Las claves de la vuelta de semifinales de Champions, por DAVID RAMOS
El Barcelona jugará la final de la Champions en Wembley tras contener a un voluntarioso Real Madrid (1-1) en el partido de vuelta de semifinales disputado en el Camp Nou. Los de Guardiola, mejores en cada aspecto del cómputo global de la eliminatoria, administraron sin apuros la renta obtenida en el Bernabéu en el clásico más diferente de los cuatro. El Barça hizo su partido, con mucho toque y sin asumir riesgos. Salvo un gran cuarto de hora final en la primera mitad en el que no mató el cruce gracias a un Casillas pletórico, al conjunto catalán le costó dominar más de lo habitual. Esta vez tenía en frente a un equipo ambicioso por necesidad. El Madrid salió a mirarle a los ojos y, aunque no le quitó la pelota, intentó jugar, se vació presionándole muy arriba y pudo meterse de lleno si de De Bleeckere no anula un gol legal de Higuaín al comienzo del segundo acto. Lo que vino después pasa a un segundo plano. Pedro puso la puntilla en el 54' y Marcelo, que dio ligeras esperanzas a los blancos en el 62', salvaba la dignidad merengue en una eliminatoria que se define con tres conclusiones: superioridad del Barça, falta de ambición del Madrid en la ida y la roja a Pepe.
Guardiola: "Ha sido una de las noches más bonitas que he vivido".
Sandro Rosell: "Ha ganado el fútbol, han triunfado los valores"
Karanka: "Mourinho está indignado como todo el madridismo"
Valdano: "Eliminatoria marcada a fuego por la actuación arbitral"
Para no romper la tradición de los clásicos, el partido tuvo su jugada polémica. En el primer minuto de la segunda mitad y con empate a cero en el marcador, Cristiano Ronaldo conduce una rápida contra, Piqué desequilibra su zancada y el portugués cae con la espalda sobre el tobillo de Mascherano. Higuaín, en carrera, sigue la jugada y cruza el balón a la primera ante Valdés. Pero el gol no sube el marcador. El colegiado interpreta que Ronaldo hace falta en la caída y se equivoca, ya que de haber infracción, la comete Piqué. De Bleeckere no debió pitar nada en aplicación de la ley de la ventaja. El 0-1 hubiese dado vida el Real Madrid con 45 minutos por delante.
El internacional canario recuperó su mejor versión, cómo no, ante el eterno rival. No había aparecido demasiado en los tres choques anteriores, pero dejó lo mejor para el final. El canterano, que no pudo superar a Marcelo en el uno para uno, hizo un muy buen trabajo tanto en la transición como en los apoyos y obtuvo su premio a falta de media hora. Recogió una genial asistencia de Iniesta y superó por abajo a Casillas para matar la eliminatoria.
1-0. Pedro adelanta a los culés. El pase, espectacular, fue de Iniesta. El delantero canario se mete entre los rivales y consigue batir a Casillas.
1-1. Marcelo empata el partido rematando con la zurda un pase de Di María, que antes había estrellado la pelota en el palo tras una gran jugada personal.
Con la ventaja de la ida, el partido se presentaba a pedir de boca para el Barcelona. El 0-2 obligaba al Madrid a atacar, y para ello se necesita la pelota. Por tanto, la misión era tan clara como 'fácil' para este Barcelona: defender con ella, aprovechar los espacios que el Madrid estaba obligado a dejar y atacar con prudencia para no conceder contras. Messi y Pedro se intercalaron en la línea de medios para presionar y tocar siempre en superioridad, ofreciendo posibilidad de pase, tirando paredes y participando del primer toque de Xavi, Iniesta y Busquets, que controlaron el tempo del partido aportando calma, pero también entrega cuando el Madrid intentó achuchar, sobre todo tras el tanto de Marcelo. El Barça, siempre dinámico con y sin balón, perdonó en el primer tiempo, pero tuvo paciencia y supo esperar su ocasión hasta que Pedro puso el punto y final. Jugó con inteligencia y contuvo al contrario haciéndole correr. El dato es claro: el Madrid más atrevido solo generó dos ocasiones.
Iniesta: "Este es un momento único, el hecho de estar de nuevo en una final es algo muy bonito"
Pedro: "Esperamos que se repita la historia de la final de 1992 en el estadio de Wembley"
Guardiola: "Ha sido muy duro llegar hasta aquí, dejadnos disfrutar de este gran momento"
Una de cal y otra de arena por parte del Real Madrid en este sentido. Por un lado, obligado por las circunstancias, el Madrid salió a jugar al fútbol y el equipo mejoró, dejando en el aire la incógnita de qué hubiese pasado si la propuesta en el partido de ida hubiese sido distinta. Xabi Alonso y Lass, aunque superados por la línea de medios azulgrana, estuvieron enormes en las tareas de recuperación y muy entonados en la salida del balón. Distribuyeron con intención y la pelota circuló con criterio cuando estuvo en su poder, dando otro aire a un equipo (y aquí viene la de arena) voluntariamente descentrado por momentos, demasiado pendiente del árbitro, con constantes aspavientos y aparentemente partícipe de una insólita teoría de la conspiración. Los gestos de Casillas dándose palmadas en la cara y sus declaraciones victimistas al finalizar el encuentro, hablando del gol anulado como "otra más, como siempre", dibujan un equipo que parece haber perdido demasiado tiempo en buscar excusas (basta con revisar la rueda de prensa de Karanka previa al partido: "Tras la decisión de la UEFA, el partido queda en un segundo plano") mientras en frente hay un rival que se limita a jugar al fútbol. Uno se puede equivocar, pero todo el mundo...
Otra vez 'san Iker', y van tres. El meta madridista volvió a salvar a su equipo y mantuvo con vida al Real Madrid hasta el gol de Pedro. Si el Barça no finiquitó antes la eliminatoria fue gracias a dos intervenciones espectaculares suyas. La primera con una estirada de foto a disparo cruzado de David Villa y la segunda, aún más difícil, repeliendo un duro disparo seco y raso de Messi que parecía imposible ver entre tantas piernas.
Como siempre, las esperanzas merengues estaban depositadas en él, pero fue con diferencia el peor del partido. Inmaduro, protestando jugadas en vez de seguirlas; insolidario, olvidándose de defender y dejando rematar solo a Busquets en un córner; impreciso, fallando en la entrega en la contra más clara del Madrid en la primera mitad; y frívolo, destrozando una buena ocasión por intentar pasar la pelota con el hombro y no con la cabeza, que era lo fácil, a un Higuaín que esperaba solo en boca de gol para rematar.
Tras el gol de Marcelo el Madrid volvía a necesitar dos goles. O lo conseguía, o se acababa la temporada. Pero no pareció motivo suficiente para arriesgar más. Adebayor por Higuaín y Özil por Kakà, hombre por hombre. Mourinho, desde su hotel, prescindió de la heroica del todo por el todo cuando no había nada que perder. Lo normal parecía jugársela con Benzema sacrificando a un pivote o un defensa para cazar algún balón... ¿Por qué no?
La gran noticia. Casi dos meses después de ser operado de un tumor en el hígado, Abidal reapareció para llevarse la ovación de su público. Precioso el detalle de Guardiola con el lateral francés, que acabó siendo manteado. Sin duda, la mejor victoria