Historia de España en los Juegos Paralímpicos: de ganar cuatro medallas a convertirse en potencia mundial
- La delegación nacional suma catorce ediciones desde Tel Aviv 1968, siendo Barcelona 1992 su mejor participación
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España afronta en Tokyo 2020 sus decimocuartos Juegos Paralímpicos Su incursión comenzó en 1968 y, desde entonces, se han sucedido diversas y numerosas historias de superación, deportistas irrepetibles y logros destacados para la delegación nacional, especialmente con Barcelona, Atenas y Sídney como sedes. En Japón, el país buscará superar el declive de preseas que arrastra desde Atenas 2004 y regresar a su época más gloriosa, aquella en la que brillaba como potencia mundial.
Tel Aviv 1968, los primeros Juegos para España
Aunque los Juegos Paralímpicos tuvieron su primera edición en Roma durante el verano de 1960, España no participó en ellos hasta Tel Aviv 1968. Carmen Riu fue la encargada de estrenar el medallero de la delegación nacional al colgarse dos medallas de plata en las pruebas de 50 metros braza y 50 metros libres. La nadadora, que por entonces tan solo contaba con 17 años, tenía impedida las piernas y se desplazaba en silla de ruedas a causa de una poliomielitis. Pronto empezó a destacar en la natación adaptada para hacer historia en el deporte de nuestro país. España tan solo ganó otras dos preseas más (una plata y un bronce), las logradas por el también nadador Miquel Carol.
Fueron unos Juegos marcados por la celebración del 20 aniversario de la independencia de Israel, un estado ya militarizado y con aire posbélico. De hecho, los deportistas se alojaron en un barracón militar, separados por sexos. En este contexto histórico, Estados Unidos fue el país que más medallas se colgó (99 en total, seguido de Reino Unido, con 69, y de los anfitriones, con 62) y el italiano Roberto Marson, el deportista más exitoso con diez oros: cuatro en esgrima en silla de ruedas, tres en atletismo y tres en natación.
Récord de medallas en Barcelona 1992
España ejerció de anfitriona en Barcelona 1992, firmando una gran actuación. Por primera vez, la delegación superó el centenar de medallas al ganar nada menos que 107. Fueron las primeras paralimpiadas como las conocemos hoy en día, los Juegos en los que se instauró un nuevo método más igualitario que permitía agrupar a los deportistas en función de su capacidad física y deportiva. También el espejo en el que muchas personas se miraron y vieron un futuro distinto gracias a atletas como Purificación Santamarta. La mujer que había perdido la visión a los 8 años y que se refugió en el atletismo para evadirse de la rutina y llevar una vida más activa, se colgó cuatro oros ese mismo año.
Parte de la culpa de lo logrado en Barcelona 1992 fue de la ONCE, que, durante muchos años, fue el único soporte de los paralímpicos. La fundación posibilitó la preparación de unos 300 deportistas durante 18 meses y destinó una partida de más de 24 millones de euros que se invirtió en la adecuación técnica y de instalaciones, así como en la contratación de personal especializado para los Juegos. Su empuje, junto con el de las Administraciones Públicas, marcó un hito y España pasó a situarse entre las primeras potencias mundiales.
Atlanta 1996, la consolidación de España
Tras la impecable actuación nacional en Barcelona 1992, se antojaba difícil el hecho de volver a repetir tal gesta en Atlanta 1996. No obstante, la delegación tan solo se quedó a una presea de igualar las conseguidas como anfitriona y obtuvo el quinto puesto en el medallero por países. Esta proeza no hizo más que consolidar a España como potencia internacional, que contaba con deportistas de la talla de Julio Requena, Beatriz Mendoza, Ricarde Oribe o María Ángeles Fernández.
Sídney 2000: esplendor y controversia
España volvió a colgarse 106 medallas en la cita australiana de Sídney 2000, escalando hasta la cuarta posición en el medallero. No obstante, en primera instancia, la situación fue muy diferente. España marchaba tercera con 107 preseas, pero su impecable papel deportivo (con varios récords del mundo incluidos, como el de Alfonso Fidalgo en lanzamiento de disco) se vio empañado por el mayor escándalo vivido en unos Juegos Paralímicos.
Y es que se descubrió que el equipo español de baloncesto, que se colgó el oro, no estaba formado por discapacitados intelectuales. Tan solo dos de sus doce miembros cumplían los requisitos para participar en el evento. El país fue obligado a devolver la medalla y Fernando Martín Vicente, el entonces vicepresidente del Comité Paralímpico Español, fue expulsado de inmediato por su implicación en el fraude.
El declive en Atenas 2004
Con Atenas 2004 irrumpieron dos países (China y Ucrania) que dejaron su impronta y superaron a España, que, pese a su notable actuación, se alejó de lo conseguido en las tres ediciones anteriores (71 medallas, muchas de ellas en natación gracias a las actuaciones de Teresa Perales o Chano Rodríguez). La delegación nacional siguió descendiendo posiciones en el medallero en los años sucesivos: décima en Pekín 2008 con 58 preseas; decimoséptima en Londres 2012 con 42, y undécima en Río 2016 con 31).
En Tokyo 2020, España aspira a volver a alzarse como una potencia mundial y a repetir los éxitos obtenidos en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sídney 2000. Para ello cuenta con deportistas de gran nivel: de Teresa Perales, la nadadora más laureada de todos los tiempos, a Sarai Gascón, pasando por Toni Ponce y Gerard Descarrega.