Adnan Almousa, una historia de superación en la que el deporte ha jugado un papel muy importante
- Adnan Almousa se ha propuesto un reto, hacer una dominada más cada día del año
- "Me hace sentir vivo, lo llamo 'águila libre', olvido que soy una persona con discapacidad", afirma acerca de su relación con el deporte
La historia de Adnan Almousa es un buen reflejo de como a veces el deporte puede convertirse en toda una filosofía de vida. En su caso, la filosofía de una vida que no ha sido nada fácil. Tiene un 80 por ciento de discapacidad física pero es todo un ejemplo de superación y sobre todo de perseverancia. No se rinde y ese es el mensaje que quiere transmitir.
Con 14 años un francotirador le disparó en la guerra de su país natal, Siria, mientras atravesaba un puente con su bici para comprar el pan. "Al cruzar escuché un disparo y me caí, no sentí nada", nos cuenta antes de explicarnos el viaje que le trajo a España.
“No aceptaba que no iba a volver a andar“
Con su familia tuvo que huir al Líbano, los hospitales de Siria no eran seguros, según los médicos, por la situación que vive el país. A los grupos armados no les interesaba que siguiera con vida una persona que daba fe de sus malas prácticas, por decirlo de la forma más políticamente correcta.
"Tienes que llevar a tu casa a tu hijo porque si le llevan al hospital militar no vas a verle otra vez", le dijeron a su padre. Para él fue complicado cuando le dijeron que no iba a volver a andar. "No aceptaba, no respondí nada, pero no aceptaba ver a nadie, ni hablar, comía muy poco".
"El deporte me hace sentir vivo"
Pero el deporte apareció en su vida para rescatar sus ganas de seguir hacia delante. Empezó a jugar al basket en silla de ruedas y eso le devolvió la energía. "Me hace sentir vivo, lo llamo 'águila libre', olvido que soy una persona con discapacidad", nos explica.
Desde entonces ha corrido 6 maratones. Le invitaron a la de Barcelona y consiguió el visado para vivir en Manresa con su familia. "Nunca he tenido este compañerismo, me abrazaban y me decían, tú puedes", cuenta orgulloso. Además ha subido al Kilimanjaro con una ONG para recaudar dinero para los niños de Siria e incluso ha completado la máxima categoría de la carrera Spartan.
Ahora su sueño es competir en los Juegos Paralímpicos con una 'handbike', pero necesita conseguir una o algún patrocinador: "Lo más importante es tener la bici, pero cuesta mucho dinero y cada vez que tengo que alquilarla son 50 euros", relata.
Mientras busca un patrocinador que lo haga viable, se ha propuesto un reto. Hacer una dominada más cada día del año. Y si lo consigue el último día llegará a las 366. Y por si fuera poco, las hace en silla de ruedas. Con este ejercicio de superación Adnan nos manda un mensaje sin perder jamás su sonrisa. Una energía que se contagia y es un espejo en el que mirarse a la hora de enfrentarnos a nuestros pequeños grandes retos del día a día.