Cuando el deporte nos hace mejores: la cara más humana de los Juegos Paralímpicos
- La delegación española alcanza en su participación en Tokio un total de 35 medallas
- Los Juegos Paralímpicos evidencian lo importante que es la competencia sana y un equipo técnico respaldando al deportista
Los Juegos Paralímpicos de Tokyo cierran este domingo el telón hasta que renazcan en París dentro de tres años. La cita más importante del deporte para atletas con discapacidad es, una edición más, la evidencia de que detrás de los éxitos y las derrotas de cualquier deportista hay un gran equipo técnico: los que no vemos en la foto de familia son aquellos que aplauden los triunfos de sus pupilos, los que día tras día izan las velas para que el velero siga nadando a pesar del viento. A ellos, se suman unos dignos rivales que hacen más dulces las victorias con sus abrazos y los deportistas de apoyo, que son sus ojos y el timón del barco. Ellos son la cara más humana del deporte.
La fotografía de los nadadores que compitieron en la categoría S5 (deportistas con pequeña altura, con una discapacidad adicional como una hemiplejia o paraplejia, o ausencia de extremidades) ha dado la vuelta al mundo. Para poder salir con impulso, los representantes sin brazos de esta disciplina necesitaban a su partner in crime. Sus entrenadores son quienes se subieron al cubo del borde de la piscina para crear resistencia con una toalla que los nadadores sujetaban con los dientes. Podrían lanzarse a la piscina sin su ayuda y nadar sin cansarse, pero sin ellos no contarían con esa bocanada de oxígeno para ponerse por delante de sus contrincantes.
Los miembros del equipo técnico no sólo están ahí para dar un empujón, también son los brazos a los que corren los deportistas cuando ganan el título que llevan años esperando. En las competiciones individuales, los atletas cruzan la meta solos pero el último sprint lo hacen para saborear el éxito con los suyos. Detrás de cada logro, hay duros días de entrenamiento, años de esfuerzo y toda la ilusión. Conseguirlo es un sueño que, a veces, se cumple. Por eso, no hay nada como ver a la tunecina Raoua Tlili abrazarse a su entrenador tras ganar el oro y batir el récord mundial en la final de lanzamiento de bala en la categoría F41.
La felicidad es mejor si es compartida, así lo demuestra el deporte. Eva Moral ganó un bronce que supo a oro en triatlón categoría PTWC 1 (atletas con limitaciones en extremidades inferiores) el pasado sábado. Su pareja Ángel Salamanca estuvo al final de la meta para aupar a Moral en brazos. Esta vez, no hincó rodilla para pedirle matrimonio tal como hizo en el podio de las Series Mundiales en Yokohama, el lugar donde se conocieron, Ángel y Eva celebraban el primer triunfo de Moral en su debut en unos Juegos.
Cuando los rivales se convierten en amigos
En el mejor de los casos, se festejan las medallas e incluso a veces hay doble celebración si se consigue rebasar el récord del mundo o el récord paralímpico. Cuando la competición termina, los rivales pasan a ser amigos y el triunfo de uno se convierte en el de todos. En la piscina de Tokio, la nadadora española Sarai Gascón abrazó a su eterna contrincante la neozelandesa Sophie Pascoe después de que el oro acabase en sus manos. Poco le importó a Gascón quedarse sin la presea dorada, se la había llevado su amiga.
Pero, los deportistas no siempre consiguen el resultado esperado y el apoyo de los rivales es el mejor consuelo. En el deporte de alto rendimiento y en competiciones de este calibre, es igual de imprescindible contar con un equipo que te respalde como con contrincantes que sepan abrazarte en los momentos más duros. Así lo hizo el francés Charles-Antoine Kouakou, que consoló al atleta español Deliber Rodríguez tras quedar en cuarta posición en la final de los 400 metros de atletismo. El bronce se le escapó a Rodríguez, superado por el británico Columba Blango, y el español no podía creerlo. Gracias a sus compañeros, consiguió digerir una de las posiciones más difíciles, a las puertas del podio.
Los deportistas de apoyo, el timón del barco
A Tokio han acudido 135 deportistas de la delegación española. De ellos, 122 son titulares con discapacidad y 13 de apoyo. Su papel es fundamental en el desarrollo de las pruebas que desempeñen los atletas con discapacidad visual, minusvalía motriz y disfunción cerebral. Son los ojos de aquellos que corren hacia una meta en la oscuridad. Son aquellos en quienes los deportistas depositan toda su confianza.
Susana Rodríguez, la triatleta gallega de oro, voló hacia la meta de la mano de su guía Sara Loehr. Codo con codo, se preparó para cumplir el sueño que llevaba años persiguiendo. Y lo consiguió. El pasado mes de julio, la española compartió a través de su Twitter un vídeo donde se pueden escuchar los pasos de ambas perfectamente acompasados.
El lazo de un guía con su deportista es irrompible. Es un vínculo que convierte el triunfo de Susana en un triunfo doble, también de Sara. La deportista relataba esta felicidad de ayudar a Susana así: "Veníamos preparadas, habíamos trabajado mucho estos dos últimos meses sin pisar nuestras casas, donde ha habido momentos de bajón (...) Al final, después de todo llega el día D a la hora H y sale todo a la perfección. Disfrutamos la carrera, corrimos como nunca y el premio llegó. Feliz de poder compartir esto con Susana , de poder haber sido esa persona que le ha ayudado a llegar hasta aquí".