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Tokyo 2020

Oksana Chusovitina vuelve a saltar a los 46 años en sus octavos Juegos Olímpicos

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La gimnasta uzbeka Oksana Chusovitina se despide en Tokyo 2020 tras ocho Juegos Olímpicos
La gimnasta uzbeka Oksana Chusovitina se despide en Tokyo 2020 tras ocho Juegos Olímpicos.

Oksana Chusovitina, la gimnasta más longeva de la historia, se ha despedido este domingo en Tokyo 2020 tras competir, con 46 años, en sus octavos Juegos Olímpicos, en los que ha participado en su prueba favorita, el salto, para poner fin a una carrera sin parangón que incluye hasta tres banderas diferentes, dos medallas -una por equipos y otra individual- y el respeto de todos los estamentos de su deporte.

La gimnasta uzbeka, que ha competido con un gran número ocho en el maillot, ha intentado colarse en la final de su gran especialidad. Sin embargo, ha logrado 14,500 y 13,833 puntos en sus dos saltos, lo que ha resultado en un 14,166 insuficiente para ser una de las ocho finalistas; antes de acabar la rotación, ya era décima, aunque todavía por encima de rivales mucho más jóvenes.

Chusovitina se ha limitado a sonreír y ha levantado los brazos para decir adiós a las gradas vacías, antes de dibujar un corazón con las manos. En ese momento, jueces, rivales, entrenadores, voluntarios y periodistas, el único público presente en el gimnasio Ariake de Tokio, ha prorrumpido en aplausos y le ha despedido puesto en pie: primero la juezas, que se han levantado de sus asientos para ovacionarla y, de inmediato, todo el pabellón.

Muchas de las gimnastas han rodeado a Chusovitina para fotografiarse con ella y dedicarle palabras de cariño. La uzbeka, un referente en la historia del deporte, ha comenzado a llorar y ha tenido que volver a subirse al pasillo de salto para saludar.

De la Unión Soviética a Alemania

Nacida en 1975 en Bujará, Chusovitina cumplió 46 años el pasado 19 de junio, lo que la convierte en la gimnasta olímpica de mayor edad. Participó por primera vez en los Juegos Olímpicos en Barcelona 1992, bajo la bandera del Equipo Unificado formado por la descomposición de la Unión Soviética, y allí ganó la medalla de oro en el concurso por equipos.

Ya bajo bandera de Uzbekistán, compitió en Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004, en este último caso tras un regreso a la gimnasia forzado por la leucemia de su hijo Alisher: necesitaba el dinero para pagar su tratamiento en Alemania; allí se trasladó con su marido, el luchador Bajodir Kurbanov, olímpico también en 1996 y 2000.

Chusovitina se nacionalizó alemana y bajo esa bandera ganó su única medalla individual, la plata de salto en Pekín 2008. En Londres 2012 volvió a competir como alemana y, tras lograr un quinto puesto decepcionante, decidió retirarse.

Un mito de la gimnasia artística

Sin embargo, pronto se desdijo: "Por la noche le dije a todo el mundo que me retiraba, y a la mañana siguiente me desperté y había cambiado de parecer", contaba hace unos meses en declaraciones al Comité Olímpico Internacional. En Río 2016, ya con 41 años, volvió a participar en los Juegos Olímpicos bajo la bandera de Uzbekistán.

No se conformó con participar: se clasificó para la final de salto, en la que se codeó con gimnastas veinte años menores, entre ellas la estadounidense Simone Biles, nacida cinco años después de que ella debutará en los Juegos Olímpicos, y fue despedida con una gran ovación. Esa vez no tuvo dudas y ya adelantó que seguiría hasta Tokio 2020: "Adoro la gimnasia. Me digo: ¿por qué no entrenar y competir mientra pueda? Si paro, creo que lo lamentaría amargamente", afirmaba el año pasado en declaraciones a AFP.

En las últimas temporadas la ha entrenado su excompañera Svetlana Boguinskaya, con la que compartió el oro de Barcelona 1992. Tokio, sin embargo, es la parada final: "Es estupendo estar aquí, pero esta vez seguro que son mis últimos Juegos", aseguraba a su llegada a Japón.

Su propósito ahora es abrir una academia de gimnasia en Taskent, la capital uzbeka, donde es adorada como una estrella e incluso se ha impreso su efigier en un sello. No están tan seguras sus compañeras gimnastas: "La conozco desde que compito internacionalmente", decía este domingo a EFE la española Roxana Popa, "veremos si no se arrepiente y va a los Juegos de París".