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Pista olímpica

El retorno de la reina Biles, de nuevo oro olímpico ocho años después: lo mejor del concurso completo de gimnasia

  • La estadounidense vuelve a ser la mejor en el 'all around', por delante de la brasileña Andrade y su compatriota Lee
  • Simone Biles logra su segundo oro en estos Juegos y su octava medalla olímpica

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Simone Biles, en el 'all around' de gimnasia artística: Biles reina con su sexto oro olímpico

Simone Biles, en el 'all around' de gimnasia artística: Biles reina con su sexto oro olímpico

Simone Biles estaba llamada a recuperar su trono en la gimnasia artística, del que abdicó temporalmente en los Juegos de Tokio, por los conocidos problemas de salud mental que la apartaron y que a la postre han contribuido a hacer más grande la figura humana de una deportista sobrehumana. En los Juegos Olímpicos de París, ha reivindicado su antigua corona, colgándose su segundo oro en el concurso completo y aspira a aumentar sus dominios.

Biles se impuso con un total de 59,131 puntos y una ventaja de 1,199 puntos sobre la brasileña Rebeca Andrade (57,932), de nuevo subcampeona olímpica, como en Tokio 2020. El bronce fue la también estadounidense Sunisa Lee, campeona en los últimos Juegos, con 54,465 puntos. Esta medalla, sexto oro olímpico para la considerada mejor gimnasta de todos los tiempos, le coloca en palmarés a la altura de las históricas Larysa Latynina y Vera Caslavska, hasta ahora las únicas dobles campeonas olímpicas. Y aún aspira a tres metales más, en las finales de suelo, barra y salto.

Tras lo visto en la final por equipos, en la que Simone Biles guio a Estados Unidos a la victoria, no parecía ninguna sorpresa que se alzase otra vez con el oro, pero la final del concurso completo individual en París tuvo momentos de tensión e incertidumbre, tras un fallido ejercicio en asimétricas que hizo dudar a la veterana gimnasta, de 27 años, que se vio por un momento en la tercera plaza. 

Sin embargo, no solo se sobrepuso, sino que, antes de terminar su ejercicio de suelo, el último de la última rotación, todo París y el mundo entero ya sabían que iba a conseguir el oro, con el aplauso de todo el pabellón de Bercy, de sus rivales y compañeras, rindiendo homenaje a una gimnasta que no solo es reconocida como grande, sino que es respetada y querida. En especial, fue emotiva su complicidad durante la final con la brasileña Rebeca Andrade, con la que intercambió gestos afables, saludos y aplausos durante sus actuaciones. Ellas empezaron las rotaciones y las concluyeron: un duelo coreografiado que regaló algunas de las imágenes más impresionantes de la final. 

Salto: un arranque con seguridad

Ambas empezaron la final con rutinas que dominan a la perfección. La brasileña con un salto en potro, el Cheng (medio giro de entrada con un mortal y medio), que borda y que le reportó 15,100 puntos (5,6 de dificultad y 9,5 de ejecución). Se especuló con si intentaría una triple pirueta, pero quiso empezar sobre seguro.

¿Y cómo respondió Biles? Con su Biles II, el Yurchenko de entrada más doble mortal carpado, todo potencia -demasiada, por el paso atrás algo exagerado que tuvo que dar-. La réplica, un 15,766 (6,4 de dificultad, 9,366 de ejecución).

Giro de guion en las barras asimétricas

Entretanto, otros ejercicios fantásticos se sucedían en el pabellón. Quien se dio cuenta de apartar los ojos del duelo Biles-Andrade pudo ver en directo el ejercicio de la argelina Kaylia Nemour en las asimétricas, con una rutina que partía con una dificultad nunca vista (7,2), en el que, pese a cometer un error al no aguantar una vertical en la banda superior, hizo de largo la mayor puntuación de la final, 15,533. La Federación francesa, que perdió la posibilidad de alistar a esta joven perla de 17 años y vio cómo concursa con el pasaporte argelino por su origen paterno, lo habrá lamentado.

Con este ejercicio, Nemour se puso en la clasificación general por delante de Biles, quien cometió un grave error en las asimétricas, precisamente el aparato que menos domina y en el que nunca ha ganado una medalla. No solo no quiso arriesgar a presentar un nuevo elemento que lleva su nombre (una variación del Weiler-Kip, al que aporta un giro y medio antes de subir), sino que a punto estuvo de tocar el suelo al hacer un pack para pasar a la banda inferior. Flexionó demasiado las rodillas y se quedó sin impulso. Casi tocó al suelo, y aunque se recompuso, la nota cayó en picado (13,733), la más baja de entre las principales favoritas.

Juegos Olímpicos de París 2024: Simone Biles en el ejercicio de barras asimétricas en la final de concurso completo de gimnasia artística

Momento del error de Biles en el ejercicio de barras asimétricas AP / Morry Gash

Mientras, el ejercicio de 14,666 de Andrade en las barras asimétricas, el mejor de su concurso, puso a la brasileña líder en mitad de la final y a Biles tercera, una posición extraña para la estadounidense cuando se encuentra en plenas facultades.

La compañera de equipo de Biles, Sunisa Lee, se defendió de un comienzo decepcionante para reclamar finalmente el bronce. Gimnasta tan elegante como correcta, destacó su ejercicio en asimétricas, prueba en la que ya fue también tercer escalón del podio en los Juegos de Tokio, y en París obtuvo la segunda nota más alta (14,866), por detrás de Nemour.

La barra, fuente de equilibrio

La barra de equilibrio fue un bálsamo para Biles, porque superó su minicrisis, solucionó el ejercicio con mucha solvencia y lo rubricó con una salida impecable (14,566), lo que le sirvió para volver a tomar la delantera. Destaca cómo resolvió la parte más acrobática de la prueba. Sabedora de ello, no pudo evitar la sonrisa mientras seguía contoneándose sobre la barra. 

El suelo decide

La cuarta y última rutina dictó sentencia. Llegados al último aparato, los ejercicios en suelo de Sunisa Lee y Rebeca Andrade apartaron del podio a la italiana Alice D'Amato, de nuevo muy regular en la final individual, como ya lo estuvo en la de equipos. La brasileña sacó un pie en una de las diagonales, pero su ejecución fue por lo demás sobresaliente (14,033), con la plasticidad, estética y simpatía que la caracterizan.

En el momento culminante de la final, Biles necesitaba una nota de 13,867 para hacerse con el oro en un ejercicio en el que había puntuado 14,600 en la clasificación. Obtuvo un 15,066. Se exhibió con lo mejor de su repertorio: el Biles II, el Biles I, movimientos de gran dificultad ejecutados en diagonales plenas de potencia, sin salirse un milímetro del tapiz.

Así, Biles puso un final feliz a la crónica de su restauración como reina de la gimnasia artística. Un nuevo capítulo, porque seguirá escribiendo páginas y dibujando filigranas para la historia del deporte a partir del sábado, con las finales por aparatos. Continuará.