Las claves del España 1 - 0 Alemania
Por David Ramos
Sólo su pundonor podía derribar la muralla alemana. España no olvidará jamás el día en que Puyol voló como un superhéroe para rematar con el alma y meternos por primera vez en la historia en la final de un Mundial. Qué bestia. Qué bárbaro. Parecía que iba a reventar la pelota con la cabeza, como si todo el país estuviese rematando con él. Fue con todo a conectar con el balón. Era suyo sí o sí, y hubiese derribado a todo aquel que osara interponerse en su camino. Esa determinación, esa rabia que contagia solidaridad y sacrificio al grupo y que emociona a la afición, fue la que eliminó a Alemania (1-0). Sólo su fe podía destrozar a los alemanes en un córner. Su gol, dedicado al cielo, a Josep, su padre, es un justo premio al trabajo y a la humildad de un deportista ejemplar.
Así se cantó el golazo de Puyol en los micrófonos de Tablero Deportivo
Explosión de felicidad en el momento del final. Un audio para recordar
El canterano del Barça aprovechó su oportunidad. Le dio otro aire al juego de España gracias a su velocidad y a su movilidad entre líneas, ofreciendo siempre opciones de pase a Xavi, Iniesta y Xabi Alonso. Incansable e inspirado, presionó, tiró desmarques de banda a banda y encaró sin complejos al lateral de turno, desbordando por banda y firmando las mejores jugadas del encuentro. Su único 'pero' fue perdonar el 2-0 en una contra clarísima. Llegó a la frontal en un dos para uno con Torres solo al lado y se le hizo de noche. Tuvo varios segundos para soltarla y terminó de forma inexplicable una jugada de las que sólo se olvidan con una victoria.
Ya se advertía en la previa que el equipo que ganase la batalla del centro del campo tendría medio billete para la final. Y así fue. España le quitó la pelota a Alemania e hizo su mejor partido del Mundial. Movió el juego de lado a lado, con intención, y sobrecargó el cuentakilómetros del equipo de Löw, que tardó muy poco en darse cuenta de que era imposible llevar la iniciativa. Del Bosque hizo superioridad en el centro del campo metiendo a Pedro por Torres y logró que 'la Roja' dominase el partido de principio a fin, salvo los minutos finales en los que Alemania, lógicamente, achuchó con balones bombeados.
A los rivales de España les ocurre lo mismo que a los clubes que se enfrentan al Barça de Guardiola: piensan que por enfrentarse a un conjunto preciosista que vive por y para el balón no les va a presionar. Alemania sabía que España empezaría buscando posesiones largas, pero se esperaban poder hacer lo mismo cuando ellos tuviesen la pelota. Creían, y quizá podrían de vez en cuando, que tutearían en el medio a los españoles con su triángulo Khedira-Schweinsteiger-Özil, pero obviaron que para eso el balón les tenía que llegar. Del Bosque estuvo muy bien presionando la salida de balón de los centrales, a los que obligó a hacer malas entregas, pases muy forzados y telegrafiados a los que Busquets, cuyo campeonato es increíble, no paró de anticiparse. Muy bien Iniesta también en la recuperación.
España jugó a lo campeón con un estilo que, como apunta Lopetegui, pasará a la historia. El equipo mostró autoridad y mandó con la tiranía del que se sabe superior ante la selección que más fuerte se había mostrado en el campeonato. Empujó y empujó, entrando con fe por ambas bandas y metiendo a Alemania en su campo. España propuso. Salió a ganar segura de sí misma y por eso está en la final. Manejó el partido, apretó y generó ocasiones hasta que Puyol 'abrió el melón' en la opción más inesperada. En definitiva, España hizo un partidazo, como resume Del Bosque, algo que también ha reconocdio Löw, que asegura haber caído contra los mejores.
