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Olimpismo | JJOO 2036

El sueño olímpico vuelve a planear sobre la capital: ¿Qué posibilidades existen para un Madrid 2036?

  • El Ayuntamiento de Madrid y el COE trabajan en una posible candidatura olímpica para el futuro
  • Tras los intentos fallidos de 2012, 2016 y 2020, Madrid necesita un proyecto diferente ajustado al nuevo proceso del COI

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Madrid quiere presentar su candidatura a los Juegos Olímpicos de 2036

El sueño olímpico vuelve a revolotear por Madrid. Con el trío de candidaturas fallidas 2012-2016-2020 todavía reciente, las voces de un nuevo intento vuelven a surgir desde el seno del propio ejecutivo del consistorio madrileño hasta el propio Comité Olímpico Español, que por boca de su presidente, Alejandro Blanco, ha animado a la capital a postularse para los Juegos Olímpicos de 2036.

La ilusión, pese al rifirrafe público entre alcalde, José Luis Martínez-Almeida, y vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, está presente y puede ser el origen para lanzar una nueva intentona para convertir a la capital de España en sede olímpica, algo en lo que ya se trabaja desde hace meses, según el COE y que el CSD, según su presidente, José Manuel Franco, "apoyaría".

La última oportunidad se perdió en la primera ronda de aquella votación en Buenos Aires en 2013 de nefasto recuerdo para el consistorio entonces liderado por la popular Ana Botella. ¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿Tendría Madrid más posibilidades de ser olímpica en 2036?

Más allá del debate sobre si Madrid necesita o no unos Juegos Olímpicos, el primer punto a favor para el lanzamiento de una nueva candidatura es, precisamente, la desaparición de las candidaturas olímpicas tal y como las conocíamos allá por 2013. El COI apuesta ahora por un sistema más discreto con el que ha eliminado la competición olímpica pública entre varias candidaturas que tan malos resultados dio a Madrid, derrotada sucesivamente por Londres en 2012, Río de Janeiro en 2016 y Tokio en 2020, y lo ha suplido con un "dialogo continuo sin compromiso" de las candidaturas interesadas con el COI.

Brisbane marca el nuevo método de elección de unos Juegos

La elección de la australiana Brisbane para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2032 es el primer ejemplo de cómo se gestiona actualmente la concesión de sedes por parte del COI. La sucesión de crisis económicas ha reducido el interés de las grandes ciudades del mundo por lanzarse a una carrera que, sin la seguridad de saber si el objetivo llegará a puerto, ya supone una inversión de grandes dimensiones. Madrid, solo en su candidatura para los Juegos de 2020, infraestructuras aparte, invirtió unos 11 millones de euros, más los casi 17 procedentes de inversión privada.

Tras el acuerdo del COI con París y Los Ángeles para repartirse los juegos de 2024 y 2028 ante la ausencia de más candidatas (se retiraron Hamburgo, Roma y Budapest), la incertidumbre de 2032 se zanjó con la concesión del Comité Olímpico Internacional a la ciudad australiana de Brisbane de la que apenas se conocían detalles hasta su anuncio público. Un proceso completamente diferente al que vivió Madrid en sus tres procesos consecutivos, en los que fue finalista en dos ocasiones (2012 y 2016), y que supone un ahorro de un 80% del coste, según declaraciones a Efe de Kristin Kloster Aasen, presidenta de la Comisión de Futuras Sedes del COI.

La propia rotación entre continentes, la norma no escrita que el COI suele mantener para que los Juegos rueden por el planeta de forma equitativa, favorecería a una supuesta candidatura de Madrid a acoger los Juegos de 2036. Tras los de París en 2024, Europa se despediría de los Juegos hasta, por lo menos, 2036, tras pasar por América en 2028 y Australia en 2032. La seguridad financiera que busca el COI actualmente dejaría escasas posibilidades a unos hipotéticos y parece que cada vez más lejanos primeros Juegos en África.

La incertidumbre de las infraestructuras

La inseguridad financiera fue una de las causas que lastraron las candidaturas madrileñas en el pasado y un aspecto fundamental si quieren llevar con éxito un nuevo intento olímpico. La última candidatura madrileña, que presumía de austeridad, cayó ante la poderosa opción de Tokio. Por el camino quedó un reguero de infraestructuras que actualmente, terminadas, reformadas para otras funciones o, incluso, todavía en esqueleto, habría que repensar para un pretendido nuevo proyecto.

Madrid tendría por delante, a 15 años vista, mucho trabajo en un proyecto que difícilmente podría parecerse a los anteriores. Partiendo de la desaparición como tal del estadio olímpico de La Peineta, remodelado por completo para convertirse en el actual estadio de fútbol Wanda Metropolitano, hasta el emplazamiento de la villa olímpica, donde se ha proyectado el desarrollo urbanístico conocido como La Nueva Centralidad del Este, la capital tendría que arrancar un proyecto novedoso y en un nuevo emplazamiento.

Sí podría mantenerse como uno de los ejes vertebrales del proyecto la instalación más consolidada de aquellas candidaturas, La Caja Mágica, sede del Madrid Open de tenis y que tiene proyectado, además, una ampliación con un nuevo estadio para 10.000 espectadores. Otros, como el inacabado Centro Acuático, cuyas obras se paralizaron en 2010 y con un futuro aún incierto pese a los intentos para darle uso tras una inversión cercana a los 100 millones, espera su turno a la vera del estadio Metropolitano; así como el Canal de Aguas Bravas de La Gavia, en proceso de reconversión en un parque público.

El difícil retorno de la inversión de unos Juegos Olímpicos es uno de los principales muros a los que tendría que enfrentarse Madrid si decide dar de nuevo el paso adelante, especialmente tras el económicamente desastroso Tokio 2020, lastrado por completo por la pandemia de coronavirus que obligó a su aplazamiento a 2021.