'AD10s', Maradona
- El Pelusa, Barrilete Cósmico, o simplemente El Diego; si no el mejor futbolista, sí era el más carismático
- Tras una vida de excesos, ha fallecido a los 60 años | En directo: reacciones a la muerte de Maradona
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Maradona, El Pelusa, El Pibe de Oro, Barrilete Cósmico, o simplemente El Diego, porque no había otro igual de bueno que él en el campo de fútbol ni de polémico fuera de ahí. Tal era la popularidad del jugador, fallecido a los 60 años, que también fue bautizado como D10s.
[Especial Muere Maradona]
Fue uno de los mejores del mundo, si no el que más; y sin duda el más carismático con una vida llena de excesos de todo tipo, incluidos delitos.
Criado con muchísimas dificultades económicas en Villa Fiorito, en la provincia de Buenos Aires, Diego Armando fue el quinto hijo de ocho hermanos y primer varón.
El fútbol fue para él la oportunidad de sacar de esa villa miseria a su madre, Doña Tota, y a su padre Don Diego.
Comenzó con el equipo juvenil de Argentinos Juniors y enseguida llamó la atención de todos los que le veían por su técnica y atrevimiento. Debutó en Primera División pocos días después de cumplir los 16 años.
Lideró a una exitosa selección nacional juvenil y dio el paso a uno de los grandes equipos de Argentina, Boca Juniors, con el que ganó su primer título de clubes como antesala para cruzar el charco. Europa era sinónimo de muchos millones y muchas tentaciones, así como de enormes retos deportivos.
Lo fichó el Barça en 1982, pero su paso por el club azulgrana fue muy difícil, lastrado por una grave lesión y otra serie de circunstancias que le hicieron rendir mal. Ya era conocido su desenfreno en las madrugadas de Barcelona, pero casi todos le protegían.
De ahí dio el salto al Nápoles, uno de los equipos más modestos de la primera división italiana, en el que pasó siete temporadas y se convirtió en un mito.
No solo tuteó a los grandes clubes del norte del país, más rico, sino que se alzó dos veces con el Scudetto. Y también consiguió una Copa de la UEFA. Del sur al cielo.
Los goles ante Inglaterra
Aunque en el plano internacional, su gran consagración fue el Mundial de 1986. En México 1986 protagonizó seguramente dos de las acciones más conocidas de este deporte al anotar un gol tras una serie increíble de regates y otro con La mano de Dios a Inglaterra en cuartos de final para delirio de un país donde el fútbol es una cuestión de estado y que había perdido una guerra cuatro años atrás contra el Reino Unido por las Malvinas.
Al final, su selección ganó el campeonato y Maradona levantó el trofeo más importante del fútbol.
Pero en Italia, en paralelo a sus éxitos, empezó también su ocaso tras un proceso por tráfico de drogas muy mediatizado. Aunque siguió jugando unos cuantos años más, primero en el Sevilla y luego de vuelta a su país, donde se retiró en 1997, ya nunca fue el mismo genio del balón.
Antes, sus últimos instantes con la Albiceleste en el césped habían sido de la mano de una enfermera para pasar un control antidopaje donde dio positivo. Las adicciones le vencieron.
Y después, con periodos en los que ha ejercido de entrenador y hasta de seleccionador de su país --dirigió a Messi--, ha llamado más la atención por sus escándalos, incluidos varios casos de violencia de género. Además ha sufrido numerosos problemas de salud y se ganó tantos amigos como enemigos al defender a los líderes socialistas de América Latina.
Pero para los aficionados queda su fútbol. En total disputó 633 partidos oficiales y marcó 326 goles de todo tipo, para ver en bucle. Una obra maestra que ha dado de sí hasta para una enciclopedia y que ha sido fuente de inspiración para muchos artistas.
Los más fanáticos incluso fundaron una religión maradoniana y el juego gráfico entre su dorsal con el número diez y la palabra "dios" --D10s-- ha triunfado. El caso es que no se ha visto un pie zurdo --fenómeno demoniaco para otros supersticiosos-- como el suyo. Con el cuero pegado a su bota sorprendía en cada encuentro. Lo que no ha sorprendido ha sido su muerte.