Siendo justos, hay que reconocer que el árbitro húngaro nos echó una pequeña mano en la primera mitad en dos lances que pudieron ser determinantes. Primero le perdonó la roja a Ramos por un pisotón a Podolski. Aunque sin intención de hacer daño, llegó tarde con la plancha por delante y le clavó los tacos en una acción parecida a la que le costó tres partidos a Ribery en la Champions. Luego, justo antes del descanso, los alemanes pidieron penalti de Ramos a Özil. El español, fruto de la inercia de la carrera, no puede frenar y se trastabilla con el alemán a muy pocos centímetros del área, aunque éste termina cayendo dentro. No es penalti por tanto (como se aprecia en la imagen central), pero sí falta en la frontal, ya que hay contacto suficiente para desequilibrarle. El defensor sevillano era el último hombre y de nuevo debió ser expulsado.
Volvió el mejor Xavi. El que rota sobre sí mismo con la pelota, el que la protege como nadie y descarga el juego allá donde esté un jugador libre de marca. El de Alemania fue sin duda su mejor partido del campeonato, aportando pausa y sentido a cada jugada y bajando un poco más a recibir cuando hacía falta. Un recital en la lectura del juego. Tuvo claridad, frescura y precisión (parece que al final le ha cogido el truco al Jabulani tanto en el control como en el golpeo). De ahí que fuese nombrado el jugador más valioso del encuentro. España vuelve a disfrutar de su maestro de orquesta, algo vital de cara a la gran final del domingo contra Holanda.
La entrada de Pedro en el once devolvió a Villa a la posición de delantero puro, donde aparece menos que saliendo desde la izquierda. 'El guaje' es el sacrificado de un sistema con el que hay que reconocer que España juega mejor. Se vio aislado, acabó tirándose al costado y el área quedaba ausente de rematadores. Del Bosque tiene que pulir este defecto del sistema de único punta y ensayar más una incorporación de segunda línea que permita a Villa escorarse cuando no entre en juego. Aún así, Villa no pierde el olfato y rozó el gol en dos ocasiones: una nada más empezar a pase de Pedro y otra en la segunda parte, donde Iniesta mete un pase al que no llega por centímetros a puerta vacía.
David Villa, en RNE: "Hemos hecho historia"
Ha recuperado la confianza y sólo dudó en el primer córner de los alemanes. Casi 'se lo traga', pero finalmente logró apartar el balón de una cabeza alemana con la punta de los dedos. En el resto se le vio muy seguro por arriba, saliendo a despejar con decisión, y tuvo dos buenas intervenciones. La primera a fuerte disparo raso de Trochowski que desvía con su mano izquierda en una buena estirada, y la segunda, providencial, sacándole un remate franco a Kross en el minuto 68 con empate a cero en el marcador. Fue la gran ocasión de Alemania y pudo cambiarlo todo.
La 'orange' es nuestro último obstáculo para alcanzar el sueño de ser campeones del Mundo. Es la única selección que ha ganado todos sus partidos en el presente campeonato. Viene de cargarse en semifinales a una dignísima Uruguay (3-2), pero antes dejó en la cuneta y contra pronóstico a la gran favorita, Brasil. Su situación es parecida a la de España. Una gran generación de futbolistas que ha encontrado la madurez y el equilibrio suficientes para meterse en una final de un Mundial 32 años después. Antes jugaron dos, siempre ante la anfitriona, y perdieron (en 1974 con Alemania y en 1978 contra Argentina). Esperemos que a la tercera no vaya la vencida. El éxito de Holanda se debe a dos motivos fundamentales: por un lado están la disciplina y rigor táctico con los que el seleccionador Bert Van Marwijk ha modificado un estilo cuya anarquía o 'despreocupación' defensiva acababa tirando por tierra todo talento y estética, y por otro el momento que atraviesan sus máximas estrellas, Robben (2 goles) y Sneijder (5), dos firmes candidatos al Balón de Oro que ya llegaron a Sudáfrica tras haber hecho la temporada de su vida en sus respectivos clubes (ambos se enfrentaron en la final de la Champions).
Comparador de Selecciones Mundial 2010
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