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Champions | Manchester City - Real Madrid

La valentía de Guardiola se toma la revancha ante el Ancelotti más conservador

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La valentía de Guardiola se toma la revancha ante el Ancelotti más conservador
La valentía de Guardiola se toma la revancha ante el Ancelotti más conservador

Sonrisas y lágrimas en el banquillo del Etihad Stadium. Ancelotti y Guardiola se saludaban efusivamente antes de comenzar el baile y lo hacían con cuentas pendientes. La derrota de la temporada pasada había dejado un poso en el técnico catalán y quería tomarse la revancha en el mejor momento de la temporada para los ingleses.

La superioridad manifiesta del equipo de Guardiola dio paso a las lágrimas futbolísticas del Real Madrid en un partido con 90 minutos más que conservadores de los de Ancelotti. Ni siquiera el famoso chicle del italiano pudo calmar los ánimos de un equipo que fue apabullado y superado en todas las facetas del juego por un equipo que le ganó desde la pizarra.

Guardiola le propinó un repaso táctico a Ancelotti con un juego alegre, proactivo y fructífero frente al conservadurismo, la moderacion y el continuismo de un Madrid que ya no le vale con una proposición tan pobre como la de hoy. La victoria del entrenador español le mete en su cuarta final de Champions y se queda a tan solo una de Carletto. Además, Guardiola alcanza las 100 victorias en la máxima competición europea y se sitúa a siete de los números del entrenador blanco.

La guardia pretoriana blanca por encima del estado de forma

Lo que funciona no se debe tocar o eso pensaba Ancelotti. Esta dualidad es la que llevo al técnico italiano del Real Madrid a escoger a Militao por delante de Rudiger en el duelo de vuelta. El zaguero alemán realizó un partido incomensurable en la ida para 'secar' a Haaland, pero en las noches donde se decide todo, Carletto lo tiene claro. La pareja formada por Militao - Alaba se proclamó campeona de Europa la campaña pasada y el mister blanco no quería tocar precisamente eso que le había funcionado tan bien.

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Si bien es cierto que Nacho Fernández cumplió a la perfección en la consecución de la 14ª Copa de Europa, el tándem alemán/austriaco había realizado una Champions impoluta y el tecnico de los madrileños tenía claro que confiar en los mejores era uno de sus principios. Ahí estaba la cuestión y la dualidad. ¿Confiar en los mejores o en los que mejor están?, Carlo Ancelotti no dudó: los mejores siempre en los mejores partidos aunque el resultado no fuese el esperado.

Guardiola y su once inamovible

Precisamente la frase de no tocar lo que funciona fue lo que siguió Guardiola para decidir el once en su Etihad y destrozar al Real Madrid. El catalán introdujo variaciones en su último duelo en Liga ante el Everton, pero volvió a su esquema habitual en la competición europea por excelencia. Los Foden, Julian Álvarez y Mahrez dieron paso a los Grealish, Gundogan y De Bruyne que habían rendido a la perfección en el Bernabéu.

El 3-2-4-1 ofensivo en ataque y los cuatro zagueros en fase defensiva le habían dado resultado a Pep ante Bayern de Munich y Leipzig y su idea era inamovible: someter al rival con transiciones rápidas e incluso con futbolistas que juegan de memoria. Dicho y hecho. Los 90 minutos llevaron la rúbrica inglesa del City con un entrenador que tiene ya la Liga encarrilada y que puede convertirse en el primer entrenador de la historia de los británicos en ganar una orejona.

De la seriedad de Carletto a la euforia de Pep en el primer tiempo

Los gestos son el fiel reflejo del estado de ánimo. El City salió al Etihad a intentar dominar en todas las facetas posibles al equipo visitante y lo consiguió. Rodri realizó una jugada individual maravillosa a los 20 minutos que a punto estuvo de acabar en gol y ahí estaba su entrenador para animar a sus fieles. "Más, más y más", pedía Guardiola con la mano tras el error del pivote español en el área del Real Madrid mientras que Ancelotti hablaba con Vinicius para intentar arreglar el desaguisado que se estaba viendo en la parcela defensiva del vigente campeón.

