Ronald Koeman, el héroe de la Champions de Wembley, sale del Barça por la puerta de atrás
- El autor del gol que dio la primera Champions al Barcelona en 1992 deja el banquillo culé 29 años después
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La salida de Ronald Koeman del banquillo del FC Barcelona, aunque esperada, cayó como una bomba en la madrugada de este miércoles tras la derrota en campo del Rayo Vallecano (1-0). Se pone fin a una etapa de un año y dos meses desde su llegada, con una Copa del Rey como único bagaje.
Koeman llegó como salvador para asumir las riendas del equipo en la temporada 2020-2021. La anterior había acabado en crisis también al no conseguir su antecesor, Quique Setién, el título de Liga en disputa con el Madrid, aunque lo más determinante fue el 8-2 en Champions contra el Bayern.
El hombre que anotó el gol de la primera Champions azulgrana en 1992, el de la victoria sobre la Sampdoria en Wembley, era recibido por la parroquia culé como salvador.
Le tocó nada más llegar capear el temporal que había provocado Leo Messi con su ya histórico burofax anunciando su salida. Finalmente el argentino no se fue del equipo y Koeman pudo tener a su disposición al capitán y mejor jugador del mundo.
Pero el primer desencuentro llegó con otro de los puntales del equipo hasta esa fecha: el uruguayo Luis Suárez. Koeman le dejó claro que no contaba con él y el ariete acabó fichando por el Atlético de Madrid; error como se vio al final.
Y eso que en Liga el equipo comenzó con buen pie, pero en octubre comenzaron a encadenarse los malos resultados, entre ellos el primero de los Clásicos perdidos contra el Madrid en casa. También hubo una derrota contra el Atlético en el Metropolitano, pero al menos el gol no fue de Suárez.
A Koeman le salvaba en ese momento que los partidos se disputaban a puerta vacía y no se sometía al juicio de la afición más allá de las redes sociales. Pero paralelamente se venía abajo uno de sus pilares: Josep Maria Bartomeu.
El entonces presidente se veía fuera de la presidencia merced a una moción de censura que aceleraría el proceso electoral. El debate institucional apagaba un tanto el de lo deportivo, donde el equipo lograba la clasificación para octavos de la Champions cumpliendo el trámite.
Además, el equipo progresaba en la Copa del Rey aunque no sin sufrimiento, ganando eliminatorias tras unas prórrogas agónicas. El torneo del 'KO' doméstico fue la tabla de salvación tras caer eliminado en octavos de la Champions por el PSG, encajando un 1-4 en el Camp Nou aún sin público en la grada. Y es que también el Athletic de Bilbao le había arrebatado la Supercopa.
Peleando a duras penas por la Liga y amarrando la Copa, Koeman veía con pesimismo la llegada de Joan Laporta a la presidencia del Barça.
El hándicap de hacer un equipo sin Messi
El nuevo presidente en su segundo mandato tenía que hacer frente a una delicada situación económica por la que el club se tuvo que desprender de importantes activos. La sonora marcha de Leo Messi y la de Griezmann dejaron al equipo bajo el liderazgo de unos pocos veteranos como Piqué, Alba y Busquets, más un conjunto de jóvenes promesas.
Koeman se mantuvo ese verano gracias a una tensa negociación con Laporta que le costó incluso un ataque de ansiedad. Pero sabía que su confianza estaba en el alambre y que de haber tenido dinero para el finiquito, el presidente le habría buscado sustituto.
Con esos mimbres empezó una nueva temporada, en la que el equipo ha ofrecido una imagen muy alejada de lo habitual tanto en Liga como en Champions. Tuvo que salir Laporta a primeros de este mismo mes ha ratificarle; ni 30 días han pasado para que cambiara de opinión.
Se llegó a la situación esperpéntica de que Koeman saliera a una rueda de prensa sin preguntas, leyendo un comunicado en el que defendía tener un equipo "en construcción". En esta nueva temporada sí que hay público y el neerlandés ha tenido que escuchar ya los silbidos.
Silbidos que se convirtieron en un escrache a la salida del Clásico en el Camp Nou, saldado de nuevo con derrota ante el Madrid (1-2). Un grupo de aficionados, sobre todo de una generación que no vio el gol del 92, rodearon el coche de Koeman increpándole.
Fue la antesala de lo que acabaría ocurriendo este miércoles en el campo del Rayo Vallecano, la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de Joan Laporta y el cese de Ronald Koeman.