Piedras y focos en el primer título de Montse Tomé
- La seleccionadora no ha dejado de estar cuestionada desde que asumió el cargo
- La concentración en Oliva, la derrota ante Italia en Pasarón y la permanente duda sobre el regreso de jugadoras, escollos salvados en el camino del billete a París
Primera noche de diciembre de 2023. La niebla cubría el césped del Estadio Pasarón antes del duelo entre España e Italia de la fase de grupos de la Nations League, al que la selección llegaba invicta tras la consecución del Mundial y pese a los temblores que hicieron tambalear los cimientos más anclados de la Federación.
Athenea del Castillo puso el 1-0 a los doce minutos de partido y todo apuntaba hacia una noche plácida en Pontevedra. El partido llegó al descanso con el solitario gol de Athenea en el marcador y, tras la charla en los vestuarios, cuando sonó el silbato para reiniciar el encuentro, las cuentas eran claras. España tenía sólo diez jugadoras sobre el campo.
Esther González maquilló los tres goles que Italia convirtió en apenas diez minutos y, tras la derrota, Montse Tomé aseguró que Aitana, jugadora sustituida en el descanso, “avisó con poco tiempo de que no podía continuar”. Además, añadió que no hubo “tiempo para que Esther calentase y entrase al partido, por eso se empezó la segunda parte con una menos”.
La otra protagonista, Aitana Bonmatí, se pronunció en sus redes sociales, tras los ríos de tinta que corrieron sobre la situación. “Durante el descanso no me sentí bien y le pedí al cuerpo técnico ser sustituida porque entendí que lo mejor para el equipo era que entrara otra compañera”, apuntó.
Lo importante, como la jugadora añadió, fue que la selección consiguió la clasificación para la Final 4 de la Nations League. El camino para el debut de Montse Tomé como seleccionadora absoluta no fue menos complicado al inicio, pese a la estrella recién bordada en la camiseta, 31 días antes, en Sidney.
La destitución de Jorge Vilda, de quien era ayudante, y la “no dimisión” de Luis Rubiales siguieron a la consecución del Mundial, al mismo tiempo que se celebraba el primer título de la selección por las calles en un verano que agonizaba. De ese ruido se quiso abstraer al equipo, concentrado en Oliva antes del primer partido de la Nations League en Suecia, entonces número uno del ranking FIFA.
La convocatoria para esa primera ventana estuvo rodeada por desmentidos por parte de algunas jugadoras incluidas en la lista, en los que se incluían reiterados avisos de “no ser convocadas por motivos justificados” y que no se transmitió nada diferente “a ningún integrante de la RFEF”.
Aficionados, pocos, y prensa, mucha, se aglutinaban en torno al hotel de concentración de la selección, donde también llegaron jugadoras como Mapi León y Patri Guijarro, para evitar posibles sanciones por no acudir a una llamada del combinado nacional. Tras horas de reunión entre CSD, Federación y jugadoras, se acordó una reestructuración del ente federativo, con algunos de los “cambios profundos” que reclamaban las jugadoras y que pasaron por destituciones de la plana mayor, como Andreu Camps, secretario general, o Miguel García Caba, responsable de Integridad.
Salen las dudas y entra el balón
Con cansancio, sin entrenamientos de calidad y con el firme deseo de “jugar al fútbol en unas condiciones dignas, donde se respete a las jugadoras”, tal y como aseguró Irene Paredes, la selección llegó a Suecia para ganar, remontada incluida, con carteles en los que se podía leer, a miles de kilómetros de España, el ‘se acabó’, que dio la vuelta al mundo.
Ese impulso fue pleno cuando la afición se volcó con el equipo en el primer partido de la campeona del mundo en casa, ante el que el equipo respondío con una 'manita', contra Suiza y, sólo un mes después, Jenni Hermoso cerró el círculo para dar la victoria, en el minuto 89, en Italia.
El Estadio Arechi, en Salerno, dejó escuchar la alegría de las jugadoras con el tanto de la victoria. Un solitario grito de un grupo de jugadoras y cuerpo técnico que naufragó entre el vacío que llenaba sus gradas y que contrasta con los récords de asistencia, cuatro, que ha sumado la selección en los partidos como local, con la gota dorada de los 32.657 aficionados que presenciaron la victoria ante Francia en La Cartuja.
Todo, tras una fase de grupos con 23 goles a favor y sólo nueve en contra, ante selecciones como Suecia, contra quien se cerró la fase de grupos con un contundente 5-3, o Suiza, que se llevó doce goles en los dos encuentros ante España.
Mientras las victorias llenaban el zurrón de Montse Tomé y la selección no paraba de sumar motivos para la candidatura olímpica, se gestaba, y continúa gestando –con Markel Zubizarreta como actor principal-, el cambio del parecer de jugadoras, como Patri Guijarro, acerca de un posible regreso a una selección que ha sumado su segundo título en seis meses y que, nueve años después de su estreno en mundiales, camina “sin techo”, según Aitana Bonmatí, hacia los Juegos Olímpicos de la mano, también, de Montse Tomé.