Roxana Popa, lecciones tras tres operaciones de rodilla: "Mi relación con la gimnasia es ahora más sana, me exijo menos"
- La gimnasta española Roxana Popa aborda la importancia de la preparación mental
- Simone Biles ha renunciado a competir en Tokyo 2020 por cuidar su salud mental
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Tras el anuncio de Simone Biles a solo 24 horas de que no participará en la final individual de gimnasia artística en Tokyo 2020, y después de haber roto el tabú de la salud mental en el deporte al desvelar que priorizaba estar bien a tener opciones de una medalla, son muchas las personas que han alabado su paso adelante. En el deporte de alta competición, es muy habitual que los deportistas tengan que lidiar con lesiones graves que además de su físico afectan a su mente.
Es el caso de Roxana Popa, gimanasta del equipo español y nuestra única representante en la final individual, que ha tenido que tras tres operaciones por una grave lesión de rodilla ha demostrado su fortaleza mental hasta llegar a la final olímpica.
“En el deporte de alta competición vivimos un agotamiento mental y un alto nivel de autoexigencia de decir constantemente: quiero más”, explica Roxana Popa en una entrevista con RTVE en ‘Los Juegos de Ellas’, el formato de vídeo para YouTube del Lab de RTVE que protagonizan mujeres que trabajan en el deporte de élite.
La importancia del descanso
Su recuperación ha pasado por una preparación mental que le ha permitido decir que a día de hoy tiene una “relación mucho más sana” con el deporte que practica, además de darse cuenta de la necesidad de dedicar tiempo de calidad al descanso, para una recuperación física y mental durante la competición.
“ No me da ningún tipo de reparo decir hoy no me apetece entrenar, porque somos personas“
La gimnasta española ha aprendido mucho de su lesión, sobre todo acerca de la forma de afrontar en el día a día los entrenamientos y las competiciones. “No me da ningún tipo de reparo decir hoy no me apetece entrenar, porque somos personas, va a haber un día en el que te apetezca más quedarte en tu cama descansando que ir a morirte de cansancio”, sentencia la gimnasta, de 24 años y que se forma como auxiliar de veterinaria con animales exóticos.
La relación de Roxana con la gimnasia ha cambiado desde que volvió a competir. “Que tengo un mal día, no pasa nada, sí que presto muchísima atención para no lesionarme, pero tengo un mal día y ya está”, concluye esta gimnasta, a la que ni la grave lesión ni una pandemia han evitado que se plante en la final individual de Tokyo 2020.
"Yo me pongo mis propios límites"
Muestra de la madurez que ha adquirido con los años y las lesiones es su reflexión de cómo afronta un mal día en el entrenamiento: “Ahora no me exijo, no espero nada, no se me agota el tiempo para hacer nada, hago mi gimnasia y yo diré hasta que limite llegar. Yo me pongo mis propios límites”, comentaba. Todo esto le ha servido para poder volver a disfrutar de su deporte: “Hoy puedo hacer más, hoy puedo hacer menos, hoy me apetece… Volví a disfrutar realmente y, no sé cómo, a ser feliz”. Algo que muchas veces olvida la élite, al centrarse sólo en los resultados.
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Roxana Popa ha elegido hacer pedagogía de la “crisis existencial”, que textualmente ha vivido durante la pandemia, para intentar que las “jóvenes que vienen por detrás” tengan este feedback. “No todo es tan bonito como se ve la competición… y quiero naturalizar lo que hay detrás de todo eso: sufrimiento, sacrificio, dudas.. muchas dudas”, explica la gimansta.