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El hambre de Pogacar es un regalo para el Tour: victoria y más líder en el Pla d'Adet de Saint Lary-Soulan

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Tour 2024 | Tadej Pogacar asesta un golpe casi definitivo en la primera gran jornada pirenaica

Nombrar a Tadej Pogacar es llamar al espectáculo. La ambición de este corredor es una bendición para el ciclismo y para el Tour de Francia 2024. En lugar de mantener una actitud defensiva como portador del maillot, siempre ataca y lo ha vuelto en la primera etapa de los Pirineos, en las rampas del Pla D'Adet de Saint Lary.

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El campeón esloveno ha vencido la etapa en solitario y ha aventajado a su máximo rival, Jonas Vingegaard, en 39 segundos (más los 4 de bonificación en meta). Ahora sus diferencias en la general son aún mayores: 1'57'' sobre el danés y 2'22'' sobre Remco Evenepoel. que ha cedido 1'10'' en la cima.

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A diferencia del miércoles, en esta etapa pirenaica el UAE ha cambiado la estrategia. En lugar de quemar hasta el último momento a sus corredores, hoy el movimiento ha sido el de declarar en la salida que se buscaba una victoria de Adam Yates para luego hacerle atacar en la ascensión final.

Con esta acción, los de Josean Matxin no solo han tenido a un peón por delante para ayudar a Tadej cuando lanzara su irrefrenable hachazo, han obligado al Visma de Vingegaard y al Soudal de Remco a trabajar en los tramos más duros para aislar cuanto antes a sus gallos.

Bien es cierto que el tramo que Yates ha tirado de su líder ha sido corto, pero es que Pogacar iba sin cadena con la brisa de los grandes puertos y el aliento del público sintiéndolo en su rostro.

La ventaja que ahora atesora en la lucha por el amarillo invita a pensar, aunque esté casi prohibido manifestarlo en público, que este Tour tiene ya su nombre. Pocos pensarán que no lo volverá a intentar el domingo en el Plateau de Beille (15,8km al 7,9%) y en la última semana solo se podría pensar en dos etapas para ver un vuelco de las clasificaciones, la del viernes en Isola 200 y la contrarreloj final del domingo en Niza.

Jornada llena de banderas peninsulares

La primera de las dos etapas en Los Pirineos ha sido toda una fiesta y no solo porlos fuegos de artificio que regala Pogacar y su UAE. Antes de la ascensión final, los aficionados que llenaban las cunetas del Tourmalet y del Hourquette d'Ancizan han vibrado con el pundonor de Oier Lazkano y el resto de los fugados del día.

El corredor vasco ha hecho ondear las ikurriñas y las banderas de España en las dos subidas y se llevará para siempre el mérito de coronar primero el coloso Tourmalet.

Ben Healey, irlandés del EF, fue el último superviviente de la escapada del día. Le engulleron Yates y Pogacar en e momento más incandescente de la jornada.

Carlos Rodríguez hace soñar con un podio para España

Mérito también para el español Carlos Rodríguez (Ineos), fue cuarto en meta (+1'19'') y ahora es quinto en la general, a 8 segundos de Joao Almeida, cuarto, y a 6'09'' del maillot amarillo. Si los esfuerzos sobrenaturales de los tres gallos de la carrera provocan una pájara, Rodríguez ha de estar ahí para aprovechar el hueco y asaltar el podio.

Este domingo la semana se cierra con la decimoquinta etapa y segunda en Pirineos entre Loudenvielle y Plateau de Beille, de 197,7 km. Llega una de las citas claves del Tour con 4.850 metros de desnivel y 5 puertos exigentes. Para empezar el Peyresourde (6,9 km al 7,8 %), para después enlazar con el Col de Menté (1a,9,3 km al 9,1) y el Portet D'Aspet (1a, 4,3 km al 9,6).

El punto fuerte, donde se van a citar los favoritos, será el ascenso al Plateau de Beille, de categoría especial, con la meta a 1.780 metros después de ascender 15,5 km al 7,9%.