París redime a Simone Biles, que se lleva tres de los cinco oros a los que aspiraba
Aunque no ha conseguido igualar a la leyenda rusa Latyinina, la estadounidense sale de París 2024 como la gran estrella olímpica, tras ganar cuatro medallas y acumular 11 en sus tres participaciones. El concurso masculino confirma el actual dominio de Japón, con el oro de Oka y el de equipos.
La estadounidense Simone Biles era la estrella que todo el mundo quería ver resplandecer de nuevo en los Juegos Olímpicos de París 2024. Y este lunes se ha marchado consagrada como la mejor gimnasta de la era moderna, con tres oros en cinco finales, y un total de siete metales dorados en toda su carrera. Y eso a pesar de que no ha podido igualar a la mítica gimnasta rusa Larisa Latyinina, que obtuvo nueve oros en tres Juegos Olímpicos.
Finalizadas todas las pruebas de gimnasia artística de estos Juegos, Biles se consagra como la gran multimedallista, con tres oros -uno de ellos, por equipo- y una plata. Por detrás quedó su gran competidora, la brasileña Rebeca Andrade, que se marcha de París con un oro, dos platas individuales y un bronce por equipos. Suma un total de cinco medallas olímpicas y es la atleta brasileña más condecorada en unos Juegos de la historia. Junto con la estadounidense de 21 años Sunisa Lee (seis medallas en los últimos dos Juegos, dos de ellas de oro), es la máxima competidora y posible sucesora de Simone Biles.
Tras la competición olímpica en París, otros nombres para tener en cuenta son los del japonés Shinnosuke Oka, con tres oros -también uno por equipo- y un bronce, y el filipino Carlos Yulo, con dos oros individuales. Y, aunque solo con una medalla por el momento, Kaylia Nemour, francesa de origen pero que compite por Argelia, convertida en la primera campeona olímpica africana en gimnasia al ganar el oro en las barras asimétricas.
Tres oros para la redención de Biles
Superada la crisis del último ciclo olímpico, que le llevó a una retirada temporal, Biles ha demostrado la fortaleza de siempre en su tercera cita olímpica y culmina una merecida cosecha de premios y el reconocimiento unánime del público, compañeras y rivales a la que ya era calificada como la gimnasta más grande de todos los tiempos.
En la última jornada de la gimnasia artística, a la de Columbus (Ohio) se le ha escapado el oro en la barra de equilibrio, una prueba en la que sigue sin alcanzar el oro olímpico. Y en la final de suelo, última prueba en estos Juegos, se ha conformado con la plata.
Es la gimnasta más laureada de la historia, con 30 medallas en campeonatos mundiales y 11 medallas olímpicas (siete oros, dos platas y dos bronces). En estos Juegos de París ha ganado tres oros en tres finales (concurso por equipos, concurso completo y salto).
Biles -que, si alarga su carrera hasta Los Ángeles en 2028, disputaría en ‘casa’ sus cuartos Juegos con 31 años- lideró a Estados Unidos para alcanzar de nuevo el oro por equipos que habían cedido en Tokio. Fue la mejor en el concurso completo, sobreponiéndose a un fallo en asimétricas para terminar imponiéndose sin contestación (59,131, un punto de ventaja sobre la brasileña Rebeca Andrade. Ganó su oro en salto con una media de 15,300 puntos, ejecutando una vez más el salto que lleva su nombre, el Biles II (un Yurchenko con doble mortal hacia atrás carpado, de gran dificultad); la medalla de plata fue también para Andrade, que únicamente en este aparato ha logrado ganar alguna vez a Biles.
Japón triunfa en la gimnasia masculina
Los renovados éxitos de Simone Biles la encumbran sobre todos los deportistas de estos Juegos Olímpicos y eclipsan el rendimiento de sus colegas en la gimnasia masculina. En esta, el triunfador en París ha sido en lo colectivo Japón, oro en la final por equipos, y en lo singular el joven de 20 años Shinnosuke Oka, oro además en el concurso completo.
