Eslovaquia y Rumanía alcanzan los octavos de final de la Eurocopa tras un ejercicio de funambulismo
- El empate sirve a ambas selecciones para pasar a la siguiente ronda
- Ucrania se queda fuera del torneo en un grupo que ha finalizado con un cuádruple empate
Eslovaquia y Rumanía firmaron tablas en la última jornada del grupo E (1-1) y confirmaron su presencia en los octavos de final. Cualquiera que no hubiese visto el partido podría pensar que ambas pactaron el empate, que se llevó a cabo el famoso ‘biscotto’ que sobrevolaba el Frankfurt Arena en las horas previas al partido. Nada más lejos de la realidad.
El fútbol premió finalmente la valentía de ambos, que alargarán su estancia en Alemania. El resultado, unido al empate entre Bélgica y Ucrania, desembocó en una situación difícil de creer: los cuatro equipos del grupo sumaron los mismos puntos.
Todas las selecciones acumularon cuatro unidades, pero la diferencia de goles resolvió el grupo. Rumanía pasa primera, Bélgica es segunda y Eslovaquia se clasifica en tercer lugar. Ucrania, la gran damnificada, dice adiós al campeonato.
Ni rastro del 'biscotto'... hasta los últimos minutos
Pese a que a ambas escuadras les servía el empate para sellar su boleto, Eslovaquia y Rumanía saltaron al césped como si de un ring de boxeo se tratase. El partido fue un intercambio de golpes puro y duro. Sin especulación ni prudencia.
Ninguna quería vivir en el alambre, pese a que ir a por la victoria suponía un riesgo tremendo. En el grupo más apretado de la historia del torneo, un gol suponía un giro de tuerca difícil de asumir.
El primer vuelco al grupo lo dio Eslovaquia. Tras un comienzo de partido repleto de golpes inofensivos, Duda asestó un gancho directo a la mandíbula rumana. El centrocampista eslovaco conectó un centro de Kucka y ajustició a Niță, que solo pudo acompañar el balón con la mirada en su camino hacia la red.
El impactó fue tan severo que mandó a Rumanía contra la lona. La selección de Iordănescu pasó de ser primera a última de grupo. Sin anestesia. Sin pestañear.
Por suerte o por destreza, los rumanos se levantaron rápido. Lo hicieron con polémica y mediante un penalti que el colegiado Daniel Siebert vio fuera del área, pero que el VAR señaló dentro. Hancko pisó a Hagi fuera de la zona de castigo, pero le zancadilleó dentro con la rodilla. Marin no dio tiempo a seguir debatiendo. Disparó a la escuadra desde los once metros y devolvió la igualdad al luminoso.
Rumanía, espoleada por un Ratiu hiperactivo, se topó con Dubravka en varias ocasiones durante el segundo acto. Pero Eslovaquia no se amilanó. En dos minutos de vértigo, los pupilos de Calzona hicieron temblar al cuadro rumano. Strelec, con un disparo que repelió Niță, y Haraslín, con una rosca que no cogió portería, estuvieron a centímetros de volver a poner el grupo del revés.
La oleada de sustos advirtió a ambas selecciones, que se dieron cuenta de que en el Frankfurt Arena había más que perder que ganar. La sombra del 'biscotto' reapareció y las posesiones eternas y las pérdidas de tiempo se hicieron habituales. Finalmente, el encuentro terminó en un empate que contenta a dos selecciones que ven su objetivo cumplido: estar en octavos de final de la Eurocopa.