La llama olímpica alcanza suelo francés en Marsella, con la vista puesta en los JJOO de París 2024
- La icónica llama ha llegado al puerto deportivo de la ciudad del sureste de Francia en barco
- El nadador Florent Manaudou ha hecho el relevo a la atleta paralímpica Nantenin Keita, y el rapero Jul ha encendido el pebetero
Tras zarpar de Grecia y cruzar el Mediterráneo a bordo del velero Belem, la llama olímpica ha llegado finalmente a Marsella. Así, el primer pebetero de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha sido encendido, pasadas las siete y media, por el rapero Jul. El primero en portarla en suelo francés ha sido el nadador Florent Manaudou, se la ha entregado a la estrella paralímpica del atletismo Nantenin Keita y se la ha cedido al cantante marsellés.
La llama ha alcanzado el puerto en una fastuosa ceremonia encabezada por el presidente, Emmanuel Macron, y a la que han asistido 150.000 personas, además de contar con la presencia de un millar de barcos. Un espectáculo pirotécnico ha acompañado los últimos metros del barco en el puerto, mientras la orquesta filarmónica de la ciudad tocaban La Marsellesa al unísono junto al tenor Naestro.
"Podemos estar orgullosos", ha indicado el Macron, quien también ha dedicado unas palabras al equipo olímpico de vela.
Los organizadores han querido incluir numerosos símbolos en la ceremonia con el fin de relanzar el fervor popular por unos Juegos que aún no verán la luz hasta verano. El buen clima ha propiciado el ambiente festivo y multitudinario, eso sí, con fuertes controles de seguridad.
Al inicio del recorrido, el barco ha atracado en el pontón que refleja una pista de atletismo y Manaudou ha portado la antorcha tierra adentro mientras decenas de miles de ciudadanos vitoreaban y otros saludaban desde balcones y ventanas.
La antorcha ha llevado su recorrido desde la Notre-Dame de la Garde Basilica, conocida como la “Buena Madre”, hasta el centro de la ciudad. Posteriormente, ha atravesado del Parc Borély hasta el Palais du Pharo y de ahí a la Cité Internationale de Marseille. Finalmente ha terminado su visita tras llegar a uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad: el Estadio de Marsella.
El dispositivo de seguridad olímpico
Marsella se ha convertido en un "campo de pruebas" para poner sobre el terreno los despliegues de seguridad previstos en los próximos juegos Olímpicos del París. Francia ha estado en alerta máxima desde 2015 por los ataques islamistas que mataron a 130 personas e hirieron a cientos más.
Aun así, los Juegos Olímpicos, y en particular la ceremonia de apertura, representan un desafío de seguridad como ningún otro, lo que ha obligado al despliegue por tierra, mar y aire de efectivos solo para asegurar la llegada exitosa de la antorcha olímpico a Marsella. Entre ellos se encuentran los grupos de fuerzas especiales Groupe d'Intervention de la Gendarmerie Nationale (GIGN).
Fundado hace 50 años después de la masacre de los Juegos Olímpicos de Munich de 1972, en la que 11 israelíes murieron en un ataque de un grupo militante palestino, el GIGN es una de las unidades tácticas de élite de Francia, responsable de la liberación de rehenes, operaciones antiterroristas y otras incursiones de alto riesgo.
A pocos meses antes del arranque de la cita olímpica, la lucha antiterrorista se ha convertido en la mayor preocupación para el país. Lo demuestran las detenciones y los continuos recortes a las estimaciones de aforo para asistir a la ceremonia de inauguración, así como los controles establecidos en Marsella.
En la próxima ceremonia de apertura en París, lo que en un comienzo se había planificado para que lo disfrutasen alrededor de un millón de personas, a día de hoy se proyecta para poco más de 220.000 espectadores.