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Capítulo I

Carlos Soria quiere volver al Manaslu tras su accidente en el Dhaulagiri: "Es un milagro que esté vivo"

  • El alpinista abulense, de 85 años, rememora su complicado rescate del Dhaulagiri en 2023
  • Soria se prepara para afrontar su nuevo reto: subir al Manaslu en el 50 aniversario de la primera expedición española

Por
Carlos Soria, realizando un descenso
Carlos Soria, realizando un descenso Luis Miguel Soriano

A sus 85 años y recuperado de su grave accidente, Carlos Soria (Ávila, 1939) pretende volver al Manaslu para honrar a la primera expedición española que holló la cumbre hace justo 50 años. Nos atiende en su casa, en Morazarzal (Madrid) para contarnos los entresijos del peligroso rescate en el Dhaulagiri y cómo ha sido su recuperación para afrontar este nuevo reto. “Cada día estoy mejor”, asegura el alpinista. Este proyecto necesita de un gran patrocinador para alcanzar el presupuesto ideal [190.000 euros], pero Soria, en la primera entrega de esta entrevista a RTVE, deja un mensaje claro: “Yo voy a ir”.

¿Cómo estás? ¿Te has recuperado del todo? 

Lo lógico es que no es el mejor momento de mi vida. Mi mejor momento yo creo que era a los 60 años o a los 65 años, cuando me jubilé, que había hecho ya unos cuantos ochomiles y además tenía la libertad con la jubilación total. Pero siempre he sabido buscar un hueco para entrenar y para trabajar y para atender a mi maravillosa familia. 

¿Cómo ha sido la recuperación?

Ha sido larga porque hubo una infección, asomó un tornillo de la pierna y no hubo más remedio que a los seis meses volver a abrir y quitarme los hierros. Pero claro, tengo a dos buenos amigos, a Manuel Leyes y María González [sus traumatólogos] que son maravillosos. Mientras me operaban [sufrió una fractura de tibia y peroné] vinieron los dos a decirme: "¡El hueso está fenómeno!" Fue una alegría tremenda. Manuel ya me dijo: "¡Tú tienes un hueso de ciclista de 30 años, pero la piel la tienes de tu edad!" Vamos a tener mucho problema con la piel y sí que lo tuvimos, pero luego tuve ahí a la dermatóloga Elena Conde, que me ayudó maravillosamente para recuperar la piel. 

En todo proceso físico también hay un proceso mental. ¿Te ha afectado psicológicamente?

A mí creo que creo que no, lo que pasa que sí me ha afectado a la pérdida de memoria. He perdido equilibrio, que estoy intentando recuperar con ejercicios. Yo creo que el sufrimiento de las primeras ocho horas del rescate fue un dolor tan intenso que hoy me afectan muchas cosas.

¿Cómo fue el accidente?

Yo llevo 70 años subiendo montañas y siempre he tenido, no la chulería, pero sí la gran satisfacción de decir que tengo todos los dedos de los pies y de las manos. Muy feos, pero los tengo enteros y nunca he tenido un accidente. En este caso, no fue provocado por nosotros, ni por mi compañero ni por mí. Fue un 'sherpa' que nos arrastró y yo me llevé la peor partida. Íbamos los cuatro en fila y yo caí estando con el pie muy clavado, como era lógico, y cuando me arrastraron, me arrastraba el peso de tres personas. Es posible que se me rompiera la pierna en el momento de tirar tres personas para mí. 

¿El lugar de la caída tenía una pendiente muy pronunciada? 

Allí había desaparecido un gran amigo mío, yendo más o menos juntos en esa montaña. Y fue muy duro aquello. Tiene una pendiente que no es fácil pararte. Estábamos a 7.700 metros. Es uno de los sitios más peligrosos del Dhaulagiri porque también es una ladera que lo estás atravesando y puede haber mucha nieve y problemas de avalanchas. En este caso, la nieve estaba perfecta. A esa altura teníamos la cumbre en la mano, que nos había costado tanto. Yo me encontraba fuerte. Llegamos al campo 2 con tiempo suficiente para que nos diera el sol y sacar las cosas para hidratarnos y para seguir adelante. Estaba en una forma física espectacular. Yo se lo achacaba a que había hecho mucha musculatura en el rocódromo.

Justo en el momento de la caída, ¿qué sentiste? ¿Un fuerte dolor?

No, el dolor fuerte le noté cuando quise moverme. Ahí dije: "¡Se acabó!" Cuando se acercó mi compañero, Sito Carcavilla, le dije: "¡Tengo la pierna rota!" Porque había visto que la rodilla miraba para arriba y el pie para el otro lado.

¿Cómo fue la reacción de Sito Carcavilla?

