El Valencia logra la salvación en la despedida de Joaquín en el Villamarín
- Joaquín salió de titular e igualó el récord de partidos jugados en La Liga con 622
- El Valencia volvió a recurrir a los jóvenes para alejar el fantasma del descenso
El Valencia empató 1-1 y logró la salvación por sus propios méritos en el campo del Betis, sin tener que depender de terceros y después de una catastrófica temporada en la que jugó con fuego, en un partido con un nombre propio: Joaquín Sánchez, en una noche repleta de emociones en la que el eterno capitán verdiblanco, genio y figura, fue ovacionado en todo momento y se hartó de llorar en su adiós al fútbol profesional a sus 41 años.
El peor inicio para el Valencia
Tras un primer tiempo en el que Betis se adelantó con un gol a los 56 segundos de Ayoze Pérez ante un Valencia que necesitaba puntuar para certificar su permanencia sin estar pendiente de nadie. El último partido de esta Liga tenía más historia e interés para el Valencia que para el Betis, ya con los deberes hechos en una buena temporada al tener asegurada la sexta plaza y su tercera presencia seguida en la Liga Europa, ya que el equipo che se jugaba la salvación y necesitaba puntuar para no depender de nadie. Una derrota le abocaba al descenso si se daba una carambola maléfica: un triple empate a 41 puntos con Getafe y Cádiz, o uno cuádruple con estos equipos y el Almería.
El adiós de un genio que se fue entre lágrimas
Esto se vio claro desde el primer segundo, después de que el técnico verdiblanco, el chileno Manuel Pellegrini, pusiera de titular al sempiterno capitán Joaquín Sánchez, en su despedida del fútbol profesional a los 41 años, con lo que igualó el récord de 622 partidos en Primera del meta Andoni Zubizarreta, y recuperara al central argentino Pezzella, tras su sanción, en lugar del ítalo-brasileño Luiz Fellipe.
Ya con Joaquín, el gran protagonista, fuera del campo, del que se retiró con una fortísima ovacion y llorando por su adiós como profesional al ser suplido en el 60 por Rodri Sánchez, los de Pipo Baraja, conscientes de lo que se jugaban, no se amilanaron y siguieron empujando y acosando el área vediblanca, sin mucha claridad, pero sí con perseverancia. El Valencia fue capaz de vencer al nerviosismo propio de estas situaciones en la última jornada de Liga y vio el cielo abierto cuando el árbitro, en el 63, señaló penalti a su favor por unas presuntas manos del argentino Guido Rodríguez tras un cabezazo de Gabriel Paulista, aunque poco después se llevó el chasco de que el VAR anuló dicha acción propicia para haber empatado.
Con ambos equipos con savia nueva por los cambios, esto no hizo mella en el conjunto valenciano, que siguió a lo suyo, pasito a pasito, presionando muy arriba al Betis hasta que encontró su premio 8 minutos después, en el 71, cuando un oportuno robo en la frontal del área de Nico González y un pase filtrado al área lo aprovechó el canterano Diego López para hacer el 1-1, por bajo y echándole el balón a un lado a Bravo. Era el tercer tanto, crucial para la tranquilidad de su equipo, del joven de 21 años y fue validado por el árbitro tras la revisión del VAR y comprobarse que no había fuera de juego.
A partir de ahí, el juego se calmó, aunque el Valencia se quedó con uno menos al ver primero la amarilla a Yunus Musah, por una dura entrada al rival, aunque el árbitro fue avisado por el VAR y modificó su decisión mostrándole la roja directa al estadounidense tras ver la acción en la pantalla a pie de campo. De ahí al final, el argentino Germán Pezzela pudo desnivelar la igualada con un cabezazo que rozó el gol a centro de Canales, pero los valencianos contemporizaron para amarrar un empate que, tras una campaña catastrófica, les daba la salvación sin mirar ya a otros campos.