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Fútbol | Clasificación Eurocopa 2024

Escocia 2-0 España: la 'Flor de Escocia' y el peor partido de España en 20 años, las claves

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Escocia 2-0 España: De la Fuente se muestra positivo a pesar de la pobre imagen de la selección

La selección española de fútbol jugó mal en Escocia. La primera derrota de Luis de la Fuente, en el partido de clasificación para la Eurocopa 2024 jugado en Glasgow, no tiene excusa posible.

De nada sirve que el vestuario, empezando por el propio Luis de la Fuente, lamente los errores defensivos y los califique de "accidentes". Esos errores dejaron señalados a Pedro Porro y Dani Carvajal, como señala nuestro compañero Alberto Rivas.

La clave fue otra: la Flor de Escocia. No tiene nada que ver con la 'flor de Zidane' o de Ancelotti, por mencionar entrenadores a los que se les ha atribuido. Es mucho más

Flor de Escocia

Es la traducción del himno nacional escocés, 'Flower of Scotland'. El ambiente en Hampden Park era como en el fútbol de otra época, algo que saben imprimir los británicos a sus partidos desde la grada y contagia al césped.

Empezó con el himno, interpretado por una banda de gaiteros y con 50.000 gargantas a pleno pulmón. Primer gol. Luego llegaron los de McTominay, que está en racha, pero que no fueron fruto del patadón y tentetieso de antaño.

Una cosa es el ambiente y otra el estilo, que en el caso del conjunto que dirige Steve Clark es directo pero con transiciones rápidas. Lo que España tarda 15 o 20 pases en elaborar, se puede hacer en tres pases si tienes los futbolistas adecuados.

Banda izquierda escocesa, un puntal

El hecho de que Porro y Carvajal fueran los protagonistas de España en sentido negativo tiene su explicación, en justicia, en el gran partido del ala izquierda de Escocia.

Empezando por el central Tierney, que pese a ser central se ubicó en el exterior de la línea defensiva y no renunciaba a subir por la banda, como quedó reflejado en el segundo gol. Además se pegaba, literalmente, con la defensa de España en las jugadas a balón parado.

Unas jugadas a balón parado que tenían el sello de McGinn, con saques cerradísimos dirigidos al área pequeña de la meta defendida por Kepa, tan cerrados que alguno incluso buscó sorprender al meta español.

Seguimos por Robertson, el capitán, que anuló tácticamente y psicológicamente a la banda derecha española. Cierto que el resbalón de Porro en el primer gol fue un accidente, pero al accidente le siguió una lección de intensidad que aprendió también Carvajal.

Y, por último, McTominay. El centrocampista del Manchester United no se movió solo por banda izquierda, pero supo estar oportunamente cuando más se necesitaba en las jugadas por ese lado del campo. Cuatro goles en dos partidos sin ser delantero, llegando desde segunda línea.

Los cambios de España no funcionaron

Luis de la Fuente respondió afirmativamente en la previa a si iba a hacer "cuatro o cinco cambios", ya que en el pasado con la sub-21 le había funcionado. Al final fueron ocho cambios y tal vez demasiados.

El equipo estuvo irreconocible, empezando por la defensa. De los diez jugadores llamados "de campo", solo mantuvo al doble pivote. El resto de líneas, renovadas. Incluso la punta, con un Joselu que lo intentó pero no tuvo fortuna. El cabezazo al larguero pudo haber cambiado el partido.

Esa ocasión de Joselu llegó en los únicos diez minutos buenos de España, que en los 80 restantes estuvo irreconocible. Los cambios en la segunda parte para buscar más presencia ofensiva se acabaron diluyendo, salvo un voluntarioso Nico Williams.

Defensa endeble, una vez más, y a peor

De nuevo defensivamente España estuvo mal, o peor. Sabían que Escocia era un equipo que les iba a exigir mucho físicamente, corriendo y yendo al choque en cada balón dividido. Lo dijeron Rodri y De la Fuente en rueda de prensa.

Lo sabían, pero no se vio que hicieran nada para remediarlo. Además, el hecho de que McTominay marcara los dos goles llegando en segunda línea evidencia que se descuidaron las ayudas, y eso no es solo culpa de los defensas.

Poco se puede salvar del peor partido de la Roja en mucho tiempo, tanto que no se recuerda un partido de la selección española sin marcar gol en fase de clasificación desde el 7 de junio de 2003, contra Grecia (0-1). Casi 20 años redondos, triste efeméride.