Por David Ramos
España gana a Portugal 1-0 y pasa a cuartos de final con la mejor de las sensaciones: recuperando su fútbol y acreditando que todo lo que pone en su currículum es cierto. Ante los lusos 'la Roja' sacó el espíritu de campeón que se forjó hace dos años y casi siempre manejó el balón con el sentido que requería cada momento, tanto para buscar el gol como para no dejar a los portugueses meterse en el partido. Xavi por fin entró en juego y vaya si se notó. Bendito taconazo. España confirma los síntomas de recuperación y, lo que es mejor, está en clara línea ascendente. Aunque sigue fallando ocasiones (el resultado se antoja demasiado corto), el equipo sí ha adquirido ese 'punch' que se echó de menos en la fase de grupos. Ahora acaba las jugadas. Dispara y mete miedo. Muerde. Le gustó hasta a Luis Aragonés. Nos espera Paraguay.
Cristiano Ronaldo completó ante España un partido que refleja lo que ha sido su Mundial. Demasiado poco, por no decir nada, por parte de uno de los que estaban llamados a la gloria. Empezó en la banda de Capdevila, se cambió a la de Ramos y acabó desquiciado con Carlos Queiroz cuando le situó como delantero centro. Piqué y Puyol le ganaron siempre la partida y todo su peligro llegó en un lanzamiento muy lejano de falta que un dubitativo Iker Casillas rechazó con muchos problemas. Para colmo, no ayudó en defensa. No persiguió nunca al lateral. España volcó todo su ataque por la banda en la que él estaba porque entraba en superioridad. Dejó vendido a Costa en la primera parte y a Coentrao en la segunda.
Salvo los últimos veinte minutos del primer tiempo, en los que Portugal parecía llevarse el partido a su terreno y comenzaba a generar peligro, España no dio opción. Empezó de manual, con tres disparos a puerta en los primeros seis minutos para marcar el territorio y robando muy rápido la pelota, y acabó a lo campeón. La forma en la que jugó el segundo tiempo tiene muy buena pinta de cara al futuro porque transmitió capacidad de mando. La ocasión-rebote de Hugo Almeida fue sólo un susto para España y un espejismo para los portugueses. Tan buena fue la determinación de irse descaradamente a por el partido como la tranquilidad para noquear a base de toque a Portugal ya con el marcador a favor. Recordó mucho a la final de la Eurocopa contra Alemania, en la que se defendió con la pelota sin conceder ocasiones. No hizo falta pedir la hora.
Un diez para el delantero en su debut mundialista. Sustituyó a un desafortunado Torres a falta de más de media hora y revolucionó el partido. Añadió claridad y mordiente. Acongojó a Portugal nada más salir con un remate en plancha que Eduardo se encontró y lo hizo todo bien. Ganó balones aéreos, fijó a los centrales, aguantó de espaldas, abrió el juego... tuvo tiempo hasta para que le rompiesen la camiseta. Pudo marcar en un nuevo cabezazo que se fue por poco. Como dice Lopetegui, Del Bosque lo clavó en el cambio.
Otra vez decisivo. Villa está en estado de gracia. Volvió a llevar muchísimo peligro desde la banda izquierda y tuvo dos buenas ocasiones antes del gol que nos mete en cuartos. De nuevo una combinación en cuatro toques de las que le gustan a España. Iniesta la mete entre varios defensores, Xavi prolonga con el tacón y Villa, que no puede con un gran Eduardo a la primera, no falla en el rechace.
El andaluz está en su mejor momento de la temporada... y jugando como lateral. Ofreció siempre una posibilidad de pase a los medios subiendo la banda y tuvo mucha culpa en que el equipo, que en el primer tiempo se obcecó por momentos con la banda izquierda, dejase de ser previsible. En la segunda mitad realizó una exhibición física ocupando todo el carril del dos. Llevó peligro una y otra vez, colgó balones peligrosos y mereció el gol, pero Eduardo respondió con una gran mano a su zurdazo raso y ajustado.
Hay que aplaudir al grupo y darles la razón. Dijeron que iban a muerte con su estilo hasta el final cuando algunos ya bajaban los brazos y rebajaban optimismo por lo que pudiese pasar. Ellos fueron quienes más creyeron en una propuesta que nunca cambió y han salido fortalecidos de la derrota contra Suiza. Sacar la situación adelante ha duplicado su fe. Ahora juegan con más confianza, más seguros en todas las líneas, y eso se nota en el terreno de juego. España fue superior porque movió el balón de memoria, ganó los balones divididos, gracias en gran parte a un Busquets que está inconmensurable, y no cometió errores en la entrega, exceptuando diez minutos 'tontos' de Xabi Alonso en la primera mitad.
Resulta curioso que una selección con jugadores como Cristiano, Simao, Deco y Danny pueda apostar por atentar contra el fútbol como lo ha hecho Queiroz durante todo el Mundial. Diez hombres siempre por detrás del balón y basar todo el juego a situaciones aisladas de la gran estrella es una apuesta muy pobre para un equipo que fue semifinalista en el último Mundial de Alemania. Queiroz tiró el partido al renunciar al balón con una plantilla así.
Gran partido en este sentido de la pareja de centrales y recital de Busquets. El medio catalán está haciendo un Mundial inmaculado. Dio una lección en la anticipación, leyendo los pases del contrario y cortando contras peligrosas. Por introducir un elemento de comparación, recuperó nueve balones, mientras que Pepe, un central que ocupaba su misma demarcación, sólo robó tres. Además, lideró una presión muy efectiva de todo el equipo, que hasta pareció mejorar en el aspecto físico.
En la barrera hasta ahora infranqueable de los cuartos de final de un Mundial nos espera Paraguay, que ha hecho historia tras vencer a Japón en octavos en la tanda de penaltis. No es un equipo brillante individualmente, pero ha hecho de la solidez del bloque su mayor virtud. Salvando las distancias, podría decirse que defienden como italianos y atacan como alemanes, con las líneas muy juntas atrás y la referencia arriba de Lucas Barrios. Gerardo Martino ha hecho con Paraguay una variante un poco más defensiva que la de su maestro Bielsa en Chile. No renuncia a la pelota, pero tampoco 'se muere' por tenerla. Llegan al quinto partido del Mundial habiendo encajado un solo gol (ante Italia) y sin conocer la derrota (tres empates y una victoria).
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