Tremenda, igual que la mía. Él sabía dónde estábamos, lo que suponía una fractura como esa. No había salido prácticamente nadie de allí con un accidente. Amigos nuestros habían perecido allí. Incluso uno, no por eso, sino por agotamiento. A Juanjo Garra [miembro de Al filo de lo Imposible de TVE], en un accidente parecido al mío, no lo pudieron sacar. No hubo los medios, no pudo ser y murió allí. Es un sitio peligroso y muy alto, sobre todo, para que te pase una cosa de estas. 

¿Se vivieron momentos muy tensos?

Sí, nunca he tenido una cosa tan problemática y tan cerca de quedarme allí. Yo lo primero que dije fue: "¡Aquí tiene que venir un helicóptero! Como sea, pero que llamen a mis hijas, que ellas se ocuparán". Hay un helicóptero que se puso una vez en la cumbre del Everest y de allí habían sacado gente, no a 7.700 metros de altitud, pero sí a 7.400. Aquí ni el piloto ni el helicóptero estaban en las condiciones, pero nos fueron engañando. Nos dijeron: "tenéis que bajar un poco, a lo mejor en las rocas de abajo podemos sacaros". Y yo les decía: "¡Yo no puedo moverme de aquí, no puedo!" Pero insistian: "¡Tenéis que bajar como sea, tenéis que perder altura!"

¿Cómo lograron bajar?

Pues con dos o tres 'sherpas' detrás que iban cogidos. Uno que iba delante, Sito que iba con ellos y yo pegando unos gritos enormes porque las primeras ocho horas, casi todas, eran de travesía. Aquello fue muy duro. Me arrastraron con el mono de traje de pluma y yo ayudaba como podía, me levantaba un poco y ayudaba con las manos mientras podía. Me desmayaba, chillaba muchísimo... los 'sherpas' se paraban y Sito decía: "¡No importa la pierna, lo importante es perder altura! ¡Hay que bajar!" Nos costó trabajo meterme en la tienda con la pierna rota en el campo 3. Me daba pena por Sito, que tenía la responsabilidad allí conmigo, porque yo le decía: "¿Qué va a pasar aquí? ¿Se va a quedar a morir conmigo?" Yo creo que si veo eso soy capaz de cortarme la cuerda y soltarme. Pero vamos, no hizo falta ninguna de esas cosas. El dueño de Seven Summits llamó a dos amigos polacos que habían estado allí con nosotros y que se iban a su casa y les dijeron: "¡Oye, Carlos ha tenido un accidente!" Y no lo dudaron ni un minuto. Llegaron con la camilla y eso hay que agradecérselo toda la vida, nos dieron una inyección de moral tremenda. A partir de ahí, fue más fácil, pero muy peligroso. Quedaban mil metros con una pendiente muy fuerte. Había que hacer movimientos y la camilla se daba la vuelta. Pero salió bien [tuvieron que bajar hasta los 6.200 metros de altitud donde les rescató el helicóptero en un rescate que duró más de 30 horas] porque era gente con muchas ganas, con mucha técnica y con mucha fortaleza. 

 EQUIPO EXPEDICIÓN

Eso habla del buen nombre que te has ganado en la montaña.

No quiero presumir de eso, pero un poco sí. Hay mucha gente que me quiere y me dicen que querré olvidar y les digo que no. No quiero olvidarlo. Quisiera que no hubiese ocurrido, pero olvidarlo no, porque he recibido cariño de tanta gente, que también me ha servido para estar muy contento de lo que ha pasado.

¿Se te pasó por la cabeza que perdías la vida?

No estoy seguro del todo. Sabía que era muy complicado. Pensé en lo que había ocurrido allí tantas veces y que era muy difícil salir. Pero no sé si en algún momento perdí la esperanza. Sabía que era fácil que me quedase allí, pero que también podía salir. Sí que les dije: "¡No me dejéis morir en esta ladera!" El buen tiempo acompañó. Debo agradecer que Manuel Leyes y María González se prestaron para ir también a Katmandú y operarme.

¿Crees que es un milagro que estés hoy en día vivo?

Sí, es un milagro. [Se emociona] Maravilloso milagro, pero es un milagro. 

Casi 2 años después del desgraciado accidente, ¿pretendes volver al Manaslu como homenaje a la primera expedición española cuando se cumplen 50 años? 

