutar de un pellizco de gloria, sentirse inmortales cuando no tenían nada ni nadie en lo que creer.
Sobre la idolatría que existe en Argentina respecto a Maradona, su excompañero Jorge Valdano declaraba en junio de 2006 al diario alemán Süddeutsche Zeitung: “Maradona fue más que un futbolista genial. Fue un factor extraordinario de compensación para un país que en pocos años vivió varias dictaduras militares y frustraciones sociales de todo tipo”. Valdano explicaba en esa entrevista que Maradona había ofrecido a los argentinos “una salida a su frustración colectiva y por eso la gente lo adora allí como una figura divina”.
En abril de 1982 comenzaba el conflicto armado entre la República Argentina y el Reino Unido por la disputa de las Islas Malvinas. La guerra apenas duró diez semanas, pero contribuyó a la caída de la dictadura en el país de Maradona y a la reelección de Margaret Tatcher en Gran Bretaña. Ambos países rompieron sus relaciones diplomáticas hasta 1990. Con la herida de la guerra abierta el destino futbolístico cruzó a las selecciones de Inglaterra y Argentina en los cuartos de final del mundial celebrado en México el año 1986.
“Era como ganarle más que nada a un país, no a un equipo de fútbol“
Ganó Maradona 2-1 a Inglaterra. Años después, él mismo se refería a la trascendencia de sus dos goles –el que metió con la mano y el que marcó regateándose a media selección inglesa- del siguiente modo: “el primero fue como robarle la cartera a un inglés y el segundo lo tapó todo, era como ganarle más que nada a un país, no a un equipo de fútbol”.
El mito no se crea solo en el campo. Es más bien hijo de la intensidad de un pueblo y la glorificación del “Pelusa” es el antídoto a la desesperanza.
El dios de los napolitanos
Antes de Diego, el Nápoles era un equipo sin títulos, un eterno aspirante al trono que, no habiendo degustado las mieles del triunfo, vivía tranquilo. Diego los elevó y los unió. Diego es el sueño hecho realidad, el escalofrío que recorre el espinazo solo en ocasiones extraordinarias, cuando el espectador percibe la perfección y el fútbol se hace espíritu. Una profecía que se cumple: Diego coge la pelota, la coloca, y la parábola es un misterio que se hace realidad, se encarna.
Diego es hoy una utopía. Ya pasó, y sin embargo sigue omnipresente. Nápoles era una ciudad que esperaba a su mito y Maradona, un jugador que buscaba una Argentina europea. A los pies del Vesubio se consumaron los esponsales. Dos escudetos, una Copa de la UEFA y 259 partidos. La huella del ídolo es imborrable.
El sociólogo Eliseo Verón coincide al expresar que Maradona refleja “las creencias y las necesidades colectivas, de los despojados, de los pobres, de los que necesitan creer que Dios está cerca y por eso se identifican con Diego, como antes con Evita”.
La iglesia maradoniana
Un ejemplo de esta idolatría es la Iglesia maradoniana. En Argentina y en varias partes del mundo existe esta parodia de religión relacionada con el culto a Maradona como Dios supremo. Para ellos 1961 es el año 1 D. D. (después de Diego), y marca el comienzo de la “era maradoniana”. También durante su internamiento hospitalario en 2004, muchos fanáticos se acercaron a las puertas de la Clínica Suizo-Argentina y pegaron en las paredes carteles de apoyo. Entre ellos pudieron leerse mensajes de inspiración religiosa como “siempre vivirás, Dios no quiere competencia”, “Barba (Dios): ya le diste una mano, estamos esperando la otra”, “No aflojés que vas a salir. No podés perder. No te olvides que Maradona juega para vos” o “Jesús resucitó una vez. Vos, miles”.
La Iglesia maradoniana fue fundada el 30 de octubre de 1998 en la ciudad de Rosario, Argentina. Podría ser vista como un tipo de sincretismo o como una religión, dependiendo de la definición religiosa que se opte por utilizar. Alejandro Verón, uno de los fundadores declaró en su día: “Tengo una religión racional, y esa es la Iglesia Católica, y tengo una religión en mi corazón, la pasión, y eso es Diego Maradona».
La iglesia se ha expandido a otros países como España, Italia, Alemania, Reino Unido, Escocia, Japón, Afganistán, Perú, Brasil, Chile, México, Uruguay y los Estados Unidos donde se congregan en las sedes oficiales. En España se cree que existen más de 9.000 fieles. En 2015 la iglesia contaba con medio millón de seguidores de todo el mundo, según sus datos. Además de esto, cuentan con su propia biblia titulada “Yo soy el Diego de la gente”. Entre las oraciones que rezan sus fieles se encuentra el “Diego nuestro".
Monumentos y estadios para la inmortalidad
Maradona cuenta con un monumento ubicado en el Museo de la Pasión Boquense y una estatua en la ciudad de Bahía Blanca, pero no son las únicas esculturas del mito.
Si bien este fanatismo tiene sus focos en Argentina y Nápoles, su carrera futbolística ha sido reconocida en numerosas oportunidades. Varias encuestas lo sitúan entre los mejores jugadores de la historia. Destaca una realizada por la FIFA en su web el año 2000 donde ganó ampliamente con el 53,60% de los votos (lo siguieron con el 18,53% Pelé y Eusebio con el 6,21%).
Maradona también obtuvo el tercer puesto en la encuesta realizada entre los lectores de la revista FIFA Magazine y el Comité de Fútbol de la FIFA, por detrás de Pelé y Alfredo Di Stéfano. Y fue elegido el segundo mejor jugador del mundo de todos los tiempos, por detrás de Pelé (122 puntos), en una votación hecha por los ganadores del Balón de Oro en 1999.
El 26 de diciembre de 2003 el club de su debut, Argentinos Juniors, reinauguró finalmente su estadio con el nombre de Estadio Diego Armando Maradona.
El 25 de noviembre de 2020, día del fallecimiento del astro argentino a los 60 años de edad, el alcalde de Nápoles ha anunciado que el estadio San Paolo pasará a denominarse con el nombre de su deidad, Diego Armando Maradona.