Los verdaderos héroes de Tokyo 2020: el Equipo Paralímpico de Refugiados
- La cifra de para atletas se ha visto incrementada con respecto a Río 2016. La participación se ha visto aumentada un 66,6%
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Ibrahim Al Hussein y Shahrad Nasajpau fueron los dos únicos para atletas con la condición de refugiados que debutaron en los Juegos Paralímpicos de Río 2016. Compitieron bajo la bandera de atletas paralímpicos independientes y no con la del equipo de refugiados. Tras la hazaña de los Juegos Cariocas los deportistas volverán a tener su oportunidad en Tokyo 2020.
A los dos para atletas se le sumarán cuatro deportistas más, sus nombres: Alia Issa, Parfait Haklzlmana, Mohamed Abbas Karimi y Anas Al Khalifa. Esta vez sí que lo harán bajo la bandera del Equipo Paralímpico de Refugiados dirigido por la Jefa de Misión y Paralímpica estadounidense Ileana Rodríguez, paralímpica en Londres 2012 y refugiada.
A pesar de que cada vez hay más inclusión con respecto a este colectivo, el Comité Paralímpico asignaba únicamente seis plazas para un total de 50 para atletas que peleaban por estar en Tokyo 2020. Por lo que este reducido elenco representará a 12 millones de refugiados sirios que cuentan con alguna discapacidad.
- Ibrahim Al Hussein: nadador sirio residente en Grecia
Un acto altruista determinó la vida de Ibrahim para siempre. Un amigo suyo recibió un disparo y Ibrahim quiso ayudarle. Un acto heroico que trajo consecuencias ya que a los pocos instantes detonó una bomba. Un gesto de bondad que no solo le hizo perder la parte inferior de su pierna derecha y sufrir daños en el tobillo izquierdo también se esfumaron sus esperanzas de convertirse en deportista de élite generándole una depresión.
El fatal accidente le hizo buscar un horizonte mejor por ello decidió irse a Grecia tras pasar por Turquía.
Ibrahim pasó verdaderas penurias, vivió en la calle durante meses y luchó cada día por un plato de comida, cuando un golpe de suerte cambió su vida. Le presentaron al doctor Angelos Chronopoulus quien costeó la pierna protésica que le hizo comenzar a entrenar y mantenimiento posterior.
Hizo historia al convertirse en el primer refugiado en sostener la antorcha olímpica en Atenas.
2. Alia Issa: lanzadora de club griega que posee la condición de refugiada
Alisa Issa nació en Grecia. Llevaba una vida normal hasta que a los cuatro años contrajo la viruela. Su vida quedó postergada a una silla de ruedas, a un alto grado de dependencia y dificultades a la hora de hablar. En la escuela sufrió bullying por parte de los otros niños por su discapcidad.
La enfermedad golpeó de nuevo a su familia, su padre falleció de cáncer. Tras la pérdida obtuvieron el estatus de refugiadas. En el colegio de secundaria fue donde descubrió el deporte y este le cambiaría la vida. Michalis Nikopoulos se la llevó a su club deportivo Tyrtaios Sports Club donde su pasión y fuerza estaba destinada a que realizara lanzamiento de club, deporte que desde un primer momento la cautivó.
A sus 20 años Alisa Issa se convierte en la primera mujer refugiada paralímpica.
3. Parfait Hakizimana: taekondista burundés residente en el campo de refugiados de Mahama (Ruanda)
Parfait Hazkzlamana nació el año 1988 en Burundi. Cinco años después estalló una guerra civil. Un gran conflicto armado que hizo que recalara en un campo de desplazados, donde años posteriores sería atacado. Su madre fue asesinada y él recibió un golpe en el brazo.
La precariedad de la sanidad africana hizo que tras su lucha de dos años no pudiera salvar su brazo, por lo que tuvo que ser amputado.