El filipino Carlos Yulo también ha ganado dos oros individuales en los aparatos de suelo (en la que el español Ray Zapata quedó séptimo) y en salto. Aunque en gimnasia artística masculina hay seis finales de aparatos por las cuatro que hay en la femenina, es menos frecuente que proliferen los multimedallistas, por el diverso grado de especialización que requieren.
Oka se impuso en el concurso individual a uno de los favoritos, el chino Boheng Zhang, y logró colgarse así el cuarto oro consecutivo de un gimnasta japonés en el ‘all around individual’, que el país nipón acumula desde Londres 2012. Destronó al campeón en los Juegos de Tokio, su compatriota Daiki Hashimoto, lastrado por una caída en el caballo con arcos. Oka, al que su entrenador le ha puesto el mote de ‘Ferrari’ por su capacidad de mejora, es el sexto atleta japonés de la historia en ganar una medalla de oro en su primera aparición en unos Juegos, como ya lo fue Hashimoto en los anteriores, lo que evidencia la pujanza y amplitud de la cantera de gimnastas japoneses.
El Olimpo de la gimnasia artística
La gimnasia artística, una de las tres modalidades olímpicas de la gimnasia, ha estado presente en todos los Juegos de la era moderna, desde los primeros de Atenas 1896, y con categoría femenina desde Ámsterdam 1928. Pero, si en el siglo XX el dominio lo ejercieron la Unión Soviética y otros países de su órbita, en el XXI se ha producido una polarización.
La gimnasia masculina es, en la actualidad, un duelo entre dos gigantes de Asia oriental: China y Japón. Desde Sídney 2000, China ha conquistado tres veces el oro, mientras que Japón lo ha hecho en otras tres, entre ellas estos Juegos de París 2024, en los que se ha proclamado oro en el concurso por equipos, y de hecho ha sido la selección ganadora de la final olímpica en ocho ocasiones.
En la gimnasia femenina, se han hecho fijas en la élite China y Estados Unidos, que desde 2012 ha sido el equipo ganador en tres de las cuatro finales colectivas, salvo en Tokio, cuando no pudo contar con su principal integrante, Simone Biles.
Los grandes gimnastas de la Guerra Fría siguen en lo más alto del palmarés: Nikolai Andrianov (15 medallas, siete de ellas de oro, seis oros en pruebas individuales); Boris Shakhlin, ruso de origen ucraniano (13 medallas, siete de ellas de oro, entre 1956 y 1964); y los japoneses Takashi Ono (13 medallas en cuatro Juegos) y el mítico Sawao Kato (12 medallas y el gimnasta masculino con más oros de la historia, ocho).
Nombres que se mantienen anclados en la mitología por la magnitud de su palmarés. Aunque es de justicia decir que, si se atiende a la calidad técnica y al rendimiento en el concurso completo individual, que da cuenta de qué gimnasta es el más completo, es de mención obligada el japonés Kohei Uchimura, un deportista de excelsa técnica, doble campeón olímpico en 2012 y 2016 y plata en su primera participación, en 2008 (un total de siete medallas olímpicas), además de campeón del mundo de forma ininterrumpida entre 2009 y 2015 en el concurso completo. O la figura del bielorruso Vitaly Scherbo, que se hizo con seis oros de los ochos posibles en unos únicos Juegos, los de Barcelona 1992, compitiendo con el Equipo Unificado, un hito que no ha conseguido ningún otro gimnasta en la historia.
Sin embargo, el olimpo de la gimnasia artística femenina se ha rejuvenecido con la irrupción del fenómeno Simone Biles, cuyas proezas deportivas la han aupado al máximo nivel de su deporte: la rusa Larisa Latynina (18 medallas olímpicas, nueve oros), la checoslovaca Vera Caslavska (11 medallas, siete oros), y dejando atrás a la también soviética Polina Astakhova y la inolvidable Nadia Comăneci, el primer 10 en la historia de la gimnasia, en Montreal 1976, hace casi medio siglo, que se colgó nueve medallas en cuatro años.
En la elaboración de esta noticia han colaborado Paula Guisado y Jaime Gutiérrez (DatosRTVE) y Juanma Leralta (InfografíaRTVE / Evoluciona)