La euforia del entrenador de los ingleses no iba a terminar ahí y el primer gol de Bernardo Silva iba a desatar al Guardiola más visceral. El tanto del portugués abrió el tarro de las esencias en Manchester y el ex entrenador del Bacelona se daba la vuelta para celebrar con los suyos el primero del duelo con los dos puños cerrados al más puro estilo Simeone, pero sin la mano en zonas nobles.

El segundo iba a ser todavía intenso. Carletto se sentaba en su pupitre del banquillo, ceñudo, con cara de pocos amigos y con los dedos en la barbilla y Guardiola decidía lanzar el puño al aire para vivir sin miedo un pase que parecía cada vez más cerca con el doblete de Silva. El choque se encaminaba al descanso y ahí volvía el José más cholista arengando a las masas con los brazos ante una afición que le quiere tanto que hasta le han pintado un mural en la ciudad.

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La alegría de los ingleses ante un atenazado Real Madrid

La derrota de la temporada pasada mostró el camino a Guardiola. Los celestes dominaron de cabo a rabo el partido con algún chispazo blanco como el larguero de Kroos, pero con un equipo que mostró una movilidad que excedía los límites defensivos del Real Madrid. Si el año pasado el equipo español había salido vivo del Eithad, esta vez no iba a ser así. Ancelotti prefirió esperar en su campo en el primer tiempo y terminó pagándolo.

Los dos zarpazos de Bernardo Silva no espabilaron en demasía al vigente campeón que seguía atenazado en su parcela del campo a alguna contra o algún despiste de una plantilla no solo trabajada, sino físicamente muy superior a la blanca. Cuando los de Ancelotti conseguían robar el esférico, el City ya contaba con hasta seis jugadores para cortar de raíz cualquier atisbo de acercamiento ante Ederson. Guardiola tenía la lección bien aprendida de lo que había sucedido en semis de la 21/22 y escogió ir a por el choque desde el minuto uno.

Tan solo un inspiradísimo Courtois evitó una goleada todavía mayor en un repaso táctico estratosférico y catedralicio del entrenador catalán al ganador de cuatro Champions. El gol de Militao en propia meta fue un claro ejemplo de lo que había sido un partido y un equipo que se vio superadísimo en todo momento y que deberá cambiar piezas del puzzle la temporada que viene.

Ancelotti dio entrada a Asensio en el 70 y a Ceballos en el 80 como cromos que pudieran agitar la coctelera, pero el partido siguió con la tónica del color de la camiseta del Real Madrid. La oscuridad en el juego del del italiano dio paso a la resignación en los últimos compases en una eliminatoria que supuso la revancha de Guardiola ante uno de sus amigos íntimos en Europa.

La revancha entre dos viejos amigos europeos

Guardiola y Ancelotti en Champions League. Español e italiano se han visto las caras hasta seis veces en esta competición y forman una de las parejas que más se han cruzado en la Champions. Hace casi 365 días, los dos técnicos también se veían en la misma fase, pero con otro final. La revancha de Guardiola se consumó tras el intento de la temporada pasada y fue con resultado incalificable.

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De las seis veces que se habían enfrentado en la Champions, nunca había habido un marcado tan abultado entre ambos, exceptuando un amistoso de verano que se disputó en Estados Unidos (4-1) donde ninguno se jugaba nada. Los duelos entre City y Real Madrid aseguran goles y más con dos entrenadores en el banquillo que forman parte de la historia del fútbol.

El éxito de Guardiola es centenario. El catalán firmo su victoria número 100 en Champions y lo hizo con el billete a Estambul donde se disputará la final. El entrenador de los 'cityzens' se queda a tan sólo siete triunfos (107) de los números de Ancelotti en la máxima competición europea. El año que viene, quien sabe si se volverán a cruzar en el camimo o por el contrario, ha sido el último baile de dos virtuosos del banquillo.