A partir de este hecho buscó refugio en el deporte. Fue esta la razón por la que se inició en el taekwondo. Su pasión por las artes marciales le hizo abrir un club en su país natal. Pero la violencia en su país no cesaba y cinco años después decidió huir y exiliarse en Ruanda.
No dejó el taekwondo de lado en su nueva vida, siguió entrenando y comenzó a entrenar a 150 personas en el campo de refugiados. Ha logrado un billete para los Juegos Paralímpicos de Tokyo 2020 donde se convertirá en el primer atleta en competir en una cita olímpica viviendo en un campo de refugiados.
4. Mohamed Abbas Karimi: nadador afgano radicado en Estados Unidos
Mohamed Abbas Karimi nació sin brazos. La discapacidad en Afganistán no está bien vista y le consideraban un “condenado”. Él era un niño normal que quería salir y jugar, pero solo recibía insultos y acoso por parte del resto.
En 2013 empezó con la natación, deporte que le salvó. La vida no le dotó de brazos, pero le dio un talento descomunal en sus pies. Se convirtió en campeón nacional afgano en su primera competición.
Su vida no estaba destinada a seguir en Afganistán, el país no le brindaba las oportunidades necesarias para su carrera deportiva a parte estaba en conflicto y la seguridad cada vez era peor. Emprendió un largo y duro viaje hacia Turquía en compañía de su hermano.
Consiguió atravesar la frontera y recaló en un campo de refugiados. En Turquía estuvo afincado tres años donde logró 15 medallas en la natación, dos de estos metales fueron en campeonatos nacionales.
En 2015 su vida cambió gracias a Mike Ives el cual le encontró a través de una publicación en Facebook. Viajó a Estados Unidos donde le consiguieron la documentación y en 2016 se reubicó en Portland.
Hizo historia en 2017 al convertirse en el primer refugiado en ganar el Campeonato Mundial de Para Natación y espera seguir haciéndola en Tokyo 2020.
5. Shahrad Nasajpour: el lanzador de disco y de bala iraní residente en Estados Unidos
Sharad Nasaipau nació con parálisis cerebral lo que le generó limitaciones de movilidad en la parte izquierda de su cuerpo. Comenzó compitiendo con su país, pero diversos problemas que le imposibilitaban entrenar decidió abandonar el país.
Buscó asilo en Estados Unidos y fue uno de los impulsores del Equipo Paralímpico de Refugiados. Nasaipau se peguntaba porque existía un equipo de olímpicos refugiados, pero no de paralímpicos por lo que decidió escribir al IPC.
Participó en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 donde finalizó en undécima posición en el final round. Volverá a Tokyo 2020 donde espera mejorar su marca.
6. Anas Al Khalifa: piragüista sirio radicado en Alemania
Su familia se desestructuró tras el inicio del conflicto sirio y Al Khalifa pasó a vivir lejos de las armas y la violencia, en un campo de desplazados. Como muchos de sus paisanos decidió huir a Turquía donde vivió un año a base de trabajos precarios.
En busca de una mejor vida decidió emprender el “camino de la muerte", para llegar Alemania.
Encontró empleo como técnico de instalación de paneles solares. Trabajo que en vez de cambiarle la vida haría que la sacrificara. En un día lluvioso Al Khalifa se resbaló y cayó al suelo. A partir de este instante entro en un bucle lleno de oscuridad. Sufrió una lesión en la médula espinal que le ha postrado a una silla de ruedas. Intervenciones quirúrgicas y operaciones se fueron sucediendo en torno a un año y medio sumiéndolo en uno de los momentos más complicados de su vida.
Su fisioterapeuta insistió en que realizará deporte y eso fue lo que le llevó al club de piragüismo SV Halle Para Kanu, donde conoció a Ognyana Dusheva, su actual entrenadora. Al Khalifa aceptó probar el piragüismo, pero él no confiaba en sus capacidades y comprobó que era bueno. El piragüismo le devolvió la esperanza de vivir y ahora entrena con la motivación de ser cada día mejor.