Sí, esto se le ocurrió al vicepresidente de mi club, en la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, que además es cámara y lo habló con el presidente. Sería muy bonito. Y nos llamaron para contárnoslo y a mí me pareció una maravilla. Fue la primera montaña a la que fui. Yo participé en la expedición de la ascensión de 1975 , pero me hice daño a 7200 metros y no pude llegar a la cumbre. Llegaron otros compañeros, llegó Jerónimo López y Gerardo Blázquez y un 'sherpa' que venía detrás de nosotros. Aquella época era el éxito de una expedición. Ahora parece que es el éxito de la persona que sube allí. Es la montaña que más me gusta. Es el único ochomil que tiene vida a su alrededor. Sama para mí es mi pueblo. Hemos ayudado para un colegio allí y somos muy queridos.

¿Te sientes preparado?

Sí, me siento preparado. Cada día estoy mejor y las ganas las tengo a tope. Es más, quería haber subido al Aconcagua, que tiene 7.000 metros, pero por una pequeña lesión, creo que no podré. Si no, a lo mejor, me iré una temporada como he ido otras veces al CAR de Sierra Nevada, a entrenarme allí en altitud. Yo también tengo una cámara hiperbárica que, un mes antes o 20 días antes, dormiré en ella también porque me vendrá muy bien. Además, nosotros no vamos derechos al campo base. Nos vamos al valle del Khumbu para hacer un recorrido de diez o doce días y acabamos llegando a 6000 metros y eso nos hace llegar luego al campo base ya casi preparados, para cuando haya un momento de buen tiempo, atacar la cumbre.

Hace unos meses volviste a la montaña, concretamente, al Pico Lenin (7.134 metros de altitud).

Sí, pero hubo muy malas condiciones. No estuve en la cumbre, pero estuve entrenando por encima de los 5000 metros y me encontré bastante bien. Tenía pensado también igual irme a Argentina, a un sitio que conozco con unos 5000 metros llegando casi a 6000 metros.

 IÑIGO ZUBELDIA

La preparación y las ganas son intactas, ¿y de presupuesto? ¿Cómo está la financiación?

Tenemos un apoyo fantástico de la Comunidad de Madrid, que está encantada con la idea porque aquella primera expedición fue una expedición que salió de Madrid y de la mayoría de gente de mi club. Yo estoy dispuesto a ir de cualquier forma. La Comunidad nos ayuda con un poco de dinero [18.000 euros] porque ellos no pueden hacer mucho más, pero nos ayuda y nos da toda su moral. Nuestro club no nos puede dar dinero para esto. Necesitamos un patrocinio, pero yo voy a ir.

¿Haya o no haya un gran patrocinador Carlos Soria va a ir?

Habrá ese pequeño patrocinio de la Comunidad de Madrid y yo arreglaré el resto como pueda, pero yo voy a ir y siempre con algún compañero de los míos. 

El presupuesto idóneo es alrededor de 190.000 euros.

Ese sería el ideal con un grupo estupendo de alpinistas y, entre ellas, Belén Rodríguez, la gran corredora de altitud que quiere subir en el día, subir y bajar y estaríamos juntos en la cumbre, porque para subir en el día, pues necesita que los 'sherpas' hayan colocado alguna cuerda, que haga huella y que lo pueda hacer. Me gustaría que estuviesen Sito Carcavilla, Luis Miguel López Soriano, Pedro Mateo, Jorge Palacio y Pedro Nicolás. Javier Garrido y Alberto Flechoso estaría bien para que grabaran un documental.

¿Esta ascensión al Manaslu puede ser un buen test para cerrar el círculo de los dos ochomiles que te quedan por coronar [el Dhaulagiri y el Shisha Pangma]?

Lo de los dos ochomiles yo creo que lo voy a dejar. Yo quiero ir al Manaslu y subir al Manaslu y después ya pensaré lo que quiero hacer. Hay gente que dice que cierras el círculo, pero yo no cierro ningún círculo. Mientras tenga vida, voy a seguir subiendo montañas. Y si solo puedo subir al Cerro del Telégrafo, que lo tengo aquí arriba, subiré al Cerro del Telégrafo y si no, me daré un paseo por la dehesa o iré a La Pedriza a dar una vuelta mientras pueda. Cuando tenga dejar todo eso, me daré la vuelta a la manzana de mi casa. 

¿Pero sigue siendo tu mayor sueño?

Ahora mi sueño solo está en el Manaslu. Quiero ir a aquel lugar que tantos recuerdos tengo. Es mi primer contacto con el Himalaya. Para España era un momento decisivo la primera vez que íbamos al Himalaya y, sobre todo, para los alpinistas españoles

¿Pero no descartas culminar los 14 ochomiles?

Lo de conseguir los 14 ochomiles lo veo complicado, pero sí que me gustaría volver al Dhaulagiri, pero no creo. De momento no quiero ni pensar en ello. Solo pienso en el Manaslu ahora y es lo que quiero hacer y para eso me estoy preparando.