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Obituarios

Arsenio Iglesias, de las lágrimas del 94 a la euforia del 95

  • La carrera como entrenador de Arsenio estuvo marcada por la Liga perdida del 94 y la Copa ganada en el 95
  • El 'Bruxo de Arteixo' es la mayor leyenda del Deportivo, al que subió a Primera y lo convirtió en gigante

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La emotiva rueda de prensa de Arsenio Iglesias tras el penalti fallado de Djukic: "Siento una gran tristeza por la gente de la calle"

Arsenio Iglesias, 'O Bruxo de Arteixo' (24 de diciembre de 1930 - 5 de mayo de 2023), la mayor leyenda del deportivismo, será siempre recordado por su última etapa en el equipo coruñés, aquella en la que un pequeño club gallego voló como nunca convertido en el 'SúperDepor', con dos fechas muy marcadas en los seguidores blanquiazules: la gran decepción de la Liga del 94 y el tremendo éxito de la Copa del 95.

Aquellos dos momentos fueron el culmen de Arsenio Iglesias como entrenador. Tras subir al Deportivo a Primera División, Arsenio, que había dirigido a su club de toda la vida en tres etapas diferentes, lo llevó a cotas inimaginables para los aficionados coruñeses y para él, que parecía vivir ajeno al éxito que le llegó a sus sesenta.

"Mucho que decir y poco que contar"

"Mucho que decir y poco que contar". Así empezó Arsenio la emotiva rueda de prensa posterior al partido contra el Valencia en el que perdió la Liga 1993/94 con un penalti fallado por Djukic en el último minuto. Un drama absoluto para un club humilde que plantó cara al FC Barcelona, campeón a la postre aquel 14 de mayo de 1994.

"Yo creo que estaría escrito así, el equipo ha corrido, no ha jugado demasiado bien, tuvo muchos atrancos, quizá estuvo demasiado nervioso, pero nos faltó marcar un gol", explicaba un Arsenio tremendamente disgustado. El técnico de Arteixo simbolizaba la ilusión de todo un pueblo: "Yo siento una gran tristeza por esas gentes de las calles que yo veía todos los días, los lunes, los martes... esa gente mayor, esos niños, que tenían una ilusión tan tremenda, y que yo pensaba que podríamos desilusionarlos, porque podría pasar esto, porque no es la primera vez que me pasa, o que le pasa a las gentes... y ha pasado. Hasta fuimos a fallar un penalti cuando no había ni tiempo ni para respirar".

Esa actitud, esa cercanía con los suyos, lo encumbró como algo más que un entrenador. Arsenio se convirtió en un símbolo del Deportivo y, estaría escrito así, encontró su oportunidad de resarcirse un año después. "Una vez en la vida podíamos haber conseguido, pero no pudo ser". No pudo ser en 1994, pero 1995 tenía guardado un regalo para el orgullo herido del deportivismo.

"Estábamos deseando que terminara todo"

El equipo coruñés, de nuevo con Arsenio al mando, repitió subcampeonato liguero en la campaña 1994-1995 peleando el título al Real Madrid hasta la penúltima jornada, pero tocó el cielo en la Copa del Rey. De nuevo con el Valencia como rival en el partido decisivo, esta vez los de Arsenio sí alcanzaron la gloria. No fue fácil. No podía serlo para el Dépor, pese a sus rutilantes jugadores como Bebeto, Mauro Silva, Fran... Un diluvio espectacular convirtió la final en una obra de dos actos, uno de 79 minutos y, tres días después, uno de 11.

El segundo acto fue toda una liberación para el deportivismo. Un gol de Alfredo Santaelena tumbó al odiado Valencia y llevó la Copa a Coruña, el primer título de un club gallego. Y Arsenio respiró. "Lo que pasamos estos días esperando con la mandíbula prieta... estábamos deseando que se terminara todo".

El éxito llegó por fin. "Llevábamos un tiempo que el equipo andaba cerca de todo", explicó un Arsenio en una rueda de prensa posterior a la final de Copa que marcaría el final de la última y más brillante etapa de Arsenio en el Deportivo. El 'sabio', que antes de recoger la Copa se fundió en un abrazo con Augusto César Lendoiro, presidente del club en aquella época, abandonaría su Dépor por desavenencias con el propio dirigente. Arsenio vivió después una corta y agridulce experiencia en el Real Madrid, pero nada emborronará jamás su imagen. La imagen de una leyenda sencilla. La más importante del fútbol coruñés.

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