Adrián Gavira, en Conexión París: "Lo que más me gusta de Pablo es la humildad"

• Pablo Herrera disputará sus 6º Juegos Olímpicos, es el jugador de vóley playa con más participaciones olímpicas, y serán los 4º haciendo pareja con Adrián Gavira.
• Herrera-Gavira son la pareja más longeva del circuito mundial, los dos aseguran que la clave es “el respeto que nos tenemos y que somos muy payasos”.

Herrera y Gavira, la pareja más longeva del vóley playa

Pablo Herrera disputará este verano sus sextos Juegos Olímpicos y se convertirá en el jugador de vóley playa con más participaciones de la historia. Su relación con la cita olímpica empezó con una plata en Atenas 2004 haciendo pareja con Javier Bosma, “cuando nos colgaron la medalla, en el podio, ya me lo dijo Javi, que no éramos conscientes de lo que habíamos conseguido, de la importancia que tiene ganar una medalla olímpica y ya han pasado 20 años” asegura Herrera. Dos décadas después, en París, el castellonense de casi 42 años, afrontará el torneo olímpico con Adrián Gavira, su pareja en los tres últimos Juegos: Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020.

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El secreto para estar tanto tiempo entre los mejores es “encontrar un compañero como Adri que me aguante todo lo que me aguanta. También el físico, que el físico aguante y ser cabezón. Insistir, insistir y aunque te caigas, volver a levantarte, volver a seguir y si acaba un ciclo, empezar uno nuevo, con nuevos retos. Creo que, al final, es lo que te motiva a seguir”. Gavira, gaditano de 36 años, añade que “se necesita mucha ilusión, seguir haciendo lo mismo año tras año, somos los dos muy competitivos y luchadores. En el caso de Pablo, él ha superado varias operaciones y no es fácil para un deportista coger el ritmo y el nivel de juego después de una operación. Juntos hemos vivido momentos malos en nuestra carrera y, al final, a base de lucha y trabajo es lo único que hay para seguir en la pelea”.

Juntos van a cumplir 16 años y con cuatro participaciones olímpicas son la pareja récord del circuito. “Parecemos muy serios cuando estamos en un torneo, pero los dos somos muy payasos, en nuestro círculo de confianza estamos siempre gastando bromas, riéndonos. Los dos sabemos que las cosas que nos decimos en el campo, que no siempre son bonitas por la adrenalina, las decimos para mejorar, porque los dos estamos en el mismo camino y eso es lo importante” nos confiesa Adrián y Pablo añade: “Aguantamos tanto tiempo por el respeto que nos tenemos tanto dentro como fuera del campo”. Se admiran mutuamente, Pablo tiene claro lo que destacaría de Adrián: “Lo que más me gusta de él es la humildad y que siempre está dispuesto a dar el 100%, pase lo que pase dentro y fuera del campo”. Adrián coincide, “de Pablo me quedo con la humildad, estamos hablando de un subcampeón olímpico, uno de los mejores jugadores de vóley playa mundial, el mejor de España de toda la historia, pero él es uno más. Cuando le recuerdan que va a participar en seis Juegos Olímpicos, siempre dice que yo llevo ya cuatro”.

Pablo Herrera está viviendo sus últimos meses como jugador profesional y asegura riéndose que “sí, son mis últimos Juegos… ¡exclusiva! Después de París, tenemos el Cto. de Europa, el de España y un evento por Castellón para despedirme, para cerrar una etapa muy bonita, muy larga y de la que me llevo muchos recuerdos". Adrián quiere seguir, se propone encontrar un nuevo compañero de viaje para pelear por la clasificación de los Juegos de Los Ángeles 2028, “yo me siento bien físicamente, ya lo hablé con mi mujer y me apoya”.

El objetivo de la pareja española en París es alcanzar, al menos, los cuartos de final, una ronda que se les resiste en las últimas citas olímpicas, aunque los dos lo tienen claro “queremos disfrutar, como estamos haciendo durante todo este año. Sabemos que son los últimos Juegos Olímpicos juntos y que será muy emotivo”. El marco está asegurado, la pista de vóley playa está situada a los pies de la Torre Eiffel y se convertirá en una de las imágenes que quedarán en la retina de todos. Allí Herrera-Gavira nos mostrarán, una vez más, el “respeto que nos tenemos ha sido clave en que hayamos aguantado tanto”.