Volvió a fallar en el planteamiento inicial con una rotación bastante discutible. Meter a Diarra por Lass sólo
porque el Lyon es fuerte en los balones aéreos y porque el francés estaba apercibido no tiene mucho sentido. Poner a un jugador sin ritmo,
dejar los 90 minutos sobre el campo a un futbolista que no juega nunca, es un experimento destinado a partidos como el del Xerez, no a unos octavos de final de la Champions.
El entrenador entregó el centro del campo y, lo que es peor,
no supo ni quiso corregirlo a tiempo. El chileno volvió a estar rácano con los cambios, como si se los cobraran. El tercero se quedó sin hacer y Lass, que podía haber oxigenado el centro del campo en el último tramo, no salió. Además, debió quitar a Kakà. El brasileño no hizo nada en todo el encuentro y físicamente le sobró la mitad. Higuaín, aunque gris, llevaba algo de peligro, como demostró poco antes del cambio con una contra en velocidad.
Sólo acertó quitando a Marcelo, una vez más desquiciado en defensa en cuanto hay algo de trabajo.