'Dejà vu' en la final de peso: por primera vez en la historia se repite un podio individual en dos Juegos Olímpicos
- El estadounidense Ryan Crouser revalida el oro, Joe Kovacs repite en la plata y Tomas Walsh, en el bronce
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El ciclo olímpico más largo y disruptivo desde la Segunda Guerra Mundial, con una pandemia que ha trastocado la preparación de casi todos los deportistas del mundo, no ha hecho mella alguna en la jerarquía del lanzamiento de peso, que en Tokyo 2020 ha repetido, por primera vez en la historia del olimpismo en una prueba individual.
Así, el estadounidense Ryan Crouser, de 28 años y plusmarquista mundial de la especialidad, ha revalidado la medalla de oro con un lanzamiento de 23,30 metros, mientras que su compatriota y gran rival, Jan Kovacs, ha repetido plata con 22,65 metros. Con el bronce se ha quedado, como en Brasil, el neozelandés Tomas Walsh, que lanzado a 22,47 metros.
Los tres han brindado la mejor final olímpica de la historia de la prueba, que ha exigido llevar el peso hasta más allá de los 22 metros para alcanzar las medallas.
Crouser, por su parte, ha batido el récord olímpico -que él mismo ostentaba desde la final de Río de Janeiro- hasta en tres ocasiones durante el concurso, dejándolo a solo siete centímetros del récord mundial, los 23,37 metros que él mismo marcó en junio, durante las pruebas clasificatorias de Estados Unidos celebradas en Eugene.
Una prolongada rivalidad
El lanzador estadounidense ha celebrado su segundo título olímpico ataviado con un sombrero de vaquero y dedicando la medalla de oro a su abuelo, fallecido recientemente: "Abuelo, lo hemos conseguido. ¡Campeón olímpico 2020!", rezaba un folio manuscrito que Crouser ha mostrado a las cámaras tras su victoria.
Es un triunfo que le coloca entre los mejores de la historia en su especialidad, ya que solo tres lanzadores antes habían logrado repetir título olímpico: dos compatriotas suyos, Ralph Rose (1904 y 1908) y Perry O'Brien (1952 y 1956), y su antecesor, el polaco Tomasz Majewski (2008 y 2012).
Una carrera que, en buena parte, se ha visto impulsada por su rivalidad con Kovacs y Walsh, que ya ofrecieron una final memorable en los Mundiales de Doha 2019. En aquella ocasión, Kovacs se consagró campeón del mundo por un solo centímetro, con un lanzamiento de 22,91 metros.
"Entre nosotros tres, siempre nos estamos impulsando", resumía el neozelandés tras la final, convertida ya en uno de los grandes momedntos que dejará para la historia olímpica el vacío Estadio Olímpico de Tokio.