Más allá de Simone Biles: por qué los Juegos de Tokyo 2020 son los más reivindicativos
- Los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 están bañados por la polémica desde sus preparativos
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Los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020, la cita más importante del deporte a nivel mundial que se celebra un año después de lo previsto, están siendo unos juegos diferentes. No sólo porque Tokio ha elaborado una serie de protocolos y restricciones muy estrictas para tratar de frenar los contagios por COVID-19, sino porque los deportistas están 'dejando a un lado' su faceta profesional, poniendo por delante la persona que está debajo del 'uniforme'.
Antes de su inauguración, Ona Carbonell fue la primera en alzar la voz para defender la lucha por la igualdad y la conciliación familiar. La capitana del equipo español de natación sincronizada se grababa un vídeo para denunciar su situación como madre lactante de su primer y único hijo Kai. La catalana, que dio a luz a principios de agosto, tenía que tomar una difícil decisión: ir a los Juegos o quedarse con su familia. Pese a sus esfuerzos por viajar con su hijo -y contar con el apoyo del COE, COI y el CSD- el Gobierno de Japón declinó definitivamente la propuesta. Ona quiso "dar visibilidad a esta situación y normalizarla" para que otros atletas no pasaran por lo mismo.
La sexualización del deporte ha sido otro tema que los deportistas han puesto bajo la lupa. La selección femenina noruega de volley playa posó por primera vez en una foto de familia con mallas, en lugar de con bikini como dicta la normativa. Fueron sancionadas por la Federación Europea de Balonmano (EHF) con 1.500 euros de multa -que la cantante Pink se ofreció en pagar-. A ellas, se sumaron unas semanas más tarde las gimnastas alemanas eligieron maillots de cuerpo entero y plantaron cara a la sexualización en el deporte. Su reclamo era llevar una vestimenta apropiada y cómoda que les permitiera hacer lo que más les gusta. "Queríamos demostrar que cada mujer debe decidir qué ropa llevar".
La salud mental deja de ser un tabú
Simone Biles ha hecho historia en el deporte y también en la sociedad. La gimnasta estadounidense se retiró de la final de equipos y también de la final individual, aparcando la competición para focalizarse en su salud mental. "Es más importante la salud mental que el deporte ahora mismo", decía. Sus compañeros y rivales se volcaron para apoyar su valiente decisión.
La noticia de Biles ha hecho mucho ruido, pero no ha sido la única. Naomi Osaka volvía a escena en los Juegos después de un tiempo retirada del foco. Osaka decidió retirarse de Roland Garrós y no participar en Wimbledon por la presión a la que se sentía sometida. Encendió el pebetero olímpico y cayó en octavos, pero consiguió su objetivo: regresar más fuerte mentalmente.
"Soy gay y soy campeón olímpico"
Fueron unas palabras que retumbaron con fuerza. El saltador británico, Tom Daley obtuvo un premio mayor que llevarse el oro olímpico a casa. Se subió al podio para declarar lo "increíblemente orgulloso" de ser homosexual y aprovechó para lanzar un mensaje de apoyo al colectivo LGTBI. "Espero que cualquier joven LGTBI no vea que no importa lo solo que está ahora mismo, porque en realidad no está solo y puede conseguir lo que sea".
A la reivindicación por la libertad de la condición sexual, se suma la polémica por la primera mujer transgénero que participa en unos Juegos Olímpicos. Laurel Hubbard, antes llamada Gavin, levantará sus primeras pesas como mujer ante la mirada atenta de sus rivales y de sus mayores críticos, que defienden que no está en igualdad de condiciones que el resto de participantes.
La organización se tambaleó por numerosas polémicas
Lo cierto es que la polémica ha estado presente en Tokio meses antes de encender el pebetero olímpico. En febrero, inmersos en los preparativos, la organización de los juegos se tambaleaba, dejando a Japón como uno de los países con la igualdad de género como asignatura pendiente. El presidente del comité organizador, Yoshiro Mori, dimitió de su cargo por sus comentarios sexistas. El exprimer ministro nipón se pronunció sobre los supuestos inconvenientes que genera la representación de mujeres en la organización.
No había pasado ni un mes y el director artístico de los Juegos, Hiroshi Sasaki, tuvo que dejar su cargo tras conocerse su intención de que la conocida actriz Naomi Watanabe apareciera en la ceremonia de inauguración vestida como un cerdo.
Unos días antes de prender la llama, el responsable escénico de las ceremonias de apertura y cierre, Kentaro Kobayashi, dimitió por la avalancha de críticas tras salir a la luz una serie de grabaciones donde bromeaba sobre el Holocausto.