''El fútbol es celebrar un gol de Gavranovic como si lo hubiese anotado tu nieto''

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El suizo puso el 3-3 y anotó el quinto penalti de la tanda para el conjunto suizo

La Real Academia Española (RAE) define fútbol como 'deporte de equipo que se juega con un balón que no puede tocarse con la mano ni los brazos'. El 28 de junio de 2021 España, Croacia, Francia y Suiza le enseñaron al mundo que esta definición se queda tan corta que no se puede llegar a explicar con palabras.

Ayer yo encontré lo que es la definición del fútbol para mí. En el minuto 90 de un Francia-Suiza, vi a dos señores de unos 50 años, que se acaban de encontrar en un bar pero que hablaban como si se conociesen de toda la vida, celebrar un gol de un tal Gavranovic como si lo hubiese anotado su nieto.

Me quedé atónito viendo esa escena porque en mi cabeza apareció como si fuera Arquímedes una señal de ‘eureka’, ese momento me había revelado por qué es el deporte más seguido en el mundo. El fútbol es un ‘pues es bueno el Gavranovic este’ sin tener ni idea de su existencia hasta hace 5 minutos; es ver a un niño despegarse de la mano de su madre para pararse en una terraza a ver un penalti. El fútbol está en las caras de la gente tras un fallo de Unai Simón y después de un gol de Morata.

El fútbol dentro del campo son pequeños detalles, una jugada puede cambiar todo. Si no, que se lo digan a Andrej Kramaric, Ricardo Rodríguez o Kylian Mbappé. Pero estamos tan pendientes de esos detalles que nos perdemos los que realmente hacen al fútbol ser fútbol.

Cada vez que oiga aquello de "el fútbol está muerto" recordaré el 28 de junio como ese rayo de esperanza en el que todo el mundo pudo ver en su casa, en un bar o con sus amigos, los 240 minutos más vibrantes que he visto en los últimos años. Tan muerto no estará si ayer uno de cada cuatro españoles vio a una selección que ayer volvió a invitar a la alegría. El fútbol es de la gente, y más de 8 millones de personas vieron en España a Sommer correr como un loco después de parar el penalti que daba el pase a Suiza.

Porque el fútbol vive de sus gestas y de que el mundo las cuente, como mi padre me contaba de pequeño aquel gol de Mijatovic contra la mejor Juve de la historia con la que vio su primera Champions de la historia con casi 32 años. Vivirá de contar que todo el mundo fue del Leicester en aquella primavera de 2016 y de la remontada del Liverpool al Milan de Maldini y Kaká. Pero no será en un resumen de Youtube, vivirá en la boca de un aficionado que exprese que ese sentimiento es absolutamente indescriptible. Mientras eso siga existiendo, el fútbol está más vivo que nunca.