DAVID RAMOS- Las claves del partido de cuartos de final.
España se mete por tercera vez consecutiva en la semifinal de una gran cita de selecciones tras ganar a Francia (2-0) con una solvencia inesperada y desmedida para la magnitud del choque. 'La Roja' liquidó sin grandes alardes al conjunto de Blanc, reducido a la nada por el toque inagotable. Ni siquiera hizo falta profundidad, solo posesión y acierto. España tuvo una, el cabezazo de Xabi Alonso, la metió y empezó a dormir el partido con un escandaloso consentimiento del técnico galo, que renunció a la identidad 'bleu' acomplejado por los acontecimientos de la última jornada de la fase de grupos. Su alineación defensiva solo sirvió para facilitar las cosas al sistema de Del Bosque, sin nueve, propicio para el rondo 'del recreo'. El partido, sin ocasiones de gol, era verdaderamente tedioso para el espectador no involucrado. España ganaba y se pasaba la pelota mientras Francia no cambiaba nada, trotando y trotando de un lado a otro sin anticipación, presión ni robo. A la hora de partido, el equipo ya se había desfondado corriendo detrás del balón, por lo que la salida de Nasri, Menez y Giroud no sirvió de nada. El resto estaban fundidos, como una panda de guiñoles a los que Xabi remató en el '89 transformando un penalti cometido sobre Pedro. El pase a semifinales constituye ya un nuevo éxito para esta selección, empeñada en demostrar que su ciclo no ha terminado. La Portugal de Cristiano Ronaldo espera el miércoles.
El precio de este jugador sube cada día que pisa el césped en la presente Eurocopa. Espectacular rendimiento del lateral valencianista, junto a Coentrao el mejor '3' del torneo. Jordi Alba mete otra velocidad al equipo, es vertical y siempre tiene un recurso técnico. Dio profundidad a Iniesta para que éste le metiese un balón al hueco, ganando la línea de fondo y sirviendo una asistencia inmejorable a Xabi Alonso en el segundo palo. También fueron suyas dos buenas asistencias a Pedro. Pasó por encima del antídoto Debuchy-Reveillere. Estuvo en todas y no fue nunca superado en sus labores defensivas.
Esta vez le tocó ser decisivo al tolosarra, que firmó un doblete ante Francia para celebrar su partido número 100 con la selección. Exhibió llegada desde atrás en el primero, rematando en carrera fuerte y picado al palo largo de Lloris un servicio extraordinario de Jordi Alba, y frialdad en el segundo, colocando el penalti definitivo donde pone en los manuales, en el lateral de la red. El medio del Real Madrid completó un partido redondo. Bajó a recibir y construyó sin oposición ni errores en un encuentro en el que ganó en presencia. Xabi era una de las piezas cuestionadas tras las dudas que dejó el choque ante Croacia, pero se reivindica en el momento clave.
1-0. Gran cabezazo ajustado de Xabi Alonso en el segundo palo a pase de Jordi Alba.
2-0. El centrocampista transforma el penalti provocado por Pedro y da la tranquilidad.
Suecia y Croacia tuvieron un papel determinante en el partido. La derrota ante los suecos llenó de dudas al combinado francés, que había subido su autoestima tras las dos primeras jornadas, mientras que la presión que Bilic ideó contra España parecía enseñar el camino de cómo hacer daño a 'La Roja'. Ambos factores acomplejaron a Blanc. El primero le invitó a desconfiar del potencial propio y el segundo le llevó a jugar en función del rival. Sacó del once el talento de Nasri para dar entrada al lateral Debuchy en el medio del campo, con Reveillere cubriéndole las espaldas. La figura del doble lateral parecía la fórmula para desconectar a España, pero terminó por cortocircuitar a Francia, incapaz de trenzar una jugada clara de ataque. El plantemaiento ultradefensivo de Blanc desencadenó un estado de agotamiento estéril. Resultados del experimento: Benzema y Ribery desesperados y desasistidos, ni una ocasión clara de gol en todo el encuentro y eliminación bochornosa.
Cuando España tiene el día acertado en el pase, la desesperación del contrario está casi asegurada, y más si juega a favor de marcador. La campeona comenzó dominando el partido, se adelantó pronto y, salvo una leve pájara al final del primer tiempo, dominó el destino del partido con una seguridad aplastante. No es fácil ver un encuentro de cuartos de final en el que el equipo que pierde por uno no termine acorralando al contrario, aunque sea a base de empuje y córners. Francia no tuvo opción de nada de eso. Parecía un amistoso. España sabe aguantar como nadie un resultado sin agonías. Todos la tocan, todos defienden. La selección se comportó como un bloque que además va ganando cada vez más seguridad atrás, donde la figura de Sergio Ramos comienza a sobresalir.
Sobre el papel, estaba claro que la intención de Blanc era alargar al máximo el empate a cero a la espera de la ocasión aislada. Pero lo inexplicable es que tras el gol de Xabi no hiciese nada. El técnico 'bleu' tuvo desde el minuto 16 de la primera mitad para introducir algún cambio que le permitise intentar remontar, pero decidió tirar a la basura 45 minutos más sin variación en la propuesta, en total medio partido defendiéndose del que va ganando. El equipo se asfixió y España aceptó el regalo.
La forma en la que ambos equipos llegaron al final del encuentro representa la diferencia entre tener el balón y correr detrás de él. La presencia de Cesc como falso nueve impide el ataque directo y resta llegada, pero se vuelve tremendamente cómoda a la hora de jugar a favor de marcador. Retrasaba su posición y favorecía el incio de la segunda jugada una y otra vez. Su presencia entre líneas agotó la gasolina de Mvila y Cavaye. España desgastó hasta el aburrimiento a Francia gracias al tanto de Xabi. Francia no apretó por imposibilidad física.
Guardiola no exageraba cuando se empeñaba en ensalzar el trabajo de Busquets en el Barça. Sergio hace el trabajo más ingrato, el que nunca se ve ni sale en las portadas de los periódicos. Pero sin su esfuerzo en la recuperación nada sería posible. Llega a todo. Siempre es capaz de alargar la pierna el centímetro justo para meter la puntera. Un diez en colocación y un criterio exquisito para dar salida a la pelota. Tiene el don de multiplicarse. Unos cuantos franceses habrán soñado con él.